Hay quien se acomoda en el sillón cuando este por fin se ha hecho a la forma de uno. Llega a casa y, al final, se deja caer para estar cómodo. Biel Mulet no. Puede que tenga un sillón, no lo dudamos, pero es probable que lo cambie a menudo ya que Mulet huye de la comodidad. «Cuando estoy muy cómodo en un lugar, ese lugar se destruye. Hay que ir más adelante, un paso más, arriesgar». Esta valentía de Mulet fue lo que quisieron reconocerle con la Medalla de Oro Mayte Spínola, la cual le fue entregada por su trayectoria y que Mulet agradece porque «nunca sabes cuando creas algo si llegará o no, y esta medalla es un aliciente, un empujón para seguir adelante».

Y precisamente con esa orientación de dar saltos hacia delante es que Mulet se ha embarcado en un nuevo navío artístico. Se trata de una nueva serie de piezas en las que la dualidad es parte inherente de las mismas. Pinturas de base abstracta sobre las cuales se coloca un metacrilato grabado con un láser que dibuja una grafía diseñada por él mismo. Luego, en el mismo cristal, una luz retroalimenta el surco generado, provocando una superposición de la materia con la luz.


Detalle de la Medalla de Oro Mayte Spínola concedida a Biel Mulet. Foto: A. M.

«Es un paso de riesgo en mi trayectoria, un paso de gigante más», ya que la filosofía de Mulet es esa, la de «romper con todo», seguir «tratando de innovar» a través de «nuevos lenguajes y nuevas técnicas» que hagan que el espectador, que es soberano absoluto de las piezas que Mulet crea, pueda incluso llegar a la «estupefacción» por la incomprensión inicial o el asombro que su obra genera en ellos.

Dicho de otra manera, Mulet espera que quien vea su obra hasta le pueda llegar a preguntar «qué has hecho» al verla, llevado por una sorpresa primaria ante una propuesta que no se parece a nada y, al mismo tiempo, recuerda a mucho. ¿Y a qué recuerda? Pues precisamente a «esa dualidad entre quiénes somos y quiénes mostramos que somos», sobre todo en un mundo atravesado por las redes sociales y la constante exposición de nuestra privacidad en ellas.

«Nunca hemos tenido más amigos y eventos sociales que ahora y, al mismo tiempo, nunca hemos estado más solos, y esto me hace buscar la motivación de estos nuevos lenguajes para desvelar esa cara falsa que contrasta con la parte interior».

¿Y qué hay de esa dualidad en el propio Mulet? Reflexiona el artista, y contesta: «Hay tantas vidas como te atrevas a vivir», confiesa el artista que recientemente ha cambiado de estudio y está en uno que desprende toda su esencia: guitarra, brochas, libros y lienzos. «Al final he hecho confluir todas esas vidas» y lo hace en un lugar «de libertad, un espacio de creación».