Los caminos de Andy y Lucas se unieron hace más de 20 años. Ambos habían coincidido en el colegio y compartido las calles de Cádiz, pasado que justificaba la conexión y la química que les unía sobre el escenario y que, incluso, llevó a medio país a preguntarse quién de los dos era cada uno. Su carrera conjunta ha sido un éxito incontestable que en apenas una semana deberá ser tratada en pretérito: su gira Nuestros últimos acordes llega a su fin este 10 de octubre en Madrid; y, con su término, se producirá la ruptura laboral entre ambos.
La evolución de los hechos ha levantado la lógica nube de rumorología que apunta a un distanciamiento entre ambos, teoría que ha sido categóricamente rechazada por ambos. “No sé de dónde ha salido eso, pero somos familia”, ha dicho Lucas en una reciente entrevista con ¡Hola!, sosteniendo que “como cualquier pareja” han discutido y que le apena que esta avalancha mediática se produzca “ahora, que no queda nada para el último concierto”. Pero no lo puede controlar. Y de una forma u otra, Andy y Lucas se encuentran en el ojo del huracán informativo.
Segunda operación de nariz
Lo cierto es que dicha tormenta ha mojado más a Lucas que a Andy. El artista, acusado recientemente de contraer una deuda económica altísima con un promotor que participó en la gira, ha enfrentado numerosos comentarios desde hace más de un calendario por el aspecto de su nariz, fruto de una cirugía y del “reventón” que se produjo tras ignorar las recomendaciones médicas. Para poner fin a este quebradero de cabeza, Lucas ha dicho ‘basta’ y volverá al sitio donde todo empezó: el quirófano.
Tal y como ha confesado en dicha entrevista, Lucas volverá a operarse tan pronto como pueda. “No me he operado todavía por la gira porque necesitaría como 30 días para recuperarme”, ha reconocido, fechando la intervención “entre noviembre y enero”, ya que tiene que esperar porque tiene “una pequeña cicatriz” y, si algo quiere tener claro esta vez, “todo tiene que estar bien”. No quiere dar pie a una amalgama de palabras malintencionadas que, por otro lado, le parecen “una falta de educación”.
Pero no le preocupa. “Es arreglable”, dice, agregando que “el resultado se verá en cuatro meses”: “El doctor me dice: ‘Te voy a dejar guapísimo’. Voy a callar bocas”.
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