La nueva crisis sanitaria que golpea a La Habana ha desatado una ola de indignación popular dentro y fuera de Cuba, que encontró reflejo en los comentarios a una publicación en el Facebook de CiberCuba.

La noticia del inminente cierre parcial del Hospital Clínico Quirúrgico “Salvador Allende”, conocido como La Covadonga, por el brote de dengue y chikungunya en la capital, provocó un alud de reacciones en redes sociales que reflejan desesperación, impotencia y una creciente pérdida de confianza en el sistema sanitario cubano.

Captura de pantalla Facebook / CiberCuba

Mientras las autoridades de salud evalúan medidas de emergencia para contener el brote, los cubanos se preguntan con ironía amarga: “¿Y Cuba cuándo cierra?”. La frase, repetida en decenas de comentarios, resumió el sentimiento generalizado de un país que percibe que todo se derrumba, desde los hospitales hasta la esperanza.

“Dios ponga su mano sobre este país”

La angustia y la fe se entrelazaron en cientos de mensajes. “Dios mío, señor, actúa con un milagro y salva este país”, escribió una internauta, mientras otra suplicó: “Que el Señor nos cubra con su mano poderosa, Cuba sufre demasiado”.

La religiosidad se ha convertido en refugio para miles de cubanos que, ante el colapso hospitalario, confían más en la oración que en las instituciones.

Los mensajes fueron reiterativos: “Cuba se muere”, “Esto da miedo”, “Estamos al borde del colapso”. Desde municipios como Cerro, Arroyo Naranjo y Playa —donde se reportan los mayores focos de infección— las denuncias apuntaron a un abandono total de la higiene pública, con basureros desbordados, salideros de agua y calles infestadas de mosquitos.

Una habanera comentó que en su cuadra “hay seis enfermos en casa y nadie ha venido a fumigar”. Otros aseguraron que “no pasa ni la EJT con abate” y que hace más de seis años no se realiza una campaña de fumigación efectiva.

“Construyen hoteles y no compran insecticidas”

La indignación se dirigió también al gobierno. “Desgraciadamente ya es tarde. Construyen hoteles y no compran productos para fumigar”, expresó otro usuario, en un comentario que se repitió en diferentes formas: “La desidia y el abandono inundaron el país de epidemias”, “Tantas reuniones para nada”, “Esto es resultado de la negligencia”.

Muchos recordaron que La Covadonga ha sido utilizada repetidamente como hospital de aislamiento durante el COVID-19 y otros brotes anteriores. “Ya está acostumbrada a cerrar”, ironizó un internauta. Otro resumió el sentir colectivo con una frase lapidaria: “La potencia médica está en terapia intensiva”.

Las críticas más duras acusaron al régimen de priorizar la propaganda antes que la salud. “Siguen construyendo hoteles majestuosos, pero vacíos. Mientras tanto, los hospitales están destruidos, sin medicamentos ni higiene. ¿De qué potencia médica hablan?”, cuestionó una habanera, mientras otro usuario señaló que “hasta Cienfuegos, la Perla del Sur, está convertida en un basurero”.

Entre la fe y la rabia

En los comentarios también hay quienes mezclaron la esperanza con la ira. “Dios nos proteja, pero que se vayan los que tienen al pueblo muriendo en la miseria”, se lee en decenas de publicaciones. La frase “que acabe de llevarse todo lo malo” se repitió como una oración desesperada, acompañada de lágrimas, emoticonos y súplicas.

Algunos, como ex pacientes del hospital, revivieron experiencias traumáticas: “Estuve ingresada en La Covadonga durante la pandemia de COVID-19 y no quiero ni acordarme. Fue como vivir una película de terror”.

Otros denunciaron el colapso del sistema médico: “Mi esposo estuvo ingresado ahí, no había insumos, ni medicamentos, ni limpieza. Es denigrante”. “Nos estamos automedicando con lo poco que encontramos en la ‘candonga’”, confesó un usuario desde La Habana.

