El Museo de CajaGranada Fundación es a partir de hoy y hasta el 11 de enero el escenario de la exposición ‘Bodegón. La eternidad de … lo inerte’, que, comisariada por María Toral, reúne a autores de dos momentos claves de la historia del arte: el siglo XVII y el XX, en torno a esta temática pictórica, también conocida como ‘naturaleza muerta’. Como ha afirmado la presidenta de CajaGranada Fundación, María Elena Martín-Vivaldi, «este ha sido uno de los grandes temas de la pintura a lo largo de la historia del arte, y ya estaba presente en el antiguo Egipto y también en el mundo grecolatino, aunque no fue hasta comienzos del siglo XVII cuando tomó verdadera importancia como género en sí mismo. El buen arte nos hace mejores, y esta es una muestra de arte que podemos disfrutar todos». En el acto de inauguración también estuvo presente el director comercial de CaixaBank en Granada y Jaén, Amador Carmona.

Los bodegones, más allá de su materialidad, atesoran una fuerte carga simbólica, mostrando elementos perecederos que aluden a la fugacidad de la vida, y por ende, la necesidad de una mayor relación con la trascendencia, uno de los elementos ideológicos claves de la Contrarreforma iniciada tras el Concilio de Trento.

Imagen principal - 'Bodegones', de lo pintado a lo vivo en el Museo de CajaGranada Fundación

Imagen secundaria 1 - 'Bodegones', de lo pintado a lo vivo en el Museo de CajaGranada Fundación

Imagen secundaria 2 - 'Bodegones', de lo pintado a lo vivo en el Museo de CajaGranada Fundación

En total, la muestra incluye algo más de medio centenar de piezas, las cuales muestran, como en un crisol, las distintas procedencias y sensibilidades pictóricas y escultóricas. Algunas de las piezas pertenecen a colecciones privadas y es poco habitual verlas expuestas, lo que incrementa el valor de la propia muestra. Entre los autores, destaca la presencia de nombres como el de Juan van der Hamen, Pablo Picasso, Antonio López, Juan Gris y Fernando Botero, entre otros. Reunirlas ha sido posible, recordó la presidenta de la Fundación, gracias a la generosidad de Caixa Bank y un buen número de prestadores privados.

La comisaria de la muestra, María Toral, colocó el origen del bodegón alrededor de 1550, «cuando en el arte empezaron a aparecer las primeras escenas de mercados, e incluso de interiores de cocinas, convirtiéndose en nuevos temas recurrentes. Es entonces cuando los artistas comienzan a pintar distintos tipos de frutas y vegetales con el objetivo de mostrar su virtuosismo técnico, lo que erigió al bodegón como un género propio e independiente». El otro gran momento para el género, según la comisaria, tuvo lugar a principios del siglo pasado, cuando el bodegón volvió a demostrar su capacidad extraordinaria para reflejar rupturas y cambios en el arte. «El cubismo, movimiento que rompe con todo lo anteriormente establecido, concentró sus desarrollos intelectuales y artísticos en los bodegones», comentó Toral.

Objetos de arte

La representación del bodegón se remonta al antiguo Egipto, cuando se dibujaban alimentos y objetos inanimados en el interior de las tumbas. En la Edad de Oro de la pintura flamenca, el tema fue tan popular que hasta los propios artistas poseían colgaban de las paredes de sus hogares bodegones hechos por otros creadores. Por citar un ejemplo, Rubens tenía dos obras de Willem Claesz Heda colgadas en la cocina y el comedor de su casa. Para él, era un recordatorio de la necesidad de comer sano y variado. A veces, se incluían frutas como el limón, al que se atribuían propiedades medicinales, en obras donde aparecían licores, lanzando el mensaje de que era mejor beber con moderación. En cuanto a las flores, se convirtieron en recordatorio de que los inviernos no eran eternos. Según el cardenal Federico Borromeo, «cuando el hielo lo cubre todo, es un placer para la vista ver en estas flores los colores e incluso el aroma de las que se encuentran en la naturaleza, pero estable y permanente». Los cubistas vieron en ellos una oportunidad para poner sobre el lienzo sus postulados estéticos, reformulando los volúmenes y adaptándolos a la fragmentación geométrica, algo que, según María Toral, a veces hacía difícil reconocer frutas y flores, lo que llevó a la introducción de la técnica del ‘collage’ como refuerzo pictórico. Este resultado se puede apreciar, afirma, especialmente, en obras como las de Juan Gris o María Blanchard.

Imagen principal - 'Bodegones', de lo pintado a lo vivo en el Museo de CajaGranada Fundación

Imagen secundaria 1 - 'Bodegones', de lo pintado a lo vivo en el Museo de CajaGranada Fundación

Imagen secundaria 2 - 'Bodegones', de lo pintado a lo vivo en el Museo de CajaGranada Fundación

Entre los autores representados en la exposición que hoy inaugura CajaGranada Fundación están el mencionado Juan van der Hammen (con dos obras muy diversas en óptica y objetos, desde la caza a las frutas de otoño), Pedro de Camprobín (quien integra la arquitectura y el mobiliario en sus representaciones), Abraham Bruegel (gran exponente de la escuela flamenca), Gabriel de la Corte (con objetos florales en sus obras), Anglada Camarasa (con la perfecta esfericidad y definición como detalle), Juan de Echevarría (influido por Van Gogh), Raoul Dufy (esquemático y evocador), la mencionada María Blanchard (que cambia el punto de vista, ahondando en la verticalidad), Picasso (quien introduce elementos como la guitarra en su composición), Juan Gris (quien aporta elementos artificiales compartiendo espacio con frutas), Lipchitz (quien mezcla escorzo y objeto en una de las esculturas expuestas), Manuel Ángeles Ortiz (pura carnalidad), Ismael González de la Serna (quien dota de un matiz intelectual a sus dibujos en blanco y negro), Magritte (muy bellos sus bocetos), Zabaleta (que mezcla elementos de tierra y mar, como también hace Fernando Botero), Cristóbal Toral (realista hasta el extremo), Antonio López, quien retrata en el declive lo que otros idealizan, y Carmen Laffón, que envuelve su bodegón en una naturaleza etérea que une lo cortado por lo que se adivina por cortar.

‘Bodegones’ es una oportunidad de ver las distintas expresiones de lo pintado a lo vivo, o viceversa. Una experiencia que conecta al visitante con esa realidad a veces esquiva. Y sobre todo, una panoplia de arte con mayúsculas, a caballo entre dos de los siglos más productivos y cualificados de la historia de las artes plásticas