BarcelonaEl laboratorio del Hospital Clínic de Barcelona fue el primero del Estado en detectar un nuevo coronavirus que acabó provocando la peor crisis sanitaria de la época moderna. Era el 25 de febrero de 2020, como recuerda el jefe del Servicio de Microbiología del centro, Climent Casals, que tiene la fecha grabada a fuego. La irrupción de la Covid-19 paralizó al mundo con graves consecuencias sanitarias, económicas y sociales, pero también tuvo un gran impacto en el resto de patógenos que hasta entonces circulaban en nuestro territorio; los desplazó y prácticamente logró el monopolio de las infecciones. Cinco años después se ha recuperado la normalidad previa a la pandemia y el mapa de bacterias y virus también ha cambiado. Por eso, los profesionales insisten en la importancia de disponer de un sistema de vigilancia capaz de detectar cualquier emergencia y anticiparse a ella para que lo que ocurrió en el 2020 no se vuelva a repetir.

En Cataluña hace tres décadas que existe el sistema de notificación microbiológica, donde los profesionales reportan todos los virus y bacterias que causan enfermedades infecciosas. Con los años se ha ido fortaleciendo y mejorando, sobre todo después de la pandemia, y cada vez se realizan más pruebas con el objetivo de disponer de la máxima información de los patógenos que circulan en nuestro país, detectar posibles focos de contagio y adelantarse a los peligros. El pasado año, por ejemplo, los laboratorios catalanes notificaron más de 100.000 casos de enfermedades causadas por microorganismos. El más frecuente fue la bacteria que causa la clamidia, el virus de la gripe, la bacteria que hay detrás de la gonorrea, la de la tos ferina y la bacteria Campylobacter, uno de los que provoca diarrea, según el último balance del departamento de Salut al que ha tenido acceso el ARA. Estos cinco microorganismos superan el 60% de todas las enfermedades infecciosas que notificaron los laboratorios.

Evolució de la detecció de microorganismes a Catalunya

Les xifres representen els casos detectats

«Trabajamos para que no se nos escape ningún foco de contagio, sobre todo si son enfermedades muy infecciosas, muy mortales o que se pueden prevenir con vacunas», explica Casals, quien detalla que el mapa de virus y bacterias ha cambiado mucho en los últimos años por culpa de la cóvid-19. Como muchos microorganismos apenas causaron infecciones durante la pandemia, la inmunidad de grupo descendió y, una vez se recuperó la normalidad gracias a las vacunas, estos patógenos volvieron con fuerza y ​​tenían campo para correr, ya que mucha gente no tenía las defensas preparadas, sobre todo los niños. Esto ha propiciado, por ejemplo, que la tos ferina, muy infecciosa y con brotes cada tres o cinco años, se haya disparado en los últimos años. En concreto, ha pasado de 359 casos en 2023 a 10.783 el pasado año, lo que supone un incremento de casi el 3.000%.

Ahora bien, dado que el sistema de vigilancia funciona, se ha detectado la amenaza y se ha encontrado una solución para frenar el avance de la enfermedad. En este caso existe una vacuna efectiva contra la enfermedad y Salud le ha incluido este año en el calendario de inyecciones para los adolescentes a partir de los 11 y 12 años, tal y como recomendaba el Consejo Asesor de Vacunaciones, por lo que Casals está convencido de que habrá un bajón de casos gracias a la prevención.

Otro ejemplo es el virus respiratorio sincicial (VRS), que provoca una de las infecciones respiratorias más frecuentes, y que es una de las principales causas de hospitalización en niños. Antes de la pandemia era de las enfermedades infecciosas más habituales en nuestro país, pero en 2023 se empezó a vacunar a los menores de 6 meses y se ha conseguido una reducción importante de casos de bronquiolitis, de las visitas a urgencias y de hospitalizaciones. «Ya no la vemos en el top 10, fue una apuesta valiente y ha salido muy bien», celebra el experto.

La prevención de infecciones sexuales fracasa

Uno de los grandes deberes pendientes que los expertos llevan tiempo señalando es la prevención en el caso de las infecciones de transmisión sexual, que son cada vez más numerosas en toda Europa. En Cataluña desde 2010 aumentan un 32,4% de media cada año, y en 2024 se notificaron 38.544 casos, de los que más de 16.000 fueron casos de clamidia y más de 13.000 de gonorrea. De hecho, los positivos en nuestro país superan la media europea y española de todas las infecciones sexuales. Detrás de ésteincremento de casosSin embargo, hay muchos factores. Por un lado, se realizan muchas pruebas diagnósticas y grandes cribados en los que se detectan personas que no muestran síntomas de la enfermedad. Por otro lado, existe un aumento de las conductas sexuales de riesgo, una caída del uso del preservativo y un incremento del número de parejas sexuales que tiene una persona. Todo ello ha generado un caldo de cultivo para que estas infecciones suban sin cesar en los últimos años.

La jefa del Servicio de Microbiología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, ​​Nieves Larrosa, tiene claro que este incremento no se debe sólo al esfuerzo que se hace para detectarlas, sino que las conductas sociales han cambiado. «Se ha perdido el miedo, sobre todo entre la población más joven», sostiene la experta, ya que la franja en la que se concentran más casos es entre los 20 y los 30 años. Larrosa avisa que este volumen de casos tendrá un impacto a la larga, ya que la clamidia puede generar infertilidad si no se trata y la gonorrea presenta cada vez más resistencias a los antibióticos que se utilizan para mitigarla. De hecho, en otro informe al que ha tenido acceso el ARA el departamento de Salut avisa de que es necesario desarrollar nuevos tratamientos para «combatir esta amenaza creciente para la salud pública catalana», ya que la previsión es que estas resistencias se incrementen en los próximos años.

Otra enfermedad de transmisión sexual que emergió de manera muy importante fue la mpox, antes conocida con el nombre de viruela del mono. Larrosa recuerda que hubo miles de contagios en 2022 (más de 7.500 casos en todo el Estado) y, además, el año pasado se detectó una nueva variante más contagiosa y más virulenta en países de África. Los casos llegaron a Europa, y en Cataluña se hizo un esfuerzo en la detección por identificarla rápidamente y evitar su propagación, pero no se han encontrado casos de la nueva variante. Aún así, el esfuerzo por detectar la enfermedad explica que entre 2023 y 2024 los casos notificados han crecido un 153%, llegando hasta los 266 diagnósticos positivos. Tanto Larrosa como Casals coinciden en que esto es una prueba de que el sistema funciona y que la vigilancia permanente es clave para detectar cualquier amenaza. «Estamos preparados para lo que venga, aunque sea desconocido, como la cóvido. Tenemos pruebas para saber de qué familia proviene cualquier patógeno, incluso si no la hemos visto nunca, ya partir de ahí podremos tomar decisiones», concluye el experto.

Empieza la temporada de virus respiratorios

Con la llegada del frío también vuelven los virus respiratorios y en Catalunya ya ha comenzado la campaña de vacunación contra la gripe y la cóvid-19. De momento están llamadas las personas que viven en residencias, mayores de 80 años, embarazadas y niños de entre 6 meses y cinco años. Este octubre se abrirá para el resto de colectivos indicados, como las personas mayores de 60 años, entre otros. Son enfermedades muy contagiosas, por lo que las autoridades sanitarias recomiendan llevar mascarilla a las personas que tengan síntomas, sobre todo en espacios compartidos.