Napheesa Collier no dispuso del final de temporada deseado con las Minnesota Lynx. No solo por la eliminación en los Playoffs, sino por el hecho de no poder llegar a disputar el partido decisivo debido una lesión sufrida en el tercer choque de la serie ante Phoenix. Un desenlace duro, imprevisto a estas alturas, pero que ha dado paso de forma inmediata a un choque directo con la propia WNBA. Y no por el resultado de la eliminatoria.

Te recomendamos: ¿Qué sucede en la WNBA? Análisis de la compleja situación entre la liga y las jugadoras

En el tercer choque entre Lynx y Mercury, Cheryl Reeve fue expulsada por sus protestas a los colegiados y posteriormente los atacó de forma directa tanto a ellos como a la WNBA, llegando a afirmar que fue una «jodida negligencia». La entrenadora de Minnesota recibió una multa de 15.000 dólares y, al mismo tiempo, el apoyo de compañeras de gremio como Becky Hammon (Las Vegas Aces) y Stephanie White (Indiana Fever), quienes serían posteriormente multadas con 1.000 dólares por cabeza.

No obstante, la temperatura del enfrentamiento ha llegado a un nuevo punto en el día de hoy. Uno desconocido hasta ahora. Las Lynx han organizado las ruedas de prensa de final de campaña con todas sus jugadoras, como suele ser habitual en todas las franquicias, y Napheesa Collier ha aparecido con un comunicado que ha decidido leer antes de responder las preguntas de los periodistas presentes. Un texto que ha evidenciado la brecha existente entre la comisionada WNBA (Cathy Engelbert) y las jugadoras en un momento decisivo para el futuro de la competición, a las puertas de que el tiempo para firmar un nuevo convenio colectivo dentro de los plazos establecidos llegue a su fin (31 de octubre).

Pocos minutos después, las reacciones no han tardado en llegar a través de las redes sociales y preguntas en rueda de prensa. Jugadoras como Dearica Hamby y Alysha Clark han mostrado su apoyo a Collier, Angel Reese ha afirmado que ha estado de 10 y Tyrese Haliburton ha reaccionado con un «Whew» en su cuenta de X, mientras que Lexi Hull se ha explayado un poco más al respecto: «Estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho. Estamos en un momento realmente importante en la liga y se necesitan hacer cambios. Estoy muy orgullosa de ella por hacer esa declaración hoy». Un comentario que ha ido en línea de lo declarado por Stephanie White: «Tengo mucho respeto por Phee. Estoy agradecida de que contemos con mujeres fuertes dispuestas a decir las cosas que importan y que pueden marcar la diferencia para lograr un cambio».

Después de estos mensajes iniciales, la WNBPA (en la que Collier es vicepresidenta) ha sido la encargada de sumarse al movimiento iniciado por la estrella de las Lynx. A través de The Athletic, la asociación de jugadoras ha emitido las siguientes líneas: «Napheesa Collier es una líder y dirigente excepcional de este sindicato. Cuando Phee habla, la gente escucha. Confiamos en que sus palabras de hoy reflejan los sentimientos y experiencias de muchas o de la mayoría… e incluso la totalidad de las jugadoras que forman parte de la WNBPA».

A las 21:40 hora española, la esperada respuesta de Cathy Engelbert ha tenido lugar mediante un comunicado de la WNBA: «Tengo el máximo respeto por Napheesa Collier y por todas las jugadoras de la WNBA. Juntas hemos trabajado incansablemente para transformar esta liga. Mi prioridad sigue siendo asegurar un futuro brillante para las jugadoras y para la WNBA, incluyendo la colaboración para seguir elevando el nivel del juego. Me entristece la manera en que Napheesa ha caracterizado nuestras conversaciones y el liderazgo de la liga, pero incluso cuando nuestras perspectivas difieren, mi compromiso con las jugadoras y con este trabajo no va a cambiar».

Las palabras de Napheesa Collier sobre la WNBA y su comisionada

«He preparado un comunicado que me gustaría leer antes de responder preguntas. Primero, quiero felicitar a las Mercury por avanzar a las Finales. Y quiero dejar en claro que esto no trata sobre ganar o perder. Se trata de algo mucho más importante. La verdadera amenaza para nuestra liga no es el dinero, ni los niveles de audiencia, ni siquiera los errores arbitrales o el juego físico. Es la falta de responsabilidad por parte de la liga.

