Carme Chaparro (52 años) está atravesando un momento delicado a nivel de salud. Lo cierto es que la presentadora lleva 10 meses aquejada de una dolencia que, de momento, no ha revelado su naturaleza.

Está en el proceso de ponerle solución, y aguardando a ver qué le dicen los médicos. Chaparro, que lleva desde el pasado mes de noviembre alejada del trabajo y de baja, ha ido informando puntualmente de cómo se encuentra, pero sin revelar grandes detalles.

Hasta ahora. Este miércoles, 1 de octubre, Carme se ha sincerado más que nunca y ha abundado en su difícil presente. «Estoy muy medicada y a la espera de una operación. (…) Estoy tomando 10 pastillas al día«, ha explicado en una valiente entrevista en la revista Lecturas. 

DL_u541838_065

Carme Chaparro en una imagen de archivo.

Carme Chaparro en una imagen de archivo.

Gtres

Sostiene, en la línea, estar muy cansada porque «la medicación es muy fuerte. Estoy cansada porque la enfermedad es muy jodida«. «Me atonta la medicación, me da mucho sueño. Me reseca la piel», agrega sobre las medicinas que toma. 

«Cuando los médicos encuentren el piso y sepan si pueden hacer algo o no, tengo muchas ganas de contarlo y ayudar a otras personas que están enfermas igual que yo. (…) Hemos encontrado el barrio y la casa, ahora nos falta encontrar la habitación para operar«, ha agregado.

La portada de 'Lecturas'.

La portada de ‘Lecturas’.

«La operación no será fácil. He tenido un psiquiatra y una psicóloga maravillosas. (…) Tuve que cogerme la baja cuando ya mis médicos me dijeron que parase porque me iba a morir. (…) He estado en un pozo muchos meses», continúa explicando la también autora de Venganza, su última obra.

Destaca Carme, a lo largo de la entrevista, la figura de su pareja, Bernabé Domínguez, que ha sido clave en este proceso que encara: «Mi marido ha sido mi gran sostén, ha tenido que quedarse en casa a cuidarme mucho tiempo porque hubo una época que yo no podía estar sola». 

«Salgo acompañada siempre, en los momentos que tengo fuerzas, porque hay muchos que veo que no tengo. (…) A las niñas -sus hijas- se lo hemos tenido que explicar. Explicarles que cuidado con mamá, que si la ven así no pasa nada», apunta Carme. 

«Me han venido a ver al hospital varias veces, si ven que tengo una cara rara, que no se preocupen porque es la medicación. Y si llegan a casa y mamá está muy dormida, es porque está en el pozo de la medicación y le cuesta mucho despertarse, que estén tranquilas. Ellas han sido muy maduras«. 

La familia es un extremo sumamente importante para Carme Chaparro. Lejos de los focos, sus seres más cercanos han tejido una red de apoyo emocional que ha sido clave para sostenerla en este difícil momento.

Las hijas de Carme, Laia y Emma, aún jóvenes, han demostrado una madurez inesperada. Han aprendido a leer entre líneas, a entender silencios y a ofrecer compañía sin invadir. «La mayor, con 14 años, es más consciente de que todos nos vamos a morir», explica Chaparro en Lecturas. 

Y apostilla: «Cuando vuelve del cole pregunta ‘¿No ha pasado nada ahora mientras he estado en el cole?’. (…) Me pregunta si está todo bien. Tiene ese miedo constante». 

La presencia de sus hijas, claro está, es un bálsamo para Carme, que encuentra en ellas un amor incondicional. Mientras tanto, su pareja, Bernabé, ha optado por mantenerse en un segundo plano mediático, pero en primera línea afectiva.

Ha sido quien ha gestionado las comunicaciones con los médicos, quien ha respondido a los mensajes de apoyo y quien ha sostenido a Carme en los momentos de mayor fragilidad.