Hace algo más de un año les hablaba de la computación cuántica y de cómo podía alterar los cimientos de la era digital. Después vinieron artículos sobre las tierras raras, sobre la energía nuclear, sobre el fondo marino y sobre el agua, ese recurso que será tan estratégico como el petróleo en el pasado. Hemos dedicado páginas a mirar el cielo y otras a bajar al fondo del mar. Soñamos con colonias en Marte y con ciudades submarinas que extraigan minerales estratégicos. Pero si uno piensa en lo que realmente podría cambiar la civilización en las próximas décadas, la respuesta quizá esté mucho más cerca, dentro de nosotros.
El futuro no es solo conquistar territorios nuevos, sino escuchar a tiempo lo que el cuerpo intenta decir en voz baja. El cáncer y el Alzheimer no aparecen de repente, son procesos que se gestan en silencio durante años. Si logramos traducir ese murmullo biológico en datos accionables, ganaremos la única riqueza no replicable que existe: tiempo de vida con calidad.
La revolución no es una promesa de inmortalidad, es un giro cultural, pasar de curar tarde a detectar pronto, de intervenir a ciegas a decidir con precisión. Biología, inteligencia artificial y microfluidos ya están ensamblando ese audífono capaz de captar señales en una simple muestra de sangre, saliva, retina o voz. Igual que el agua es el recurso crítico de una humanidad que se acerca a los 10.000 millones, la detección precoz es el recurso crítico de la medicina que viene. Si el siglo XX se midió por la capacidad de producir y distribuir, el XXI se medirá por la capacidad de anticipar.
En este tablero emergen compañías que no son humo ni promesas huecas, sino operadores con tecnología diferencial, tracción clínica y un plan industrial. Algunas fabrican el micrófono ultrasensible que escucha proteínas indetectables hasta hace poco. Otras convierten mililitros de sangre en mapas de ADN tumoral que delatan recaídas invisibles a simple vista. O integran datos de hospital en sistemas de decisión que, como un buen piloto automático, no sustituyen al médico, pero le quitan niebla y fatiga. En Alzheimer, donde siempre llegábamos tarde, los biomarcadores en sangre y las baterías cognitivas digitales abren una ventana por la que empieza a entrar luz.
Este trabajo se enmarca en la cartera disruptiva que estoy construyendo para mis mellizos, un proyecto a 20 o 25 años que comparto de forma exclusiva en elEconomista. Cada semana exploro sectores de futuro en busca de nuevas semillas que puedan formar parte de esa cartera, que hoy aún no alcanza las 40. Hay un largo camino por recorrer y un bosque inmenso por plantar, pero de esos análisis van surgiendo ideas y compañías que merecen ser vigiladas con mimo. Algunas, por su tecnología y su tracción clínica, deberían formar parte sí o sí de esa cartera cuando el mercado nos ofrezca el precio adecuado.
Poco a poco vamos plantando esas semillas. No todas darán un roble, pero el bosque que nazca de ellas puede redefinir lo que entendemos por prevención y longevidad saludable. Estas son, por ahora, las compañías que más me interesan en este nuevo capítulo de la medicina del futuro.
Guardant Health (GH)
Líder en biopsia líquida y cribado poblacional. Su test Shield para cáncer colorrectal busca aumentar la adherencia del paciente y detectar antes, con una logística sencilla y escalable. Integra diagnóstico, monitorización y datos del mundo real. Una semilla clara para la medicina preventiva a gran escala.
Técnicamente, a comienzos de año confirmó un patrón de giro alcista en forma de cabeza y hombros invertido al superar la zona de los 40 dólares, lo que sugiere que los mínimos del año pasado en 15,80 dólares fueron el suelo de la tendencia bajista que nació en 2021 desde los 180 dólares.

