Esta revisión presenta un análisis de datos propio de una publicación científica de alto nivel, y por ello reconocen que casi todos los estudios que incluyen tienen un alto riesgo de sesgo y que los resultados obtenidos fueron muy heterogéneos.
Es conocido que tramadol tiene una potencia analgésica moderada y que, como el resto de los analgésicos opioides, aumenta la probabilidad de experimentar eventos graves (adicción, tolerancia, conductas aberrantes…) en comparación con placebo.
Sin embargo, lo que reduce la fiabilidad de los resultados es el hecho de que los ensayos incluidos en el análisis tuvieron un seguimiento máximo de 12 semanas, con una duración de entre 2 y 16 semanas, lo que limita la capacidad de establecer causalidad entre el uso de tramadol y el desarrollo de cáncer. Se trata de un periodo demasiado corto para que se desarrollen neoplasias inducidas por fármacos. Las neoplasias podrían haber sido preexistentes, coincidentes o influenciadas por otros factores no controlados en los estudios.
Con los datos disponibles hasta la actualidad, ningún estudio publicado puede concluir que tramadol cause cáncer. Los resultados de este estudio fueron considerados de riesgo alto de sesgo, por lo que se deben ajustar las conclusiones en consecuencia.