Europa consiguió este domingo revalidar la Ryder Cup 2025 tras imponerse a Estados Unidos por un ajustado 15-13, en una edición marcada por la tensión y el dramatismo hasta el último putt. El conjunto europeo, que llegaba con una amplia ventaja de 11,5-4,5 tras las dos primeras jornadas, tuvo que soportar el ímpetu final del rival, dispuesto a protagonizar la remontada más memorable de la historia del torneo.
El equipo dirigido por Luke Donald, con figuras como Jon Rahm y Rory McIlroy al frente, partía como gran favorito en el desenlace dominical. Sin embargo, el orgullo estadounidense, espoleado por el capitán Keegan Bradley, mantuvo el suspense hasta el cierre. Bradley llegó a evocar el célebre «milagro del 28-3» de los New England Patriots en la Super Bowl de 2017, como metáfora del espíritu combativo que exigía a los suyos. Y, durante gran parte de la jornada, esa gesta pareció posible.
La reacción americana comenzó con tres victorias consecutivas: Justin Thomas se impuso a Tommy Fleetwood, Cameron Young derrotó a Justin Rose y Xander Schauffele superó con autoridad a Jon Rahm. La presión aumentó aún más cuando Bryson DeChambeau, que marchaba cinco abajo en el hoyo 7, protagonizó una remontada épica para arañar medio punto frente a su rival.
En medio del vendaval estadounidense, emergió la serenidad europea. El sueco Ludvig Åberg logró un triunfo clave ante Patrick Cantlay, devolviendo aire a los suyos y situando el marcador a un suspiro del objetivo. Poco después, el irlandés Shane Lowry, con temple en el hoyo 18, aseguró el medio punto decisivo frente a Russell Henley, lo que selló la permanencia del trofeo en manos europeas.
El equipo dirigido por Luke Donald, con figuras como Jon Rahm y Rory McIlroy al frente, partía como gran favorito en el desenlace dominicalGetty Images via AFP
El cierre no estuvo exento de simbolismo. Viktor Hovland, aquejado de problemas físicos, no pudo disputar su duelo y cedió medio punto antes del inicio de la jornada, un gesto que enardeció aún más el espíritu competitivo estadounidense. No obstante, el reparto acordado entre capitanes reflejó la deportividad que caracteriza a la Ryder.
El marcador final, 15-13, no solo evidenció la resistencia de Europa, sino también la garra de un equipo norteamericano que obligó a los europeos a sudar cada golpe. De haber ganado los últimos cuatro partidos, Estados Unidos habría firmado la remontada más grande de la historia del certamen.
Para Europa, esta victoria tiene un valor especial: no solo mantiene la hegemonía tras el triunfo en Roma en 2023, sino que también refuerza la cohesión de un grupo en el que jóvenes como Åberg se han consolidado como protagonistas de futuro. Para Estados Unidos, pese a la derrota, queda la certeza de que la nueva generación, liderada por Schauffele y Thomas, tiene madera para recuperar el cetro en próximas ediciones.
La mirada ya se dirige a Limerick (Irlanda), sede de la Ryder Cup 2027, donde Europa buscará prolongar su reinado en un torneo que, una vez más, demostró por qué es uno de los mayores espectáculos del deporte mundial.