Carlos Alcaraz rehusó participar en el Masters 1.000 de Shanghái después del problema de tobillo sufrido durante el torneo de Tokio. A pesar de esa torcedura en los primeros compases del partido contra Sebastián Báez, el español se pudo recomponer, logró encontrar un buen estado físico y, a pesar de los dolores, sobreponerse a todo para firmar un tenis de mucho nivel y lograr el octavo título de la temporada. Pero tiene un secreto que le ayuda: el golf.

El número uno del mundo ha conseguido meterse en la final de los últimos nueve torneos que ha disputado, lo que demuestra que vive uno de los momentos más brillantes de su carrera. Pero su buen estado de forma no se trata solo de buenos golpes, velocidad de piernas y capacidad mental para enfocarse en lo que necesita en cada punto, sino que también tiene un trabajo previo a los partidos. De hecho, este miércoles, se ha unido a Jon Rahm en Madrid.

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Rubén Rodríguez

Alcaraz ha comentado en muchas ocasiones que es un apasionado del tenis, pero que también necesita momentos de libertad más allá de las raquetas para sentirse feliz en la pista, aunque siempre dentro de una normalidad. Y en el golf ha encontrado uno de esos refugios que le ayudan a olvidarse de todo, incluso durante los propios torneos. Es algo que lleva haciendo desde hace un par de años pero que, en 2025, se ha agarrado a ello de manera mucho más evidente.

Posiblemente fue en el US Open cuando ese secreto a voces se hizo más público que nunca. No solo por Rory McIlroy o Sergio García, que fueron habituales de la grada en cada uno de los partidos del español en Flushing Meadows sino, sobre todo, por esa celebración en la que imitaba un swing cada vez que ganaba. A partir de ahí se empezó a hablar mucho más de la pasión de Alcaraz por el golf, donde incluso llegó a confirmar que se había llevado sus palos a la gira norteamericana.

«Empecé a jugar a principios de 2020. Me encanta. De niño iba al driving range a golpear algunas bolas y me gustaba, pero desde 2020 empecé a jugar más, a salir al campo y a jugar hoyos. Me enamoré del deporte, me vi mejorando y eso me enganchó aún más. Me siento en paz cuando salgo a jugar al golf en el campo. Mi hándicap ahora mismo es 14. Está bajando, pero lleva tiempo. Para mí, es un privilegio tener tiempo para jugar un poco al golf», explicaba a la ATP en pleno US Open.

De hecho, se le pudo ver varias veces jugando con el propio Sergio García y con David Puig, algo que ha convertido casi en una rutina cuando puede. Y ahora, en este parón previo a la disputa del torneo de París-Bercy, Alcaraz no ha querido perder la oportunidad de disputar el pro-am Open de España. En la mañana de este miércoles ha jugado con Jon Rahm para, por la tarde, hacer lo propio con Shane Lowry. Y, de hecho, desde el US Open a la actualidad, ha bajado su hándicap a 11,2.

«Aunque juegue con gente, muchas veces me encierro en mí mismo. Al final, también te tienes que concentrar en cada golpe y creo que eso me mete en mi burbuja. Es muy necesario no pensar en nada, sino simplemente en la siguiente jugada. Por eso, el golf es muy importante para mí«, explicaba Alcaraz. Sin duda, una manera de abstraerse de cualquier situación exterior y una manera de aumentar la concentración, algo que le ha venido tan bien esta temporada.

Si algo se le achacaba a Alcaraz eran esos altibajos tan pronunciados en su juego, situación en la que se puso a trabajar seriamente este año. Y, para ello, el golf se ha convertido en una de las mejores escuelas que ha encontrado. Mucho más sereno, concentrado y serio durante los partidos, el golf le ha servido para mejorar la manera de enfocarse en el juego. Este miércoles, el madrileño Club de Campo es su nuevo terreno de juego. El paso previo al aterrizaje en París.