Obras de grandes dimensiones, con las imágenes que desbordan por su color y sus formas curvilíneas que se extienden por toda la superficie. Así es el estilo inconfundible de Raúl Velloso (Cangas, 1965) que expone en el Palacio de la Oliva hasta el próximo día 8. El artista sorprendió con su nueva colección inspirada en los deportes de la Grecia clásica, recreando las esculturas de Mirón con tonos naranjas. “La pintura es un juego para mí, un juego que implica avanzar poco a poco, planteando pequeños retos”, afirma el artista, que ayer recibió la visita del conselleiro de Cultura, José López Campos.
Bajo el título “Almazara de cores”, presenta una selección de obra que incluye series como la reinterpretación de edificios vivientes (el propio Palacio de la Oliva, el número 12 de la calle Areal o una iglesia gótica como un guiño al Greco) o “Viúvas”, sus mujeres gallegas vestidas de negro en homenaje a la gente del mar.
También muestra rarezas en su trayectoria como el autorretrato en amarillo y negro. “Fue un desafío que me propuso Tàpies, hacer un cuadro solo con dos colores”. Con las abuelas sentadas de pelo blanco, a las que dio forma a base de líneas rectas, “quería ver si era capaz de crear a base de geometrías”. Recupera piezas icónicas como “Bacaladera” y “O Cristo”, que muestra la imagen que mantiene en memoria de la procesión llevada por las mujeres de luto. “En la pandemia procesioné yo con el cuadro porque ellas no podían”, apunta el autor.
Su pintura fascinó al mismísimo Tàpies cuando vendía en la calle, junto al Museo Picasso de Barcelona, “se acercó para ver mi obra y preguntarme, le dije que se apartase porque me estaban comprando unos japoneses. Le pareció fatal que no le reconociese, pero después ese fue el trato que quiso que le diese durante los dos o tres años que estuve yendo por su taller”.
El estilo que lo hace inconfundible surgió para él como algo natural. “Es algo difícil de explicar, pero muy sencilla. Al comenzar a pintar sin estudios, ni referentes, me inicié con una forma propia de pintar sin coger influencia de nadie y que fui desarrollando”.