Luis Enrique no ha ocultado nunca su sentimiento barcelonista. Por mucho que a parte de la afición culé le sentaran como una puñalada sus celebraciones en el Barça-PSG de 2023, el de cuartos de final, el de la expulsión de Ronald Araujo, el de una previa caliente tachando al Barça de Xavi de jugar «como el Eibar».
El asturiano albergaba en el fondo de su corazón la esperanza de poder disputar el encuentro de este miércoles en el nuevo Spotify Camp Nou. Ser el primero en estrenar el remozado templo azulgrana e inscribir su nombre y el de su equipo en los libros de historia y, por qué no, ganando en la que siempre será su casa.
Luis Enrique, entrenador del PSG / LAP
Finalmente tocará subir a Montjuïc. La falta de los permisos de seguridad necesarios por parte del Ayuntamiento de Barcelona obligan a prorrogar la estancia en el Estadi Olímpic tras un efímero periplo en el Johan Cruyff.
«Volver a casa»
Barcelona siempre será su casa. Luis Enrique se refiere al Barça y la Ciudad Condal como su hogar. No en vano el gijonés echó raíces en la ciudad: en lo deportivo y en lo sentimental. Defendió la azulgrana durante ocho temporadas y, posteriormente, dirigió al Barça hacia su segundo triplete, en una etapa de tres cursos en el banquillo culé. «Es maravilloso volver. Es mi casa. Para mí, es un sentimiento positivo y negativo. Hablando con el corazón, el dolor de jugar contra el club que más me ayudó es siempre duro. No estoy contento con este partido», afirmó el técnico del Paris Saint-Germain tras conocer que el sorteo le encuadró con el Barça en la máxima competición continental.
Una final que no fue
No era la primera vez que el asturiano utilizaba el término «dolor» para referirse a un enfrentamiento contra el cuadro culé. Después de conseguir el pase a la final de 2025, la que acabó consumando en Múnich tras deshacerse del Arsenal en semifinales, Luis Enrique reconocía que el Barça merecía haber sido su adversario en el partido decisivo disputado en el Allianz Arena. «Me ha dolido que el Barça no estuviera en la final. Hizo seis goles al Inter y demostró qué tipo de fútbol se practica en Barcelona a lo largo de la historia. Merecían ser finalistas, pero jugar una final de Champions contra el Barça hubiera sido lo peor», aseveraba Lucho.