Guardant Health (GH)
Exact Sciences (EXAS)
Pionera en diagnóstico no invasivo con una plataforma que combina pruebas de heces, sangre y genómica. Su escala industrial y su red de distribución aceleran la adopción, mientras desarrolla algoritmos que integran múltiples señales biológicas. Reduce procedimientos innecesarios y acerca el cribado a la rutina médica.
Por tamaño y madurez, EXAS encaja mejor en la cartera de la familia o cartera patrimonial, ese núcleo donde vive el 90% del capital, dejando el 10% para la cartera disruptiva. Si bate con claridad la resistencia de los 60 dólares activaría un patrón alcista de continuación que reforzaría su candidatura. Es uno de esos zafiros azules seleccionables por fundamentales que encajan con la filosofía del fondo asesorado por elEconomista Tressis Cartera ECO30.

Exact Sciences (EXAS)
Quanterix (QTRX)
Su tecnología Simoa detecta proteínas en concentraciones ultrabajas, habilitando biomarcadores sanguíneos para enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Es el proveedor de picos y palas de la nueva neurociencia. Está pasando de la investigación a la clínica, con potencial de sustituir procedimientos invasivos.
El gráfico invita al optimismo por la posibilidad de que haya construido un suelo dentro de la tendencia bajista que arranca en los máximos de 2021 en 90 dólares y que la llevó hasta la zona de 4 dólares. Esta hipótesis se confirmaría si supera resistencias de 7,15 dólares.

Quanterix (QTRX)
Lantheus Holdings (LNTH)
Especialista en radiodiagnóstico y medicina nuclear. Sus soluciones permiten detectar tumores y patología cardiovascular con gran precisión y la compañía avanza en la convergencia entre imagen e inteligencia artificial. Es la cara más avanzada de la medicina por imagen, un nexo entre biología y hardware que gana relevancia a medida que la detección se vuelve preventiva.
La cotización ha caído hasta la zona de mínimos de 2022 y 2024 en 47,50 dólares, un soporte clave desde el que podría intentar reanudar su tendencia de largo plazo. El problema es el hueco bajista abierto desde los 70 dólares. Es probable que intente rellenarlo, pero mientras no lo cierre el riesgo de ver pérdidas adicionales seguirá encima de la mesa. La señal fuerte llegaría con el cierre del hueco y la recuperación sostenida sobre 70; por abajo, la pérdida clara de 47,50 al cierre semanal invitaría a aplazar la entrada.

Lantheus Holdings (LNTH)
Tempus AI (TEM)
Infraestructura de datos clínicos y genómicos con una capa de inteligencia artificial integrada en hospitales. Si la medicina del futuro se mide por anticipar, Tempus es la autopista por la que circulan los biomarcadores y las decisiones. Sus efectos de red, su menú de pruebas y el aprendizaje continuo desde la práctica real le otorgan gran opcionalidad y potencial de escala.
Riesgos en complejidad operativa y legal, pero compensados por su vocación de plataforma transversal, desde la oncología hacia neuro y otras áreas. Semilla de alto potencial para un horizonte de 20–25 años.

Tempus AI (TEM)
Ideas a vigilar para futuros artículos
En mi radar también figuran compañías como RadNet (RDNT), red líder de centros de diagnóstico por imagen en Estados Unidos, pionera en integrar inteligencia artificial en ultrasonido, mamografía y resonancia; Veradigm, que construye la infraestructura donde se cruzan los datos clínicos del mundo real; GeneDx Holdings, centrada en diagnóstico genético de alta precisión; o Renalytix, que intenta anticipar el fallo renal antes incluso de que el médico lo intuya. Junto a ellas, nombres como NanoX Imaging, Spectral AI, Acarix, Aspira Women’s Health, Cosmo Pharmaceuticals, HeartFlow, Ceribell, Light AI, Heart Sciences, TrivarX o EvokAI Creative Labs representan esa frontera vibrante donde la biología y la máquina comienzan a hablar el mismo idioma.
No todas llegarán lejos, pero todas merecen ser observadas. Las vigilo como quien cuida un vivero de ideas, sabiendo que, de cuando en cuando, una de ellas puede brotar y cambiarlo todo. Al final, eso es lo que me mueve cada lunes: seguir buscando entre los pliegues del futuro las semillas que algún día florecerán para mis hijos y, quizá, con suerte, para todos aquellos lectores de elEconomista que han decidido acompañarme en este viaje tan bonito hacia el mañana.
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