El periodista y productor televisivo catalán Tian Riba (1974) ha escrito y dirigido la serie documental Perejil, la guerra que no fue de MovistarPlus+ en colaboración con El Terrat (The Mediapro Studio).
Comenzó su trayectoria como periodista, en Matadepera Ràdio, el diario L»Actualitat de Terrassa y en El 9 Nou. Fue jefe de Política de los diarios El Punt i Avui. También digirió y presentó varios programas de televisión, como Viernes y Economía en colores.
Precisamente, fue criticado por invitar a representantes de la ultraderecha española al programa Preguntes freqüents (FAQS) que dirigió en TV3. Además, es el autor de la novela El hombre desconcertado y varios libros sobre política, como Camino sin retorno.
En el thriller político Perejil, la guerra que no fue, Tian Riba reconstruye los 10 días de máxima tensión entre España y Marruecos, uno de los episodios más conflictivos en las relaciones bilaterales, incluyendo la operación militar secreta española y las complejas negociaciones diplomáticas que implicaron a la Unión Europea, la OTAN, Estados Unidos y Francia.
El 11 de julio de 2002, un grupo de gendarmes marroquíes desembarcaron e izaron la bandera de su país en Perejil, un islote hasta entonces desconocido y deshabitado, con una superficie apenas mayor que la de un campo de fútbol, y cuya soberanía compartían España y Marruecos. Unos días después, el presidente del Gobierno de España, José María Aznar, envió a sus tres ejércitos para expulsar a los soldados que ocupaban la isla.
Esta serie documental de tres capítulos se estrenó el 10 de julio, un día antes del 23 aniversario de la invasión del islote Perejil, pero «se hubiese podido estrenar en otra fecha, porque creo que lo que cuenta, en realidad, está permanentemente de actualidad. Las relaciones entre España y Marruecos con esas tiranteces existen siempre», asegura Tian Riba.
De esta manera, hace mención al último momento de tensión entre ambos países vecinos, después de que el PP invitase al Frente Polisario a su Congreso Nacional este mes de julio. «Se dice que por eso se ha cerrado la frontera de Ceuta y Melilla. Pero es que si no es esto, es otra cosa».
«Esa guerra híbrida para presionar a España, incluso a Europa, siempre está de actualidad, porque no se han cerrado del todo los conflictos territoriales, y Marruecos nunca va a dejar de reclamar las islas menores o las llamadas plazas menores como suyas. Además, está el tema de la presión demográfica, que existe y es permanente».
En buena medida, esa capacidad de presión, piensa Riba, se debe a «España y a la propia Unión Europea, que utilizan a Marruecos como gendarme, y así también le da esa capacidad a Marruecos de hacer presión cuando le conviene». La productora, sin embargo, no ha recibido por el momento ninguna denuncia ni queja por parte de Rabat.
De hecho, recuerda que «lo dice uno de los ex corresponsales españoles entrevistados en el documental, «nosotros tenemos el Rolex y ellos tienen el tiempo», pues la diplomacia marroquí actúa con ese tiempo, digamos, parecido al Vaticano, ¿no? Igual no actúa de inmediato, pero sabe mover muy bien sus hilos».
De las dos horas y media de documental se deducen dos cuestiones interesantes, el statu quo del islote era y sigue siendo el que consensuaron el dictador Francisco Franco y el rey Hassan II durante una visita a España en 1969; y que detrás del asalto de los soldados marroquíes al islote Perejil estaba el rey Mohamed VI.
«Hay quien atribuye a esa reunión secreta entre Hassan II y Franco, el pacto de que Perejil sea una isla deshabitada con el estatuto que conocemos ahora: no puede haber símbolos de soberanía ni tropas ni nada. Aunque realmente esa reunión era para el Sáhara Occidental y para el Líbano; es decir, hablaron de todas estas cosas», detalla el entrevistado.
Igualmente, en el documental se explica el contexto del final del franquismo, que es en realidad la Marcha Verde, que este año celebra su 50 aniversario. «La Marcha Verde se produce cuando Franco está agonizando y España decide no intervenir. Creo que eso el Ejército y alguna parte de la sociedad española lo tiene también presente, y jugó un papel en el subconsciente de 2002. Pensaron que en el 75 España se retiró. Así que dijeron, pues no nos vamos a retirar ahora», mantiene Tian Riba.
