Fiel a su cita con los lectores, Javier Castillo (Málaga, 1987) ha vuelto a las librerías con su nuevo ‘thriller’ ‘El susurro del fuego’ (Suma) … que, por primera vez, ambienta en España. Un ‘thriller’ volcánico ambientado en Canarias, que este miércoles presenta en Málaga, en el Aula de Cultura de SUR. Tras Madrid, la cita en el Albéniz (18,30 horas) será su único encuentro con los lectores para hablar de su nuevo volumen, que también firmará a continuación para todos los que acudan al cine.

-Tras siete libros ambientados en EE UU, ¿por qué este giro?

-Ya llevaba un tiempo dándole vueltas a escribir una novela en España. Desde que terminé ‘La chica de nieve’ estaba buscando y en un viaje a Canarias el año pasado con mi familia viví un momento revelador. A un chico extranjero le dio un desmayo, que fue solo una bajada de azúcar, pero lo llevaron al hospital y de repente todo ese viaje que tenía planeado se quebraba. Y me atrapó tanto la idea de que lo pierdes todo de golpe, como el escenario de Canarias, donde sientes que debajo de ti está rugiendo el fuego y en cualquier momento erupciona y lo cambia todo.

Aula de Cultura de SUR

  • Acto:
    Javier Castillo presenta y firma ejemplares de su nueva novela, ‘El susurro del fuego’.

  • Lugar y fecha:
    Miércoles 8 de octubre, a las 18,30 horas, en el cine Albéniz. Entrada libre hasta completar aforo.

-¿Han tenido algo que ver las adaptaciones de ‘La chica de nieve’ ambientada en Málaga?

-El gusanillo de crear una historia en España ya lo tenía, pero que la serie haya funcionado fue como decir: «Oye, mira, no te preocupes». Una vez que ya tienes un estilo, piensas que a la gente no le va a gustar que cambie, pero al darme cuenta de que también funcionaba, me quité el miedo en esta novela y ha sido un salto al vacío.

-Con ese título y ese escenario cualquiera pensaría que ha hecho una novela sobre el volcán de la Palma, pero el fuego es interior.

-Lo fácil hubiera sido hacerlo sobre los volcanes, las erupciones… pero lo que yo quería contar era todo lo contrario, usar esa belleza que tienen las islas para hablar de un misterio. En mi cabeza tenía todo el tiempo una imagen que es saltar una hoguera.

-Eso es muy de noche de San Juan…

-Tal cual. Ese acto era como el impulso de «venga, arriésgate, vive la vida». Y me funcionaba muy bien para contar esta historia de fuego interior.

-El amor de hermano es el eje de esta novela, pero también la eterna lucha entre ciencia y religión.

-El motor de la novela es el amor entre los dos mellizos, que son muy distintos, pese a haber vivido la misma vida y sufrir las mismas tragedias. Pero uno, Mario, se apagó y la otra, Laura, decidió encenderse. Y ese contraste hace que el viaje sirva para unirlos y para que él vaya siguiendo las pistas de lo que le pasó a su hermana y encendiéndose por dentro. Y también se habla de la ciencia contra la religión, un contraste que está en Laura, que es astrofísica, pero al mismo tiempo es creyente.

«Soy muy friki y me ha encantado siempre la física y el espacio. Te sientes diminuto al mirar el cielo»

-¿Y de dónde le viene esa fascinación por la astrofísica?

-Yo soy muy friki y además me ha encantado siempre la física y el espacio. No tengo un telescopio en casa porque no tengo una buena habitación para ver el cielo, pero en Tenerife está el Observatorio, que es único en el mundo y con el que te sientes diminuto al mirar el cielo. Allí descubres que la vida tiene sentido más allá de ti mismo.

-Tu literatura se está desprendiendo de cierto efectismo y haciéndose más carnal, profunda, cercana. ¿Has sufrido un ataque de realidad?

