En Gaza los llaman «transportes blindados suicidas» (suicide APC). Las IDF los llevaban utilizando desde los primeros compases de la guerra. Pero ahora, estos grandes blindados explosivos operados de forma remota son utilizados de forma masiva para despejar calles, volar edificios e infraestructuras en la arrasada ciudad palestina; despejando el terreno para la ocupación terrestre. Su proliferación en el campo muestra destellos del futuro robotizado de la guerra. Y de la intención israelí de dejar la ciudad árabe como un solar.
El ejército judío comenzó cargar con explosivos los veteranos blindados estadounidenses M113, de los que tenía unas 5.000 unidades en desuso, y los remolcaban hasta el blanco a destruir. Para hacerlo estallar, disparaban un cohete al propio vehículo. Aunque las IDF negaban su existencia, los analistas de fuentes abiertas identificaron operaciones en Jabalya y Rafah en 2023.
La efectividad brutal de este método de destrucción hizo que la División Tecnológica de las Fuerzas Terrestres trabajaran en una versión más sofisticada y autónoma del blindado kamikaze inspirada en los bulldozers no tripulados Panda, que el Cuerpo de Ingenieros utiliza para tareas en espacios peligrosos y reducidos (como detonación de trampas, apertura de brechas o destrucción de túneles). En el nuevo blindado suicida el explosivo se carga en una caja, en vez de sobre la propia plataforma. De este modo, el vehículo puede depositar la carga en el objetivo, retirarse antes de la detonación y volver a ser utilizado. Para su operación remota, se dotó de sistemas de control, sensores y cámaras que transmiten en tiempo real.
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Si en 2024 se reportaron una veintena de ataques con este método, este año los observadores del conflicto en Gaza confirman el uso masivo de estos artefactos, especialmente por la noche (decenas de veces en una sola jornada). Se calcula que las IDF han destruido «miles de edificios» con este método, convirtiéndose en «uno de los medios más decisivos en las operaciones de combate en Gaza«, según fuentes militares citadas por la prensa local. El alto mando consideran presentar el sistema al Premio de Seguridad de Israel.
Según la carga explosiva, que puede llegar al equivalente a dos bombas pesadas aire-tierra, el APC suicida puede hacer detonar posibles bombas trampa para que las tropas de a pie pueda entrar en un área con un riesgo reducido o incluso destruir directamente grandes blancos (edificios, fortificaciones, infraestructuras). También se han visto versiones de estos vehículos con la ametralladora M2 Browning de 0.5 mm operada forma remota para misiones de «francotirador«, desplegándolos en los callejones de Gaza para proteger la maniobra de unidades de operaciones especiales.
🔴עוד נגמ״ש מתאבד מצא את דרכו ללקוח במחנה שאטי🔴
בריחה, כניעה או מוות pic.twitter.com/UeeqXNeVNR— אור פיאלקוב (@orfialkov) September 22, 2025
La industria militar israelí también está desarrollando y probando vehículos autónomos armados para el despliegue de ropas y suministro sobre el terreno, así como la retirada de heridos. «Imagina lo que un vehículo de transporte de tropas blindado y 100% robótico puede hacer en un teatro de operaciones como Gaza. Puede llevar a las tropas y abrir vías para su despliegue seguro. Es el campo de batalla del futuro y seremos los primeros del mundo en hacerlo», comentan las fuentes militares.
Adaptación al conflicto o a la cartera
Israel reemplazó parte de sus viejos M113 por los vehículos de orugas Namer (que entraron en servicio en 2014) y por los nuevos vehículos 8×8 Eitan (que entraron en servicio en 2020). Las últimas versiones del Eitan cuentan con un módulo equipado con una ametralladora de 12.7 mm controlada remotamente y algunos con protección anticarro. Así que dispone de miles de vehículos para robotizar.
Pero este método no siempre funciona. En una de las operaciones recogida por el diario Haaretz, no se logró detonar el explosivo de la unidad M113 de forma remota y se pidió que fuera un dron el que hiciera estallar la carga. La respuesta fue: «No hay presupuesto para eso». Los soldados tuvieron que acercarse al APC a pie y arreglar el detonador de forma manual, arriesgando sus vidas en el proceso.
Durante décadas, Israel ha utilizado la llamada «víbora blindada» (VBP) para despejar carreteras, intersecciones y calles donde sus tropas podían caer en una emboscada con minas. El VBP lanza un misil contra carro guiado de alta potencia que activan los posibles explosivos enemigos. Sin embargo, este sistema es demasiado costoso para el volumen de operaciones en Gaza.
Desde el inicio de la guerra, las quejas de los soldados de las fuerzas terrestres israelíes por la falta de medios, repuestos y reservas han sido constantes. «Somos una unidad de reserva con equipo desactualizado que pone en riesgo nuestras vidas. Nos despliegan repetidamente en Gaza y enfrentamos escasez de material operativo esencial. Por eso estamos lanzando esta campaña de donación», decía uno de los mensajes de una unidad de comunicaciones de un batallón blindado.
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K.A.P.
No es la primera vez que Israel ha demostrado su capacidad de adaptación a las condiciones de conflicto, aunque para ello tengan que recurrir a métodos aparentemente poco tecnológicos. Cuando se enfrentó a Hezbolá en la frontera del Líbano, las IDF utilizaron una suerte de catapultas con proyectiles incendiarios para quemar la vegetación del área y evitar emboscadas o francotiradores ocultos en la maleza.
Ante la proliferación de drones de bajo coste que amenazan los caros blindados israelíes de varios millones de dólares, los ingenieros comenzaron a defender los carros de combate con unas estructuras metálicas rudimentarias (cope cages o jaulas de supervivencia) para desviar el posible impacto de un aparato no tripulado.
Para algunos observadores, esta táctica de cargar blindados con explosivos, que ya se habían visto en algunas operaciones del ISIS en Irak y Siria, es una forma de lidiar con la falta de otros recursos más eficientes, pero costosos. También Rusia habría empleado este sistema en Ucrania, aunque de forma esporádica. El Ministerio de Defensa ruso publicó en 2023 una acción ejecutada con un vehículo blindado cargado con seis toneladas de explosivo para demoler una fortificación ucraniana.
«A una distancia de 300 metros del enemigo, bajamos del vehículo y lo dirigimos hacia el objetivo mientras nos retirábamos a posiciones seguras. Una vez el vehículo se aproximó al blanco lo detonamos remotamente por radiocontrol. La explosión fue enorme, dado la gran cantidad de explosivos utilizados. Aproximadamente 3,5 toneladas de TNT y cinco bombas FAB-100. El enemigo sufrió perdidas significativas», dijo un oficial ruso a la agencia estatal Novosti.
En Gaza los llaman «transportes blindados suicidas» (suicide APC). Las IDF los llevaban utilizando desde los primeros compases de la guerra. Pero ahora, estos grandes blindados explosivos operados de forma remota son utilizados de forma masiva para despejar calles, volar edificios e infraestructuras en la arrasada ciudad palestina; despejando el terreno para la ocupación terrestre. Su proliferación en el campo muestra destellos del futuro robotizado de la guerra. Y de la intención israelí de dejar la ciudad árabe como un solar.