Además, la tesis del gobierno de Aznar era que el asalto a Perejil significaba un primer paso, «si ven que no hacemos nada, pues igual el siguiente paso sería los peñones o Ceuta y Melilla». Precisamente, Aznar explica que era el mensaje que le daba Jacques Chirac, muy próximo a la monarquía alauita: «Tenéis que devolver todas esas posesiones».
-¿Cuál era la intención de Mohamed VI?
-Que la idea de invadir Perejil salió del monarca Mohamed VI es la teoría española o de José María Aznar. Además, los periodistas marroquíes entrevistados en la serie y también Jorge Dezcallar -responsable entonces del Centro Nacional de inteligencia (CNI) y anteriormente embajador de España en Rabat- aseguran que la decisión de invadir Perejil la tomó el rey Mohamed VI con algunos de sus asesores un atardecer en Rincón, un pueblo costero en el norte donde el rey tiene su palacio de veraneo.
Por la parte marroquí hay diferentes argumentos. Sin embargo, «hay una cosa que sí que es verdad. Marruecos es una monarquía absoluta, no sé si tenemos que decir absoluta, pero no es una monarquía constitucional. Allí quien manda es el rey. Y también, y eso se destaca mucho en el documental, el Majzén, que es la gente del entorno del monarca», sentencia Riba.
Otra cuestión es el motivo. «Podría ser porque al rey no le gustó la presencia de fragatas cerca de Alhucemas, unas maniobras en el peñón, de las que se habla en el documental. O porque Aznar dijo que Marruecos es una vía insuficiente en la lucha contra la inmigración ilegal», apunta Riba.
En todo caso, Marruecos mantiene otra versión, la misma que hace más de dos décadas. «Veintitrés años después siguen defendiendo que entraron a Perejil para luchar contra el narcotráfico y la inmigración ilegal. Ese continúa siendo su argumento», explica el director.
Lo explica el escritor y periodista Nabil Driouch, pero es el argumento que cuenta el rey Mohamed VI en la última entrevista que dio en España, en El País en 2005, defiende el realizador catalán. El rey alauita entonces afirmó: «¿Por qué volvimos a enviar fuerzas al islote? Porque se nos estaba acusando de no hacer bastantes esfuerzos para acabar con la inmigración clandestina».
Marruecos no va a dejar de reclamar las islas menores españolas, eso va estar siempre
«Fácil nunca es nada, pero nos ha resultado más sencillo tener los testimonios de la parte española que de la parte marroquí. Me hubiera encantado entrevistar a Mohamed Benaissa, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, que fue el gran protagonista de esa crisis. Aunque nos pusimos en contacto con él, no quiso. El argumento era que tenemos buenas relaciones bilaterales y no querían molestar».
A pesar de que el equipo tenía varias entrevistas cerradas en el país vecino, incluso son el consejero real de Hassan II y Mohamed VI André Azoulay, finalmente las cancelaron y únicamente dieron una versión más próxima al régimen un historiador y un periodista marroquí. También interviene el soldado responsable de los infantes de la marina en la isla.
-¿Cómo de cerca estuvieron de desatar una guerra con la invasión y desalojo del islote Perejil?
-Una baja, un muerto, hubiese podido transformar el escenario. Si un marroquí dispara y luego alguien le mata, pues igual Marruecos sí que se hubiese planteado que aquello era una declaración de guerra de verdad. Cuando suceden estas cosas nunca sabes qué consecuencias pueden tener.
Marruecos tiene capacidad para practicar la guerra híbrida y presionar a España
El tercer y último episodio finaliza con las palabras del expresidente José María Aznar, que considera que «países europeos e incluso otros Estados fuera de Europa tomaron buena nota de este episodio».
De esta manera, Aznar pone la actuación en Perejil como un ejemplo de cómo debería comportarse España en la política internacional. «Defiende que alguna vez tenemos que actuar como los británicos, de manera ambiciosa. Diría yo también, un poco quitarnos de encima ese complejo de España de no pintar mucho en el ámbito internacional», interpreta el director.