Es la primera vez en los 73 años de historia del Festival de Cine de Donostia que se premia a un actor por una interpretación … en euskera. Jose Ramon Soroiz (Legorreta, 1951) seguía ayer feliz por la Concha de Plata, pero abrumado por lo que trae consigo. A Soroiz le encanta actuar, como ha acreditado en sus casi 50 años de carrera, pero huye de las entrevistas. Sin embargo, al sempiterno tímido le está tocando estos días hablar ante las cámaras y dar discursos desde los escenarios. «Deseo el mayor éxito a una película tan buena como ‘Maspalomas’, pero espero volver pronto a mi vida tranquila y a mi trabajo», dice.

El ‘día despues’ del premio fue puro Soroiz. Ilocalizable para sus propios compañeros, el actor estuvo con su familia y descansando salvo el momento en que tuvo que cumplir una importante misión: volver al Kursaal para recuperar el premio que había dejado «en depósito» tras la gala.

El actor había dormido poco: a las tres de la madrugada fue uno de los últimos en abandonar la fiesta de clausura del Palacio de Miramar. Lo hizo acompañado de su mujer, Cristina (a ella y a Blas , su hijo, les dedicó el premio en la gala del Kursaal) y de sus aliados de Moriarti, Joxe Mari Goenaga y Aitor Arregi, directores de la película, y Jon Garaño. «Casi me habría hecho más ilusión que os premiaron a vosotros que a mí», les decía Soroiz, o Pinpix, como le conocen sus compañeros de oficio, en recuerdo del payaso que encarnó en sus inicios.

«Me costó mes y medio aceptar: ahora no me perdonaría haberlo rechazado. Supongo que es el papel de mi vida»

«Ahora lo importante es que la película se vea, porque lo merece», dice un Jose Ramon Soroiz que no duda en repetir que ‘Maspalomas’ es «el mayor reto que he interpretado en mi carrera». «A los 74 años, cuando ya pensaba que estaba todo el pescado vendido, me llegó este caramelo, con un papel de protagonista tan exigente. Cuando leí el guion me pareció redondo, pero no era un personaje fácil: interpretar a un veterano, homosexual y con escenas de sexo explícito, era un desafío para mí a estas alturas, con 74 años».


El emocionante discurso de Jose Ramon Soroiz al recoger la Concha de Plata: «Me llena de orgullo ser de Legorreta»

Tardó mes y medio en aceptar la oferta. «Cuando hablé con los directores y la coordinadora de intimidad me fui convenciendo. Todo iba a estar cuidado, siempre sabía cuánto y cómo se me iba a ver… y conozco el estilo de Goenaga y Arregi». Dijo ‘sí’ sin sospechar que ese trabajo le iba a reportar una Concha de Plata, «algo que nunca pude imaginar». «Realmente nunca me habría perdonado rechazar un papel así».

Sus directores no se cansan de alabar el trabajo, la disposición y la calidad del actor. «Ha sido una experiencia formidable y es uno de los soportes de la película», asegura Goenaga y corrobora Arregi. «Fue uno de los que animó el rodaje con humor».

Pero Soroiz tenía un miedo añadido: sabía que un trabajo así supondría una amplia exposición mediática. Pidió hablar ante los medios «lo menos posible». El domingopasado, tras el primer pase de ‘Maspalomas’ en público en el Festival, llegaba la primera rueda de prensa. Jon Garaño vivió la proyección dentro, en la sesión de las ocho y media de la mañana, dentro del Kursaal. «Quería ver las reacciones, cómo afrontaban esos primeros minutos de sexo explícito». Y no solo comprobó que la gente seguía la película con atención, sino que se emocionaba o reía donde habían imaginado los directores. «Fue impresionante: terminé llorando yo en la sala, algo que no me pasaba desde hace años», confesaba Garaño.

Inmediatamente después llegó la rueda de prensa. Para sorpresa de todos la primera persona interrogada por los periodistas fue Soroiz. Y el hombre que temía los micrófonos se vino arriba con un largo monólogo en el que contó sus miedos, el orgullo de haber aceptado el trabajo y la felicidad de ver la reacción del público.

«En el Festival, como en el rodaje, se ha venido arriba para bien en sus discursos y declaraciones», dice Joxe Mari Goenaga

«Supongo que es el gran papel de mi vida», confiesa el actor de Legorreta. Y eso que en su larga trayectoria hay trabajos muy populares en la escena y las pantallas vascas, desde el gran Joselontxo de ‘Bi eta bat’, la serie que protagonizó con Ane Gabarain y Elene Irureta y que fue una de las pioneras de ETB, o ‘Jaun eta jabe’, otra producción en la que oficiaba de cocinero-lehendakari. Gracias a películas como ‘Loreak’, también de los Moriarti, empezó a ser conocido más allá del País Vasco, y su papel de ‘Txato’ en la serie ‘Patria’ supuso otra importante proyección. Ahora sigue colaborando en series como ‘Irabazi arte’ y sobre todo en el teatro, en montajes recientes como ‘Del color de la leche’, junto a Aitziber Garmendia, en producción de Tanttaka, compañía con la que colabora asiduamente.

«Le está pasando con el Festival lo que le ocurría en el rodaje, que se viene arriba», bromea Joxe Mari Goenaga. Así ocurrió en la gala del palmarés, con su largo discurso de agradecimiento al equipo, a la familia y a Legorreta, su pueblo, aunque vive desde hace años en Donostia.

Querido y respetado a partes iguales por sus compañeros de profesión, Pinpix vivió el día después del premio con dos deseos: que ‘Maspalomas’ revalide en taquilla la buena acogida del Zinemaldia… y que los periodistas le dejen tranquilo. Goenaga y Arregi asumen la promoción de la película, estrenada el viernes en salas. Soroiz está acompañado en el reparto de otros grandes nombres, desde Nagore Aranburu a Kandido Uranga. La profesión vive esta Concha de Plata como un reconocimiento a los intérpretes vascos, y así lo resalta también Soroiz, aunque quien se llevó el premio a casa es él. El día después, eso sí.

Alauda Ruiz de Azúa, de becaria del Festival a Concha de Oro

El protagonismo de los creadores vascos en esta edición del Zinemaldia se redondea con la Concha de Oro lograda por la barakaldesa Alauda Ruiz de Azúa por ‘Los domingos’. La directora, de 47 años, recuerda que en sus tiempos más jóvenes trabajó como becaria en este mismo Festival que ahora le concede el principal premio. Ya salió muy reforzada el año pasado con el éxito de ‘Querer’, su trabajo para Movistar que terminó convertido en una de las series del año, pero entonces fue presentada en Sección Oficial fuera de concurso.

«Estoy feliz con el premio, pero sobre todo con la acogida dispensada a la película», asegura la realizadora. «Recuperas la fe en los espacios de debate y encuentro donde pueda hablarse tranquilamente de las películas y de sus contenidos», apunta. «Lo interesante es ahora ver la reacción del público cuando se estrene el filme el 24 de octubre».

Afincada en Madrid desde los 23 años, madre de Daniel, de 9 años, al que dedicó el premio en el Kursaal, debutó con ‘Cinco lobitos’, ganadora del Festival de Málaga y del Goya a la dirección novel, y ahora ve cómo ‘Los domingos’ sale de San Sebastián como una de las favoritas de los próximos Goyas.