Una mujer que es una estepa sola, habitada de aceros y criaturas, sube de espuma y atraviesa de ola por este municipio de hermosuras. (Miguel Hernández)

Dolores Ibárruri. La Pasionaria. La figura mitificada por unos y vilipendiada por otros. La del ‘No pasarán‘, la mujer eternamente vestida de luto que se subía a las tribunas y hablaba con un convencimiento absoluto sobre una España que podía ser diferente. La hija de mineros, la que perdió a cuatro de los seis hijos que dio a luz y no tenía tiempo ni para llorarlos: «No hay que llorar, hay que luchar», decía ella. La fotografiada con Alberti, con Carrillo, con Picasso o con Ceaucescu. ¿Quién fue realmente aquella mujer capaz de convencer a las masas, cuya tumba fue profanada en 2019?

Suponemos que esa era la pregunta que se hizo Amparo Climent cuando decidió investigar a fondo sobre el personaje. El resultado llega con el documental Dolores Ibárruri. Pasionaria, una curiosidad sin duda porque en los últimos años han surgido hasta dos libros sobre su figura ( Pasionaria. La vida inesperada de Dolores Ibárruri de Diego Díaz y No pasarán, de Mario Amorós. Hay también una película planeada en camino), aunque también una casualidad porque Climent nos confiesa que llevaba cinco años pensando en hacer este proyecto. Nos lo confiesa en Euskal-Etxea en Madrid, donde nos hemos reunido para hablar de su documental, un enclave estratégico porque no es solamente Hogar Vasco, también se encuentra a tiro de piedra del Congreso de los Diputados, en un claro homenaje a la protagonista en cuestión.

Para Climent, a la que acompaña hoy Lola Ruiz-Ibárruri, nieta de la Pasionaria, esta era una gran desconocida a la que se había dado poca relevancia durante la democracia. Le preguntamos si no pensó en recoger testimonio no solo de aquellos que la admiran, sino también de los que la ven como una asesina y la defenestran. «Tuve claro lo que quería contar desde un principio», nos explica. «La visión de una mujer fundamental en la historia de España. ¿Qué hizo, cómo llegó a ser un referente internacional, a qué cosas tuvo que renunciar para ser secretaria general del PCE y luego presidenta? Para mostrar todo eso, busqué gente que la conociera, que pudiera aportar una visión crítica, no hacia su vida personal, sino hacia su política. Me planteé si incluir voces del lado más reaccionario, pero concluí que no era necesario: esta película es un homenaje y quería que participaran quienes realmente la conocieron y admiraron, aunque también con matices críticos. He reunido políticos, historiadores, maestros, cineastas. La voz central es la de su nieta Lola, que humaniza el personaje con detalles personales desconocidos».

De manera cronológica y lineal, el documental recorre la vida de la Pasionaria desde sus comienzos en el seno de una familia minera, su matrimonio con el socialista Julián Ruiz, sus inicios en el Partido Comunista de Vizcaya, la muerte de sus hijos y la llegada a Madrid, su vocación política, la guerra, su posterior relación con Francisco Antón, el exilio a la Unión Soviética… una vida entera narrada por los testimonios de diferentes voces, Irene Falcón, Mario Amorós, Willy Meyer, Teresa Aranguren, Amaya Ruiz de Ibarruri

«Fue sencillo equilibrar el mito con la parte humana, porque desde niña ya tenía inquietud por estudiar y reivindicarse. No pudo ser maestra, que era su deseo, y eso marcó su lucha por tener un espacio propio. Su vida estuvo marcada por la miseria, por perder a cuatro hijas, por convivir con un marido que quizá no estaba a la altura. Pero también por la solidaridad con las mujeres de la mina y por su creciente implicación política. Todo eso se entrelaza en su historia», explica la directora.

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Quizá una de las cosas más sorprendentes del documental es el profundo catolicismo del personaje. Climent explica que no es tan raro porque la religión estaba muy arraigada en la cultura de la época: «Dolores era muy religiosa», explica. «Asistía a las grandes misas, le encantaba la oratoria de los curas, aprendía de esos discursos. Quería casarse por la iglesia y tuvo un dilema grande con su marido. Sufrió mucho cuando no pudo enterrar a algunas de sus hijas en camposanto porque no estaban bautizadas. La primera hija sí lo estaba, pero las otras no, y aquello fue un sufrimiento para ella. Era muy, muy religiosa. Y dentro del comunismo hay gente con creencias: no es incompatible. A veces simplificamos demasiado y reducimos a la persona a su condición política».

Lola Ruiz-Ibárruri es la guardiana del archivo personal de la dirigente comunista. Cuando no habla, fija sus ojos claros en el infinito, y cuando finalmente lo hace tiene miles de anécdotas que contar sobre su abuela. «Claro que era religiosa, incluso ayudó a un grupo de monjas durante la guerra: les ofreció trabajar cuidando niños, cosiendo, lavando. Gracias a ella sobrevivieron. En 1977 esas monjas le llevaron una imagen de la Dolorosa con un retrato de ella pegado detrás, diciéndole: Hemos rezado por ti todos los años del fascismo. Cuando murió, se ofició una misa en ese convento con esa imagen presente. Todo eso forma parte de nuestra cultura y civilización».

«Salvó a unas monjas y estas le llevaron en 1977 una imagen de la Dolorosa. «Hemos rezado por ti todos los años del fascismo», le dijeron»

«Jamás se ha encontrado nada que la incrimine en crímenes de sangre«, insiste su nieta. «Nunca empuñó un arma. Solo llevaba una pequeña pistola porque cuando volaba no sabía si la llevarían a territorio republicano o no, la portaba por si debía suicidarse y así no caer prisionera. Era una mujer estoica, consciente de lo que hacía la guerra en las personas». A su lado, Climent asiente: «Creo que este documental va a descubrir facetas totalmente desconocidas de ella. Durante la dictadura se decía que era poco menos que el diablo, que venía a matar a los niños… Todo eso eran bulos, una forma de demonizarla. En realidad simbolizaba la esperanza de la democracia. Sus discursos desde Radio España Independiente eran la esperanza para quienes seguían luchando aquí. Esta película es muy necesaria, sobre todo ahora. El grito de “¡No pasarán!” Tiene más vigencia que nunca. Si ella viviera, estaría a la vanguardia de los movimientos actuales».

¿Quién fue entonces la Pasionaria? «Una feminista pionera, aunque no se usara esa palabra», dice Climent. «Luchó para que la mujer tuviera los mismos derechos que los hombres, enfrentándose al machismo del partido y de la sociedad. Creó asociaciones de mujeres, las alentó a no rendirse y a ocupar su sitio. Defendió el voto femenino. Escribió en 1932: A igual trabajo, igual salario. Han pasado 100 años y, sin embargo, seguimos igual».

«Durante la dictadura se decía que era poco menos que el diablo, que venía a matar a los niños… Todo eso eran bulos»

Ella se describía a sí misma como comunista porque era hija y nieta de mineros y, por tanto, tenía que serlo. «Su familia vivía junto a la mina de Gallarta», cuenta su nieta. «La mina acabó tragándose su casa, iglesia y escuela. Ella decía: ‘Mi pueblo no existe, mi casa no existe’. Ahí, la vida allí estaba llena de accidentes».

¿Quién era la Pasionaria entonces? El documental que se estrena este próximo viernes pretende dar respuesta a esta pregunta. Ella misma lo contestó quizá más de una vez: «Yo prefiero que me llamen Dolores».