“No hay petróleo para fumigar”

A la falta de higiene y medicamentos se suma otra carencia crónica: el combustible. “No hay petróleo, por eso no fumigan”, explicaron varios comentarios, mientras otros exigieron volver a los métodos de antaño: “Que usen fuerza animal si hace falta, pero que recojan la basura y fumiguen”.

Los habaneros pidieron fumigación urgente, recogida sistemática de basura y distribución de medicinas básicas como paracetamol, dipirona y sales de rehidratación. “El virus está haciendo estragos, ¡que fumiguen día y noche!”, clamaron usuarios desde distintos barrios.

Una vecina del Cerro advirtió: “Toda mi cuadra está enferma, incluidos los niños. Nadie ha venido a vernos. No hay medicamentos ni ambulancias”.

“Esto no es política, es vida”

La magnitud del brote llevó a muchos a cuestionar la falta de apoyo internacional. “¿Dónde está la Organización Mundial de la Salud? ¿Por qué no ayudan a este pueblo que se muere en la miseria?”, se preguntó un comentarista.

Otros insistieron en que las enfermedades no entienden de ideología: “Las pandemias no son políticas, son enfermedades que cuestan vidas”.

El llamado al auxilio se multiplicó: “Necesitamos ayuda humanitaria urgente”, “Que vengan equipos, productos para fumigar, medicamentos”. Un comentario lo resumió crudamente: “Cuba necesita ayuda o se quedará vacía de tantos muertos”.

“Esto es un genocidio”

Entre las denuncias más fuertes, varias personas calificaron la situación como un “genocidio sanitario”. “Por no recoger la basura ni fumigar. Por su desidia e incompetencia. La salud pública en Cuba es un desastre. #SOSCuba”, escribió una mujer desde el oriente del país.

El tono de desesperación se mezcló con la rabia contenida: “Nos morimos entre basura, hambre y mosquitos. Nadie nos escucha”, “Esto ya no tiene límites, cada día hay más enfermedades y más muertos”.

Otros lo resumieron con ironía amarga: “Estamos jugando al ‘Juego del Calamar’, sobreviviendo cada segundo. El próximo nivel es el dengue”.

“Cuba se hunde”

Entre plegarias, insultos y pedidos de fumigación, emergió un consenso: la crisis sanitaria es reflejo del colapso general del país. “La Habana no es la única, Cuba entera está enferma”, dijo un comentario que acumuló decenas de reacciones.

Un usuario lo resumió con crudeza: “La mayor pandemia que ha padecido Cuba por décadas es el comunismo”.

El malestar no se limitó a los enfermos: los médicos y enfermeros también sufren la escasez y el agotamiento. “Ojalá los doctores den un paso al frente como hicieron durante la COVID, pero el país no está en condiciones para otra crisis”, advirtió una ex trabajadora del hospital.

“¿Y Cuba cuándo cierra?”

La frase que da título a esta nota se convirtió en un grito colectivo. Algunos la dijeron con ironía; otros, con auténtico terror.

Porque, mientras La Covadonga se prepara para cerrar sus salas y convertirse otra vez en hospital de aislamiento, los cubanos sienten que todo el país ya está parcialmente cerrado: sin medicamentos, sin higiene, sin energía y sin esperanza.

Entre las súplicas a Dios y los reclamos al gobierno, resonó una verdad que nadie puede negar: Cuba vive otra emergencia sanitaria, y esta vez, más que un virus, el país enfrenta su propio colapso moral y estructural.

“Antes se fumigaba desde el aire y las calles olían a limpieza. Hoy solo huele a basura y desesperanza. Dios nos proteja a todos”, escribió una mujer desde el Cerro.

Y en esa frase se resume la Cuba de hoy: un pueblo cansado, enfermo y a punto de perder la fe, que solo puede preguntarse con amarga ironía: “¿Y Cuba cuándo cierra?”