Segunda temporada que, realmente, se presenta como la primera para la viguesa Nerea Patiño con el Aula Valladolid. El pasado curso, la primera línea e internacional en las categorías inferiores de España cambió el Carballal por la formación pucelana y apenas tuvo dos meses de competición porque se quebró el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. “Fueron casi 11 meses sin jugar”, admite la deportista, que suma dos encuentros en la presente División de Honor.
“Creo que disputé seis partidos de liga y la eliminatoria europea antes de la lesión”, indica la olívica. Debido a ello, a sus 19 años, admite que “no me dio tiempo ni para adaptarme a la categoría y me lo tomaré como un año para adaptarme al máximo. Tengo muchas ganas de disfrutar, de una vez por todas, del equipo y de División de Honor”. Si toda dolencia de larga duración es complicada para una deportista, lo es un poco más cuando llega en el primer año fuera de casa e iniciando los estudios. Muchos cambios y curvas deportivas. “Estuve 11 meses sin jugar a balonmano, que es lo que más me gusta hacer. Sí que es verdad que se hizo largo. Hubo muchos momentos en los que parecía no avanzar, que me quedaba bloqueada en el mismo sitio, y son los instantes en los que tienes que tener más la cabeza fría. Tengo que dar las gracias al preparador físico y a la fisio, que siempre estuvieron conmigo para guiarme. También a las compañeras, que me animaron mucho, y al cuerpo técnico, que siempre mostró confianza en mí y en el proceso. Dentro de lo malo, el equipo me lo hizo mucho más fácil», expresó la viguesa.
Por si la situación personal no es suficientemente compleja, en el Aula Valladolid se une la circunstancia de que el cambio de campaña conllevó una notable modificación en la plantilla. Poco queda del conjunto de la temporada anterior. “Del equipo con más minutos, la portera y dos jugadoras”, relata Patiño. Esto significa que “el resto son nuevas y muchas jóvenes. Tengo la suerte de que conozco a algunas de la selección española y es algo que ayuda. Además, creo que hay un gran grupo humano y que eso permite avanzar y crecer desde ahí. La calidad de los entrenamientos está siendo buena y sí que nos falta encontrar algo de regularidad en los partidos”.
Había momentos en los que se hacía complicado porque te estancabas, hay que tener la cabeza fría»
Durante casi 11 meses no pude jugar al balonmano, que es lo que me gusta. Se hizo muy largo”
Estoy entrando en defensa y buscaré crecer a partir de ahí. Para mí es un año de adaptación»
— Nerea Patiño – Jugadora viguesa del Aula Cultural
En el caso de la jugadora viguesa, la incorporación al equipo es progresiva porque “sabía que en agosto no iba a estar al 100% con el equipo, pero un día te dejan hacer la mitad del entreno y yo ya quería hacerlo entero porque me veía bien al no haber molestias”, comenta Nerea Patiño. Son los instantes en los que hay que saber parar. Tuvo muchos en una recuperación de hasta diez meses. “Cuando comienzas a correr, sí que la fisio te dice: “está muy bien, pero cabeza porque es un momento crítico”. Y, cuando comienzo a pisar la pista, es igual. No hice la pretemporada con el equipo, pero sí que hacía parte del trabajo y ahí sí que la fisio y la preparadora física tenían que estar encima para que no me acelerase. Había momentos que costaba pararse, pero siempre había alguien para recordármelo”, describe la viguesa con claridad. Son múltiples los aspectos que influyen en una recuperación total de una rodilla dañada y un poco más cuando los plazos se alargan más de lo planificado o habitual.
En todo caso, Nerea Patiño ya está de regreso y, por el momento, lo hace desde la presencia en defensa. “Espero crecer desde mi aportación defensiva. Ahora, tengo dos semanas sin partidos para entrenar y poder acercarme más al tono de mis compañeras”, admite la viguesa que, en el día a sí, sí que hace “todo el entrenamiento, tanto atrás como en el ataque”.
De hecho, la central olívica siempre dio rendimiento en la parcela ofensiva, pero destacó en su trayectoria por ser una central con notable proyección debido a la capacidad de dirección y también de lanzamiento gracias a un notable físico. Por ello, el Aula Valladolid apostó por ella para integrarla directamente al primer equipo al llegar a la edad sénior.
El crecimiento se vio parado por esa inoportuna lesión de la rodilla izquierda y Nera Patiño ahora se encuentra en el reinicio tras un notable trabajo y el habitual sufrimiento en la grada. “Se pasa muy mal, especialmente en los partidos europeos o en los de ‘play-off’. Me sorprendía porque me salía el instinto de ir a por algún balón”, relata. Con su juventud, le quedan muchos por atrapar y distribuir mientras compagina el balonmano con los estudios de enfermería. “Voy a clase de mañana, después hago la sesión de gimnasio y vuelvo a la universidad de 16:00 a 18:00 antes de la sesión de pista. Al menos, estoy a diez minutos andando de clase”, explica Nerea Patiño. Una rutina algo estresante.