-Ja, ja. Es que sería muy fácil escribir diez veces la misma novela, poner la mano y cobrar siempre por el mismo trabajo. Pero como escritor uno tiene que ir siempre probando distintas cosas. No me gusta conformarme y prefiero arriesgarme en cada libro creando algo único. No es el motivo, pero últimamente todos los ‘thrillers’ giran en torno a golpes de efecto y quería alejarme de todo eso y crear algo que fuese mío, una historia que te golpea cuando la lees.

-Comenzó autopublicando, dejando su trabajo de asesor financiero y convirtiéndose en uno de los más leídos, ¿Es un escritor hecho a sí mismo?

-A mí me han hecho los escritores a los que he leído. Soy mi estantería. No creo que haya escritores que se hayan hecho a sí mismos, sino que todos de un modo u otro empezamos escribiendo a nuestra manera y mejorando. En mi caso he tenido muchísima suerte de dedicarme profesionalmente a escribir, porque hay muchísimos compañeros que se han hecho a sí mismos igualmente y por suerte y por desgracia no consiguen dar ese salto para poder dedicarse cien por cien a la literatura.

«Últimamente todos los ‘thrillers’ giran en torno a golpes de efecto y quería alejarme de todo eso y crear algo que fuese mío, una historia que te golpea cuando la lees»

-¿El éxito le ha cambiado la vida?

-Profesionalmente muchísimo. Pero lo que más me ha cambiado es ser padre, me ha convertido en mejor persona, me ha hecho valorar más todo lo que hago e intentar centrarme en crear tres personitas que, jugando con la literatura, se conviertan en buenos libros.

-Hablando de su familia, en su nueva novela se marca un ‘Hitchcock’ en forma de cameo.

-Ja, ja, hay una familia de Málaga que aparece en la novela. Sí, en teoría ese personaje soy yo, pero ni hablo. Seguro que mucha gente se imaginará que esa familia de turismo en Canarias y que descubre el crimen es la mía y así era también en mi imaginación.

«Si funciona una adaptación, lo celebro, pero yo escribo libros, no escribo series»

-Hablando de cambios, ¿es diferente desde que Netflix se cruzó su vida?

-Al escritor, te aseguro que nada. Escribo con mi mismo método de trabajo y nunca pienso si una historia es adaptable o no. Lo sí pienso es crear el mejor libro posible y que a mis lectores les pueda gustar muchísimo. Luego, si funciona y hay una adaptación, lo celebro, pero yo escribo libros, no escribo series. A quien me debo es a quien me lee.

-Su personaje, Laura, dice: «Un buen libro debe tener amor y tragedia. Debe de hablar de la vida y de la muerte. Y debe hacerte reír y también llorar». ¿El suyo es un buen libro?

-Creo que sí, pero eso lo tienen que decidir los lectores. Para mí, eso es lo que tiene que tener un buen libro. Primero, conseguir que te atrape la historia, que los personajes te enamoren y que lo que digan te importe. Y luego tiene que tener amor, tragedia, desengaño, misterio… y tiene que hablar de ti. Ojalá, la gente lo sienta así con ‘El susurro del fuego’.

-La adaptación de ‘El cuco de cristal’ llega el 14 de noviembre. ¿Ha estado implicado igual que en ‘La chica de nieve’?

-Pues igual, he participado en la adaptación, los guiones, las tramas, pero yo no escribo sino que lo hacen los guionistas Jesús Mesas y Javier Andrés, que son un equipo. Con ellos tengo un equilibrio que funciona muy bien. Y del resto se encargan Netflix y Atípica Films que producen de forma alucinante. Desde que vi las primeras versiones de la serie ya era un espectáculo y había poco que opinar, porque es maravillosa. Hay que verla.

-En Málaga mucha gente espera que se anuncie la tercera entrega de la chica de nieve. ¿Para cuándo?

-Estamos ahí en el aire, todavía no tengo ni idea. Está todo en los despachos y estamos a la espera.

-La sargento Oramas de su novela sostiene que los culpables mienten bien. ¿Qué tal miente usted?

-No miento bien. Verónica -su mujer- sabe perfectamente que no sé mentir, pero omito información muy bien y eso es importante, como en un buen ‘thriller’ de Agatha Christie.

-¿Entonces me ha mentido en esta entrevista?

-Algo me he callado.