En 1997, la sonda Cassini partió de la Tierra en dirección a Saturno. El artilugio llegó a su destino en 2004. Durante los 13 años … siguientes, hasta 2017, exploró el entorno del segundo planeta más grande del sistema solar. Lo que descubrió fue sensacional: una de sus lunas, Encélado –nombre que procede de uno de los gigantes de la mitología griega que desciende de Urano–, albergaba las condiciones necesarias para la vida. Encontró en aquel mundo helado unos géiseres que despedían grandes moléculas orgánicas ricas en carbono y fósforo, y un océano subterráneo en el polo sur del satélite.

Ahora, un estudio publicado en la revista ‘Nature Astronomy‘ ha confirmado que esas moléculas de importancia capital proceden de ese mar oculto bajo la superficie. Y lo saben por una peligrosa maniobra ordenada a la sonda en 2008. Se le pidió que atravesara uno de esos chorros que brotaban al exterior a 64.800 kilómetros por hora. Recogió las muestras con un instrumento llamado analizador de polvo cósmico (CDA, por sus siglas en inglés).

«Los granos de hielo contienen no solo agua congelada, sino también otras moléculas, incluidas las orgánicas. A velocidades de impacto más bajas, el hielo se habría roto y la señal de los grupos de moléculas de agua podría haber ocultado la señal de ciertas moléculas orgánicas. Pero cuando los granos de hielo golpean el CDA rápidamente, las moléculas de agua no se agrupan, y tenemos la oportunidad de ver esas señales previamente ocultas», explican los autores del trabajo.

Además de confirmar esta procedencia, se han hallado también nuevas moléculas orgánicas que en la Tierra son indispensables para la vida. «No hay ningún otro mundo oceánico extraterrestre en el que hayamos encontrado esas sustancias orgánicas», afirma Nozair Khawaja, autor principal del estudio. «Es fantástico ver nuevos descubrimientos que surgen de los datos de Cassini casi dos décadas después de que se recopilaron. Realmente demuestra el impacto a largo plazo de nuestras misiones espaciales. Espero poder comparar estos datos con el de otras misiones de la ESA para visitar las lunas heladas de Saturno y Júpiter», apunta Nicolas Altobelli, científico del proyecto Cassini de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Lo que no pueden demostrar es que exista vida microscópica en ese océano sepultado. De ahí la necesidad de enviar una nueva misión que suceda a la Cassini. Este es justo uno de los proyectos en los que trabaja la ESA. No solo atravesaría esos géiseres con instrumental más moderno, sino que trataría de aterrizar en Encélado. El problema sería que no llegaría allí antes de 2050. Varias lunas de Júpiter como Europa y Ganímedes cuentan también con océanos subterráneos. La sonda Juice despegó hacia allí en abril de 2023.