El PSG se impuso tras un segundo tiempo dominante en el que los hombres de Hansi Flick no pudieron aguantar el ritmo de los actuales campeones de la Champions.

BARCELONA — La expectación para ver el Barça-PSG era enorme y el partido no decepcionó. Dos de las mejores escuadras del mundo se enfrentaron en un espectacular choque entre dos equipos ofensivos y con sellos de autor, el de sus entrenadores: Hansi Flick y Luis Enrique se mostraron respeto mutuo antes y después del partido.

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El campeón de Europa terminó por llevarse el gato al agua tras conseguir un gol en el añadido. Eso sí, el PSG dominó al Barça en una segunda parte en la que el superlativo nivel físico de los franceses superó a los locales, que encajan así la primera derrota del curso.

A pesar de la derrota, no todas las conclusiones que saca Hansi Flick deben ser negativas:

1.- EL BARÇA LE PUEDE MIRAR A LA CARA A CUALQUIERA

Si bien es cierto que la 2ª parte fue del PSG, también lo es que el Barça mereció ir al descanso con ventaja en el marcador.

Tras un arranque brillante liderado por un Lamine Yamal con ganas de reivindicarse ante Nuno Mendes, el Barça se demostró a sí mismo que no importa quién tenga delante. Con un juego vertiginoso, robó el balón al PSG para encerrar a los parisinos y acercarse al gol, que llegó con una combinación precisa castigando un error de Vitinha.

Hasta el gol del PSG, el juego del Barça anuló al campeón de Europa y refuerza aún más el modelo de Flick: fútbol ofensivo y vistoso sin importar el rival.

Lamine Yamal se lamenta ante el PSG. Getty Imeges2.- HAKIMI Y NUNO INCLINARON LA BALANZA

Los laterales siguen ganando peso en el mundo del fútbol y en Barcelona, en un partido de máxima exigencia, fueron los que desnivelaron el partido.

Primero en defensa, con Mendes reduciendo mucho la influencia en el juego de Yamal y Hakimi apareciendo bajo palos para negarle el gol a un Dani Olmo que ya celebraba.

Pero es que en ataque fueron aún más decisivos. Por dentro o por fuera, la influencia de los laterales del PSG fue tal que de sus botas llegaron gran parte de las ocasiones de su equipo, también los goles.

Nuno Mendes descubrió cuando ya asomaba el descanso que si superaba a Lamine Yamal se le abría una autopista hacia el vértice del área contraria. En la primera apareció De Jong para derribarle; en la segunda Koundé y Èric llegaron una décima de segundo tarde y ya nadie pudo parar a Mendes, que asistió a Mayulu para que este lograra la igualada.

Tras el paso por vestuarios, Hakimi ganó peso. Los datos lo demuestran: nadie dio más pases que él en el partido (56) ni tocó más balones en área rival (9). Una influencia que tuvo su premio en el descuento, cuando Hakimi le puso en bandeja a Gonçalo Ramos el gol de la victoria.

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3.- LA ALARGADA SOMBRA DE ÍÑIGO

El Barça tiene un problema sin solucionar que puede disimular con balón pero que sale a flote ante equipos grandes. Sin reemplazo de Íñigo Martínez, Cubarsí ha tenido que mudarse al perfil izquierdo para que Èric o Araujo no sufran tanto.

Emparejado con Mayulu y cerrando en la jugada que termina en el gol del empate, el movimiento antinatural de Pau Cubarsí muestra de nuevo la necesidad de que el Barça busque una solución para suplir una baja tan sensible como la de Íñigo Martínez y ate a un central zurdo de garantías.

Además de solventar un problema, un perfil así devolvería a Cubarsí a su posición más natural. Porque tan cierto es que Cubarsí puede jugar en las dos posiciones de la zaga como que es mejor jugador en la derecha que en la izquierda.

4.- SE REPITEN ERRORES DE MILÁN

El campo se inclinaba hacia Szczesny cuando el partido agonizaba y el Barça, al igual que en el Giuseppe Meazza, pecó de ambicioso y no se protegió como debía.

Ya sin Rashford, los de Flick no inquietaban a los parisinos y perseguían sombras con camiseta blanca, pero como quien prefiere morir de pie a vivir de rodillas, el Barça seguía saltando (mal) a presionar hacia delante en vez de resguardar un empate que visto lo visto ya se podía dar por bueno.

Así llegó el gol de Ramos, en una jugada iniciada por Chevalier y en la que varios jugadores del Barça no cierran bien los espacios y dan un metro de más a sus marcas.

Mientras el PSG cocinaba, Hakimi atacaba el espacio y Ramos esperaba en fuera de juego. Y el Barça, fatigado tras 90’ exhaustos, se vio obligado a correr para atrás cuando las piernas ya no daban.

También con balón, cuando se veía dominado, el Barça trató de ser demasiado vertical en vez de organizarse alrededor de la pelota. En la segunda mitad, con el

PSG con dos marchas más, los de Flick se intentaban refugiar encontrando a Yamal o Rashford en vez de buscando a De Jong o a Pedri.

Prueba de ello son los números: el equipo logró completar solo 121 pases (!) en el segundo tiempo. Para poner en contexto, solo Pedri realizó 106 ante la Real Sociedad.

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5.- PERDONAR SE PAGA CARO

Hace justo un año el Barça vencía al Bayern Múnich por 4 a 1 en el mismo escenario donde cayó ante el PSG. Los alemanes dominaron por momentos incluso más que los parisinos, pero aquel día Raphinha le dio al mundo un anticipo de la temporada que estaba a punto de realizar y anotó un hat-trick.

Ante el Bayern, Raphinha se zafó a Neuer y anotó el 1-0. Hizo lo propio Ferran con Chevalier, pero ahí estaba Zabarnyi para negarle el gol bajo palos. Olmo tuvo una ocasión que es gol 9 de cada 10 veces, pero Hakimi decidió que no era el día.

Y como en la Champions dominar todo el tiempo es casi imposible, si no transformas las que tienes después lo pagas. Perdonó Kang-In estrellándose con el poste, pero Ramos castigó a un Barça que, a pesar de no merecer ganar, pudo haberlo hecho.