Desde que estoy en esta liga, se han escuchado constantes preocupaciones sobre el arbitraje, y ahora hemos llegado a niveles de inconsistencia que afectan profundamente nuestro deporte y socavan su integridad. Una cosa es si a la liga le importa o no la salud de las jugadoras, pero el hecho de que tampoco parezca importarles la calidad del producto que presentamos es, en realidad, una forma de autosabotaje. Año tras año, lo único que se mantiene constante es la falta de responsabilidad por parte de nuestros líderes.

La liga ha promovido una palabra clave como parte de su discurso en el marco del CBA (acuerdo colectivo) para justificar por qué no pueden pagarle a las jugadoras lo que realmente valen. Esa palabra es «sostenibilidad». Pero lo que realmente es insostenible es mantener un buen producto en la cancha mientras se permite que los árbitros pierdan el control de los partidos. Los aficionados lo ven cada noche. Entrenadores —tanto ganadores como perdedores— lo señalan cada noche en ruedas de prensa, antes y después de los partidos. Sin embargo, la liga solo reparte multas y mira hacia otro lado. Ignoran los problemas que todos desde dentro suplicamos que se resuelvan. Eso es negligencia.

Este pasado febrero, me senté frente a Cathy y le pregunté cómo planeaba abordar los problemas de arbitraje en nuestra liga. Su respuesta fue: «Solo los perdedores se quejan de los árbitros». También le pregunté cómo pensaba solucionar el hecho de que jugadoras como Caitlin Clark, Angel Reese y Paige Bueckers, quienes generan ingresos masivos para la liga, ganen tan poco durante sus primeros cuatro años. Su respuesta fue: «Caitlin debería estar agradecida de ganar 16 millones fuera de la cancha, porque sin la plataforma que le da la WNBA no ganaría nada».

Y en esa misma conversación, me dijo: “Las jugadoras deberían estar de rodillas agradeciendo su buena suerte por el contrato televisivo que conseguí para ellas”. Esa es la mentalidad que dirige nuestra liga desde lo más alto. Cada día salimos a batallar para proteger una liga que no nos valora. La liga cree que tiene éxito a pesar de sus jugadoras, no gracias a ellas.

Tengo el privilegio de ver a mi esposo dirigir una liga (Unrivaled) donde tiene que equilibrar cien cosas a la vez. No voy a fingir que es un trabajo fácil, pero incluso con todo lo que tiene en su plato, siempre se toma el tiempo de comunicarse con las jugadoras cuando ve una lesión, ya sea en Unrivaled o incluso durante la temporada de la WNBA. Eso es liderazgo. Es el elemento humano. Es integridad básica. Es el mínimo que cualquier líder debería representar. Solo este año, he recibido llamadas, mensajes y buenos deseos de muchas jugadoras de toda la liga. Esos momentos me recuerdan que a veces hay cosas más grandes que los resultados del juego.

¿Pero saben de quién no he recibido ni una llamada, ni un mensaje? De Cathy. No ha habido ni un solo contacto. Lo único que recibimos fue un mensaje, desde su número, a mi agente, diciendo que ella no cree que el juego físico esté contribuyendo a las lesiones. Eso es indignante, y es el ejemplo perfecto del enfoque insensible y despectivo que siempre parece adoptar.

Finalmente me he cansado. Durante demasiado tiempo intenté tener estas conversaciones en privado, pero está claro que no hay ninguna intención de aceptar que hay un problema. La liga ha dejado claro que no se trata de innovación. No se trata de colaboración. Se trata de control y poder. Me he ganado esta plataforma y he pagado el precio para llegar hasta aquí. Y ahora tengo la responsabilidad de hablar en nombre de los aficionados, y de todos en esta liga que merecen algo mejor. La respuesta de la dirección de la liga ante la rendición de cuentas es silenciar voces mediante multas.

No me preocupa una multa. Me preocupa el futuro de nuestro deporte. En algún momento, todos merecen escuchar la verdad, de parte de alguien que, espero, se haya ganado el beneficio de la duda para luchar por lo que es justo y correcto para nuestras jugadoras y nuestros aficionados. Tenemos a las mejores jugadoras del mundo. Tenemos a los mejores aficionados del mundo. Pero en este momento, tenemos el peor liderazgo del mundo. Si no supiera exactamente en qué consiste este trabajo, tal vez no me sentiría así. Pero, desafortunadamente para ellos, sí lo sé. Servimos a una liga que ha demostrado pensar que entrenadores campeones y jugadoras del Hall Of Fame son prescindibles. Y eso está bien; esto es deporte profesional. Pero no voy a quedarme en silencio mientras se aplican estándares distintos dentro de las oficinas de la liga»

Etiquetas de Mautic

 

Deliza hacia abajoSigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos