Por fin se ha hecho realidad el sueño de uno de los mayores coleccionistas privados de arte tecnológico de Europa, el reusense Andreu Rodríguez: poner a disposición de la creatividad ligada a la ciencia y a la innovación un centro de referencia con espacio (3.000 m²) y conocimientos suficientes para guardar, reparar y exponer las obras. El New Art Centre (NAC) abrirá puertas mañana a las afueras de Reus (Baix Camp), la ciudad de Gaudí y Domènech i Muntaner, después de lograr tirar adelante un ambicioso e innovador proyecto fruto de la colaboración público-privada.
Una de las obras expuestas, durante la primera visita de presentación
Alba Mariné
No es solo un museo ni una gran sala rotativa de exposición para ir luciendo una colección con nombres como Eduardo Kac, Peter Weibel, Daniel Canogar, Ken Matsubara, Joan Fontcuberta, Marina Núñez o Felicie D’Etienne. Tampoco es solo un gran almacén con los servicios y recursos de un taller para poder reparar las obras. El NAC, construido con calidez y esmero en un polígono industrial, es una rompedora e inspiradora mezcla de conceptos. “Será como poder entrar en la cocina de un gran restaurante, ver cómo se reparan y conservan e incluso contemplar el proceso de creación”, invita Rodríguez.
Entre el museo, el taller y el almacén visitable, el NAC velará por un legado muchas veces efímero
El centro está pensado para poder acoger a los artistas durante la ejecución de sus proyectos. Se piensa en nuevos creadores y también artistas consolidados que quieran aprovechar en Reus el impulso al arte digital.
Fomentar la creatividad y de forma prioritaria su conservación. Se ofrecerá al público la posibilidad de adoptar alguna de las obras a través de un programa de micromecenazgo para garantizar así su mantenimiento. El objetivo fundacional es el de evitar que la obsolescencia tecnológica y la falta de espacio y de medios impidan que las obras puedan trascender entre generaciones. Si el NAC se consolida, en sus entrañas se protegerá el legado de creadores que desde mediados del siglo XX convierten tecnología y ciencia en valiosas formas de expresión.
Una de las 27 piezas de ‘Hello World!’, muestra del software regenerativo
Alba Mariné
Para comprender el atrevimiento y valores del proyecto ayuda una primera visita guiada al imponente NAC y hacerlo de la mano del director de la New Art Foundation (NAF), Vicente Matallana. Se plasman la pasión y audacia de Rodríguez y su esposa, la artista Marie-France Veyrat.
Muchas de las obras, instalaciones complejas y difíciles de mantener, se acaban desmontando después de un tiempo de exposición y desaparecen. Se estima que se han perdido un 70% de las creaciones de los últimos cincuenta años. El NAC no solo piensa en preservar: quiere recuperar en Reus tres obras de Paul Friedlander (Manchester, 1951) que ya fueron desmanteladas.
La exposición permanente, dinámica
Seis décadas de creatividad: de lo analógico a lo digital
La exposición inaugural del New Art Centre de Reus es Hello World!, inspirador viaje por el arte tecnológico creado en el mundo en los últimos sesenta años. Las 27 obras son una pequeña selección de la colección de la New Art Foundation (NAF), con más de 200 piezas recopiladas en los últimos 20 años. Hay historia, como una obra analógica del alemán Peter Weibel, una de las voces más importantes del arte tecnológico del siglo XX, junto a piezas contemporáneas, como la mariposa creada por Alba G.Corral. La artista instalada en La Ràpita recrea una especie en peligro de extinción gracias al software regenerativo mientras que en otra sala reinterpreta los paisajes de las Terres de l’Ebre con una preciosa obra audiovisual generativa. La muestra es una fuente de inspiración y reflexión. En una de las salas se reproduce un eclipse o se puede ver la luna dentro de un cuenco: Moon Bowl (1973), del japonés Ken Matsubara. La tecnología no está peleada con la sencillez. Una de las obras que más impacto generará probablemente es Face to Face II, creada en 2013 por el británico Anthony McCall. A través de la luz, las sombras y el humo, el artista genera un espacio efímero en el que uno querría perderse, cruzando paredes de luz que se transforman en contacto con nuestro cuerpo.
El lugar de la exhibición (700 m²), muestra de una forma de arte que vive una eclosión en todo el mundo, casi se funde con el espacio de 1.500 m² reservado para el almacén visitable. Las obras se guardan en enormes estanterías que recuerdan más una fábrica que un centro artístico. Pero junto a las cajas, enfrente, se irán exponiendo muchas obras. Se puede disfrutar por ejemplo de Alfabeto , de Marcel·lí Antúnez, cofundador de La Fura dels Baus y referente del arte robótico.
Obra del alemán Peter Weibel, pionero del arte tecnológico en el siglo XX
Alba Mariné
Junto a este almacén revolucionario está el taller, amplio (500 m²). El arte digital obliga a disponer de piezas de recambio, conocimiento y soluciones a las averías. También se ha creado una sala de conferencias para promover la reflexión alrededor del arte.
Para crear el NAC sus impulsores se han inspirado en distintos centros de arte europeos (Rotterdam, Karlsruhe o Basilea). “Queremos ser un referente internacional”, coinciden Matallana y Rodríguez. “Vendrán a Reus artistas de todo el mundo para disfrutar de nuestros servicios”, aseguran. Centro de referencia para los creadores y los amantes de esta forma de expresión artística y también puerta de entrada para los neófitos. “Es una propuesta única en el mundo”, añaden.
El New Art Centre dispone de 1.500 m2 de almacén visitable
Alba Mariné
El NAC, que ha recibido recursos de la Diputació de Tarragona, el Ayuntamiento de Reus, el Ministerio de Cultura y la Generalitat, se inaugura mañana con la presencia de 15 artistas y se podrá visitara de jueves a domingo. La mejor forma, una visita guiada de una hora (14 euros). La previsión es que hasta 15.000 personas puedan visitarlo en un año. Más de treinta empresas, la mayoría de la zona, se han sumado a la aventura.
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Alba G.Corral reinterpreta los paisajes de las Terres de l’Ebre con una obra audiovisual generativa
Alba Mariné
Hay expectación e incertidumbre porque es un concepto nuevo. El centro está a las afueras de Reus, por lo que hay que ir expresamente. Más que la cantidad se busca la calidad, el impulso del arte ligado a las tecnologías emergentes. “Será un gran espacio de creación”, apostilla Montse Grau, directora gerente del NAC.