Era de esperar. Se sabía que sería cuestión de tiempo o, mejor dicho, de confirmación oficial. Que el Milan-Como en Perth del próximo 7 u 8 de febrero 2026 generaría una polémica acerca de las necesidades fisiológicas de los jugadores y las organizaciones de los clubes más la conveniencia económica de esta decisión.

El problema no es que el partido de la Serie A se juegue lejos de Milán, ya que se sabe desde hace tiempo que San Siro estará ocupado el 6 de febrero de 2026 con motivo de la Ceremonia de Apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina. El verdadero punto de discordia es la sede elegida para el partido: la lejana Australia. La UEFA concedió el permiso de forma totalmente excepcional. El Milan aprovechó así las excelentes relaciones que mantiene con el gobierno de Australia Occidental y el escaparate intercontinental que representa un partido de este este tamaño para la Serie A, además de unos ingresos de al menos 12 millones de euros para el club rossonero, más otra parte que recibirán el Como y el resto de los conjuntos de la liga italiana.

Estos argumentos son irrelevantes para los abonados y los aficionados habituales al estadio, quienes probablemente no podrán permitirse un viaje tan costoso y largo; pero también para los jugadores, a quienes ciertamente no les atrae la idea de tener que cruzar varios continentes y cambios de hora para 90 minutos en el campo. El mediocampista del Milan, Adrien Rabiot, hablando desde la concentración con la Selección francesa, calificó la decisión de “loca”. “Se habla mucho de la salud de los jugadores, pero todo esto parece realmente absurdo. Es una locura viajar tantos kilómetros para un partido entre dos equipos italianos en Australia. Tenemos que adaptarnos, como siempre”, declaró a Le Figaro.

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La respuesta no se hizo esperar. Luigi De Siervo, director ejecutivo de la Serie A, respondió al jugador francés al margen de la reunión en el Estadio Olímpico de Roma: “Olvida que los futbolistas ganan millones de euros, a quienes se les paga por practicar una actividad. O sea, jugar al fútbol. Debería ser respetuoso con el dinero que gana y apoyar más a su empleador, el AC Milan, que aceptó e impulsó que este partido se jugara en el extranjero. La salud de los jugadores es fundamental. Luchamos para que esto. Intentamos que este partido que viene sea armonioso, sobre todo si se considera como un evento excepcional. Los equipos viajarán en clase ejecutiva, algo que ya hacen habitualmente. Los futbolistas de élite, cuyos salarios son proporcionales al esfuerzo que realizan, deberían entender mejor que otros que este es un sacrificio que se puede hacer”.

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