Nerea Riveiro, pedagoga infantojuvenil, publica su primer libro Cómo estimular la atención de los niños
La pedagoga, conocida en redes sociales como Pedagoque, ha publicado su primer libro «Cómo estimular la atención de los niños»
01 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.
Nerea Riveiro, conocida como Pedagoque, es pedagoga infantil-juvenil y divulgadora en redes sociales, donde comparte contenidos sobre educación y necesidades específicas de apoyo educativo como TDAH, dislexia, discalculia o altas capacidades, entre otros. Recientemente ha publicado su primer libro, Cómo estimular la atención de los niños, una guía especialmente dirigida a familias, aunque también útil para profesionales, que tiene como objetivo principal ofrecer respuestas prácticas sobre la atención infantil. El libro se encuentra disponible tanto en plataformas digitales, como en librerías.
—¿Cómo podemos identificar que un niño se distrae más de lo habitual?
El límite que pongo es que esa falta de atención le empiece a perjudicar en el día a día. No pongo una edad concreta, sino más bien que le empiece a afectar en el rendimiento académico, en sus relaciones interpersonales, su calidad de vida, que le cueste mantener una conversación o que le cueste focalizarse en una actividad. Normalmente, se puede empezar a observar esa mayor dificultad a partir de los seis o siete años porque, durante la primera infancia, consideramos que se desarrollan muy rápido, van cambiando mucho, por eso es más fiable a partir de los seis o siete años.
—Una vez detectamos que existe un problema, ¿cuáles son los pasos a seguir?
—Siempre recomiendo hablar con un profesional especializado, sobre todo es muy importante y siempre recomiendo a las familias que hablen con el orientador de su centro escolar o con el tutor para ver qué observan desde el colegio. Y después hay que plantearse si es necesario acudir a un centro privado para que pueda intervenir de manera más directa y poder cubrir esas necesidades. También el profesional orientará a las familias sobre lo que pueden ir haciendo en casa. En el libro, por ejemplo, la parte más práctica es dándole ideas a las familias de actividades que podemos hacer con poquitas cosas para estimular la atención.
—¿Qué factores pueden afectar a la falta de atención?
—Puede ser por diversas causas. En el libro me quise alejar del TDAH, que es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Normalmente, cuando hablamos de atención lo asociamos a ese trastorno, pero hay otras muchas causas, por ejemplo, la sobreexposición a pantallas, que es una gran distracción en la vida de los niños y también en la de los adultos. Luego, tener una buena higiene del sueño, descansar nuestras horas, llevar una buena alimentación y otros factores genéticos. Incluso, puede afectar algún problema a nivel emocional; cuando estamos pasando un momento a nivel emocional delicado no nos concentramos de la misma forma, ni adultos, ni niños. Las causas pueden ser varias.
—¿Existen ejercicios para trabajar la concentración?
—Cuando pensamos en atención, una de las cosas que me di cuenta cuando escribía el libro es que solo pensamos en la concentración, en mantenernos concentrados durante la misma actividad, que es lo que nosotros llamamos atención sostenida. Quise dividirlo y dar un poco a conocer también que hay otros tipos de atención importantes, como puede ser la dividida, la selectiva o la alterna. En el libro enseño una serie de actividades para trabajar cada tipo de atención con cosas que tengamos por casa. Por ejemplo, con un álbum de fotos o una revista de juguetes, intentar encontrar todos los objetos que empiecen por la letra «S». En este caso, estaremos desarrollando la atención selectiva. Al final, podemos ir variando mucho, he intentado que todas las actividades que se recogen se puedan hacer en casa.
—¿Qué diferencia a cada tipo de atención que ha mencionado?
—Como te comentaba, me centré en cuatro tipos de atención: sostenida, alterna, dividida y selectiva. La sostenida, básicamente, es la que todos conocemos, que consiste en ser capaces de mantener la atención durante un tiempo prolongado; por ejemplo, ser capaces de mantener la atención durante los 45 minutos que dura la clase. La selectiva se basa en mantener la atención en un estímulo concreto, buscando algo en concreto dentro entre un montón de cosas, lo que va a hacer que tengas que inhibir el resto; por ejemplo, buscando cosas azules en una estantería llena de objetos. En la alternada, puedo estar trabajando y cogiendo llamadas, cuando suena el teléfono, paro de trabajar y me centro en la otra tarea. Se puede confundir con la atención dividida, pero en este caso estamos haciendo dos cosas a la vez, como escuchar al profesor y tomar apuntes.
—¿Cómo influye el uso de pantallas en nuestra atención?
—Influye a todos los niveles, no solo a nivel atencional. En ese sentido, las pantallas generan unos estímulos que los niños no son capaces de gestionar porque es un cerebro mucho más inmaduro. ¿Qué pasa? Que el cerebro se acostumbra a esa cantidad de estímulos que está recibiendo y cuando realiza una tarea que no le proporciona ese nivel estímulos a nivel visual o auditivo se aburre. Por ejemplo, me pongo a leer un libro y no soy capaz de mantener la atención en él y abandono. En adultos, aunque el cerebro es maduro y está desarrollado, pasa lo mismo. Al final, las pantallas que vemos, los vídeos que solemos ver en redes sociales, que son muy cortitos, generan que solo que seamos capaces de mantener la atención durante unos segundo y que enseguida necesites algo nuevo. Estamos perdiendo el foco en eso, en mantener la atención en el día a día. Esto no solo nos afecta a nivel atencional, sino que estamos también dejando de lado el factor humano, las habilidades sociales, en el caso de los niños, o el conectar con las personas de nuestro entorno. No es la primera vez que tomando algo, mismamente con mis amigos, veo que estamos todos con el móvil encima de la mesa; parece que estamos más preocupados de los mensajes que nos llegan que de estar allí presente con las personas que queremos.
—¿Hasta qué edad no es recomendable el uso de pantallas?
Las recomendaciones oficiales dicen que hasta los 6 años se debería evitar todo uso de pantallas, ya que se sabe que tienen un montón de consecuencia a nivel de desarrollo, no solo atencional, sino también en cuanto al desarrollo del lenguaje y de las habilidades sociales y emocionales. Entre los 6 y los 12 años, se pueden ofrecer de forma muy limitada, en torno a una hora al día y, a partir de los 12, un máximo de dos horas. Es importante recordar que las pantallas no son solo la televisión, también es la tablet o el móvil; da igual si estamos viendo algo que consideremos educativo porque los estímulos siguen siendo los mismos.
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