Año 1991. Tifilis percibe con asombro el colapso total de la todopoderosa Unión Soviética, a la que pertenece Georgia. País de guerreros y de luchadores, el país declara su independencia el 9 de abril de ese mismo año, y es uno de los primeros en comenzar su propio camino ante la inminente desaparición del gigante comunista. Sin embargo, el pueblo pronto entra en insurrección, y da comienzo una guerra civil que duraría tres años y acabaría con un saldo de 20.000 muertos, todo por determinar la soberanía de una nación en rebeldía tras años de yugo inexpugnable.

Merab Dvalishvili es hijo de la guerra. El pequeño nace en aquella turbulenta situación, sin control alguno entre los ciudadanos. Amiran y Darejan crían a su hijo sin miedo y con humildad. En un seno familiar trabajador y modesto, la futura estrella de la UFC ve como sus padres trabajan durante horas en el campo, mientras cultivaban alimento y vendían en los mercados locales. Sea como sea, de la manera que sea, los progenitores del georgiano tienen claro que deben garantizar un buen crecimiento de su retoño.

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Cory Sandhagen reclama su oportunidad por el campeonato

Los padres de Dvalishvili inculcan a su hijo, desde pequeño, la importancia del trabajo duro, la humildad y el respeto por los demás. Con los valores de sus progenitores más que definidos, el niño pronto comienza a dar señas de que el deporte debía ser su sustento vital, y prueba diferentes disciplinas de combate, inspirado por la fuerte tradición luchadora existente en Georgia. 

El judo y el sambo sirven como base para el joven Merab. Apasionado por los deportes de combate e impregnado por la disciplina que requieren, que la consigue llevar a rajatabla, el georgiano, el joven competidor consigue tener un papel destacado en sus primeros compases a nivel nacional y continental.

Campeón nacional de sambo y bronce en el torneo continental. Los primeros logros de Merab Dvalishvili sirven para el propio peleador para demostrar que había nacido con una misión muy especifica: labrar su propio nombre dentro de los deportes de contacto. En el año 2010, después de una vida dedicada a sus dos disciplinas favoritas, el competidor decide dar una oportunidad al creciente deporte de las artes marciales mixtas, que tan de moda comienza a estar por todo Europa.

Cuatro años tarda Merab Dvalishvili en debutar como profesional. Sin embargo, el logro personal del atrevido peleador aterrizó después de una de las decisiones más trascendentales de su vida. Con 23 años y tras dejar atrás toda una vida en Georgia, The Machine coge sus bártulos, dice adiós a su tierra natal y pone rumbo a Estados Unidos, la tierra de las oportunidades. Allí, el competidor comienza un trabajo como albañil, en el que ya fantasea con ser competidor de la UFC, rodeado de las risas de sus compañeros. Insensatos.

Dvalishvili consigue hacer tres combates en el año de su debut, el 2014. La promesa georgiana, sin embargo, acaba con dos derrotas y una sola victoria sobre el tapiz, y la presión deportiva comienza a atormentar su mente. ¿Valdré para este deporte? ¿Podré conseguir vivir de las artes marciales mixtas? El mar de dudas que dejó aquella fatídica racha solo supuso el caos perfecto para dar lugar a un competidor que prometía hacer historia.

The Machine es un avión y, después de un año de inactividad, retoma su carrera profesional, donde cosecha seis victorias en menos de dos años, con dos finalizaciones. Sabía que poseía todas las cualidades para ser alguien grande. Sin embargo, un invitado estrella en su última pelea del 2017, ante Raufeon Stots, cambia su vida.

Dana White viaja hasta Atlantic City, acompañado por Matt Serra. Ambos graban el programa ‘Looking for a fight’, donde recorren todo Estados Unidos en busca de sangre fresca para su roster. Apadrinado por el ex campeón de peso wélter, The Machine sabe que tiene su primera bola de partido. El sueño estaba a sólo un paso. Debía impresionar al jefe. 

Dicho y hecho. Dvalishvili noqueó a su oponente en los 15 primeros segundos de combate, para dejar boquiabierto a Dana White y reclamar a pleno derecho una oportunidad en la UFC. El magnate accedió, y programó al georgiano para debutar el 9 de diciembre de 2017 ante Frankie Saenz, en una pelea en la que sale derrotado por decisión dividida. No contenta con su primer ‘batacazo’ en la corporación, la vida endosa a The Machine una nueva noche fatídica ante Ricky Simón en abril de 2018, donde se queda dormido por completo después de sufrir una sumisión fulminante.

Sabía que su carrera también había comenzado con dos derrotas en su récord. Era una clara premonición. Merab Dvalishvili, después de comenzar con mal pie en la UFC, decide dejar la obra y dedicar su cuerpo, mente y alma al deporte de las artes marciales mixtas. Desde su decisión, jamás volvió a echar de menos los andamios: The Machine logró amasar un récord de 10 victorias consecutivas en seis años como competidor de la liga de MMA más importante del mundo, con víctimas como los ex campeones Henry Cejudo, Petr Yan o José Aldo.

Merab Dvalishvili respondía dentro del octágono, pero los fans no conseguían valorar el tipo de amenaza que suponía para el campeón Sean O’Malley. Alto, estiloso, con el pelo de colores y protegido por la UFC, Suga aceptó dar una oportunidad a Merab Dvalishvili por el título en el primer evento de la corporación en La Esfera de Las Vegas, la velada más prolífera de la historia de la compañía. El estadounidense toma a The Machine como un rival más. Total, todos habían caído con anterioridad. El georgiano no iba a ser menos. 

Los años de trabajo en silencio de Merab Dvalishvili hacen conquistar al georgiano la imponente Esfera de Las Vegas. The Machine consigue dar la sorpresa mayor y termina por desbancar a Sean O’Malley en cinco rondas, para conseguir ser el segundo georgiano que logra un campeonato mundial de la UFC. Nadie había creído en él. Todos pensaban que los andamios, el cemento y el ladrillo iban a ser el muro con el que iba a chocar de bruces. Por atreverse a soñar. Por arriesgar todo de cara a lograr un sueño. Aquella era la noche más importante de su vida.

Cuestionado, Dvalishvili no tarda en ejercer como hombre de empresa y acepta pelear ante Umar Nurmagomedov, primo de Khabib, meses después de conseguir ser campeón. La crítica general sitúa al daguestaní como campeón, antes incluso del anuncio oficial de la pelea. Misma situación de siempre, piensa Merab. Toda su vida había sido un underdog que, en el argot de los deportes de contacto, resulta ser el menos favorito de cara a un combate.

Ni siquiera la lucha daguestaní puede con The Machine. Dvalishvili, que parece tener tres pulmones más que las personas normales, deja sin aliento a Nurmagomedov y logra defender, el 18 de enero del 2025, su cinturón del peso gallo. Entre medias, vaciló a Khabib ronda tras ronda, dio una masterclass de lucha grecorromana y dejó claro que era el mejor competidor que jamás habían visto las 135 libras dentro de la UFC.

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Ahora, en su segunda aparición en el octágono dentro del año 2025, el campeón georgiano pretende cerrar su tercera defensa titular ante Cory Sanshagen, después de finalizar a O’Malley en una revancha en la que dejó sin respuesta al americano. Tercero en la lista de los mejores libra por libra, será el telonero de un evento estelar que promete fuegos artificiales, pero promete superar a los protagonistas con una nueva actuación para el recuerdo en el Ultimate Fighting Championship, donde ya come en la mesa de los más grandes de la historia.