Para Carlos Corberán, entrenador del Valencia, el 1-2 supuso un duro varapalo en una noche, además, en la que escuchó los pitos de Mestalla. El técnico explicó la derrota asegurando que «en vez ir a más fuimos a menos. Empezamos como debíamos, y encontramos un gol que nos premia. A partir de ahí nos sentimos superiores pero lo fuimos perdiendo. Nos han ganado duelos y nos hemos quedado sin saber qué hacer. Lo mejor en la primera parte fue el resultado. Con el ajuste de los cambios mejoramos».
Y añade Corberán: «El penalti pudo cambiar el transcurrir del partido, pero no pudimos aprovecharlo, y ellos estaban vivos después de esa acción. Metieron a Rondón, que sabe jugar de espaldas y tiene mucho peligro. En el córner del empate hemos perdido la marca, fue un duro golpe anímico entre el penalti y su gol. Y sin tiempo para reaccionar, después de un buen ataque ellos generan una contra y otra acción que es accidentada acaba con el gol del Oviedo que ya nos deja poca opción al final».
Sobre el penalti fallado, dijo que «el lanzador era Danjuma, ya que Pepelu no iniciaba el partido. Cuando hay un cambio y entra un jugador, uno nunca sabe que jugador va a estar en el campo. De inicio, Danjuma era hoy el responsable. Pienso que lo podía haber metido y lo ha fallado. Pepelu también lo podía haber metido o lo podía haber fallado. Lo que sí que sabemos es que no hemos sido capaces de aprovechar la opción que teníamos de ventaja”.
Por último valoró la primera derrota en su feudo: «Los pitidos de Mestalla los compartimos. Lo que más me duele es no haber jugado el partido que este equipo puede jugar. Fruto de no haberlo jugado bien, hemos dado opciones al rival y no hemos sido capaces de encaminarlo. La crítica hay que aceptarla porqué ha sido justa”. Y añadió: «“No hemos jugado al nivel que tenemos que jugar. Creo que tenemos que mejorar nuestro nivel competitivo. Hablar de objetivos por encima de competir los partidos, para mí no tiene sentido. Lo que tiene sentido es centrarnos en el partido y hoy está claro que no lo hemos competido o jugado a lo que el equipo es capaz de jugar. Y ahí el responsable siempre va a ser el entrenador, aunque responsables somos todos, todos los que formamos parte del equipo, los que estamos presentes, los que entrenamos, preparamos partidos, jugamos… Nos responsabilizamos. Las cosas se mejoran desde la responsabilidad y no desde las excusas».