Hacía diez años que José Mourinho no regresaba a Stamford Bridge. El técnico portugués volvió a Londres tras su marcha en diciembre de 2015 y lo hizo por un motivo de peso: disputar la Champions. Bajo las órdenes del Benfica, se estrenó con su nuevo club en la máxima competición europea, aunque cayó derrotado por 1-0.

El Chelsea logró salir adelante en un partido en el que los portugueses le plantearon un ‘tú a tú’ muy interesante al conjunto londinense. Y es que al Chelsea le costó, y mucho. De hecho, el único tanto del partido fue en propia portería, de Richard Ríos en el minuto 18 de partido (1-0). Mourinho conocía bien a su rival y a Maresca y estuvieron a punto de igualar el encuentro en varias ocasiones.

Pero pese a la derrota, no podíamos marcharnos sin escuchar al denominado «The Special One» soltar alguna perla en sus declaraciones. Ya lo vimos durante el partido haciendo gestos muy significativos en banda, para calmar a sus jugadores de varios enfrentamientos. El exentrenador del Chelsea no quería líos con la que fue su afición. Se le vio más sosegado de lo normal, aunque se esperó a la entrevista postpartido de Movistar para deleitarnos con sus respuestas.

‘Mou, ¿por qué has vuelto al Benfica?’

Cuando le preguntaron sobre su salida del conjunto turco y su llegada a Lisboa, Mourinho dijo lo siguiente: «Yo estaba tranquilo en casa después de Fenerbahçe sin pensar que sería Portugal y sería Benfica. Ni pensé el hecho de volver a casa, porque mi familia está en Londres. Yo voy a Portugal porque está el Benfica, como club. Y ahora que estoy hablando para España, decir que el presidente Florentino me mandó un mensaje que decía: ‘Estoy muy contento porque regresaste a un club de tu nivel’, y que te diga esto el propio presidente del Real Madrid…«, decía Mourinho.

Una relación intensa con Florentino en el Real Madrid

Pese a que ambos mantienen una buena relación en privado, nadie olvida la etapa cuando coincidieron en Madrid. La llegada de José Mourinho al conjunto blanco en 2010 fue una apuesta personal de Florentino Pérez, quien veía en el técnico portugués al hombre capaz de devolver al club la competitividad europea y frenar la supremacía del FC Barcelona de Guardiola. Durante sus primeros años, Mourinho contó con el respaldo total del presidente, que le otorgó un amplio margen de maniobra en fichajes y decisiones deportivas, permitiéndole construir un equipo agresivo, competitivo y ambicioso.

Con el paso de las temporadas, sin embargo, la relación comenzó a tensarse. Mourinho entró en conflicto con pesos pesados del vestuario como Casillas y Sergio Ramos, mientras que su actitud combativa con la prensa española generaba un clima de confrontación constante alrededor del club. Aunque Florentino lo defendía públicamente, en la directiva y en la afición empezaron a surgir divisiones sobre el estilo del entrenador, tanto en lo futbolístico como en lo personal.

La etapa llegó a su fin en 2013 tras tres años marcados por un balance de éxitos y frustraciones: una Liga histórica con récord de puntos, una Copa del Rey y una Supercopa de España, pero sin la ansiada Champions League. Florentino reconoció que la relación había sufrido un desgaste inevitable, y Mourinho aceptó que era momento de cerrar el ciclo. Su salida se produjo de mutuo acuerdo, dejando tras de sí una huella intensa y polarizadora que aún hoy sigue generando debate entre madridistas.