Sanae Takaichi, una política de corte conservador y nacionalista, ha ganado la carrera para presidir el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) de Japón. La formación la ha elegido como su presidenta este sábado, en una contienda que es algo más que unas primarias: la vencedora tiene una altísima probabilidad de convertirse en los próximos días en la primera ministra del país asiático, previa votación en el Parlamento.
El nombramiento, de confirmarse, sería histórico. Takaichi, de 64 años, se convertiría en la primera mujer en ocupar la jefatura del Gobierno nipón. En las primarias del partido se ha impuesto, en la segunda ronda, a Shinjiro Koizumi, actual ministro de Agricultura e hijo del exprimer ministro Junichiro Koizumi. Él aspiraba a ser el primer ministro más joven desde la posguerra.
La recién elegida sustituirá al frente de la organización conservadora al actual primer ministro, Shigeru Ishiba, que anunció a principios de septiembre su dimisión, después de menos de un año en el cargo. El aún mandatario (sigue de momento, para evitar un vació de poder) fue forzado por sus compañeros de filas a abandonar después de que el partido, con él al frente, sufriera dos contundentes batacazos en las urnas, perdiendo la mayoría de la que gozaba en ambas cámaras de la Dieta (el parlamento nipón).
Aunque puede pasar de todo, la investidura se da casi por hecho dado que la coalición que forma el PLD con su tradicional socio minoritario, el partido Komeito, sigue siendo, a pesar del declive en las urnas, la fuerza más importante, y la oposición carece de coherencia como para formar un bloque alternativo.
Una vez al frente del Ejecutivo, Takaichi tendrá que afrontar un buen número de problemas: desde la inflación que atenaza a los hogares a la renqueante marcha de la cuarta economía del planeta. También deberá cambiar los vientos internos del PLD para dejar atrás los grandes escándalos de corrupción cuyas heridas siguen sin cerrar, y que han contribuido a laminar el apoyo ciudadano.
Takaichi, una veterana que entró en política en los noventa, ha ocupado numerosos altos cargos, entre ellos el de ministra de Seguridad Económica. Se confiesa una admiradora de la histórica premier británica Margaret Thatcher: “Mi objetivo es ser la ‘Dama de hierro”, dijo la semana pasada en un debate televisado con el resto de candidatos.
Entró en política en los años noventa, y se presenta a sí misma como la heredera política del exprimer ministro Shinzo Abe, asesinado en 2022, y de sus políticas en materia de finanzas, las conocidas como“abenomics”. Fue él quien la llamó por primera vez en 2006 para ocupar un cargo en un gabinete.
Su elección es un hito en un país donde la participación de las mujeres en la política va bastante rezagada. El actual Ejecutivo, de 20 miembros, solo cuenta con dos mujeres. En el Informe de Brecha de Género 2025 del Foro Económico Mundial, Japón ocupa el puesto 118º entre 148 países, el más bajo de entre los miembros del G7, y el porcentaje de mujeres en la Cámara de Representantes es de en torno al 15%. Takaichi, en cualquier caso, no destaca por ser una defensora de las políticas feministas ni de las minorías
Su elección la convierte en la tercera líder del PLD en poco más de un año, después de que Ishiba sustituyera a su vez Fumio Kishida, que abandonó en 2024 con la formación azotada por un caso de financiación irregular. También será, previsiblemente, la tercera primera ministra en ese breve lapso de tiempo, signo de que Japón anda sumido en la inestabilidad política desde el abandono de Abe en 2021 por motivos de salud.
A los pérdida de votantes del PLD ha contribuido también el auge de formaciones populistas y de corte trumpista, como Sanseito, con sus mensajes antiinmigración y nostálgicos de un supuesto pasado glorioso. Este partido de ultraderecha, nacido en 2020, goza de un especial tirón entre los jóvenes desencantados de la política tradicional y sumidos en un cóctel de descontento en el que se mezclan el elevado coste de la vida, el precio de la vivienda, el envejecimiento y los exiguos aumentos salariales.
La nueva líder deberá buscar el reequilibrio con Estados Unidos, el gran aliado de Japón, tras la tempestuosa llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y sus ansias arancelarias. El saliente Ishiba acordó con el magnate que Tokio aceptaría gravámenes del 15% para la mayoría de productos, incluido su poderoso sector automotriz, e invertiría a cambio 550.000 millones de dólares (unos 469.223 millones de euros) en el país norteamericano.
Podrán discutir de todo esto en breve: Trump tiene previsto visitar Japón a finales de octubre, según fuentes diplomáticas anónimas citadas por la agencia japonesa Yonhap esta semana.
En la votación, Takaichi se ha impuesto en la segunda ronda. Después de que ninguno de los cinco contendientes lograra la mayoría suficiente en la primera, han pasado a la fase de desempate ella y Koizumi, los dos con más apoyos entre los militantes de base y los parlamentarios. En la segunda ronda, donde prima la decisión de los parlamentarios, se ha impuesto finalmente Takaichi, que ya lideraba las encuestas publicadas esta semana.
Bajo el sistema electoral nipón, los votantes eligen a los miembros de la Cámara de Representantes (la Cámara baja), y el partido que obtenga la mayoría de los escaños es el encargado de nominar al primer ministro, quien es más tarde designado formalmente por la Dieta Nacional.
El PLD ha mantenido el control parlamentario de manera prácticamente ininterrumpida desde su fundación en 1955, y ha gobernado el país desde entonces con solo dos breves interrupciones, entre 1993 y 1994 y de 2009 a 2012. En estos momentos, al haber perdido la mayoría con la que contaba junto a Komeito, la aspirante se verá obligada a llegar a acuerdos con la oposición para ser investida y lograr un Gobierno estable.