El brote de sarampión que vive la comarca catalana del Garraf, con ocho casos en el seno de una familia antivacunas y cerca de un centenar de personas en vigilancia, es solo el último de una tendencia que ha puesto a los expertos en alerta.
En solo nueve meses, 2025 acumula más casos (344) que cualquier año completo desde que se consideró la enfermedad eliminada en España, 2016.
Para que se considerara eliminada tuvieron que pasar tres años sin que se reportara ningún caso endémico.
Todos los contagios de los que se tiene información desde entonces son importados o están relacionados con esa importación. Sin embargo, 2024 y 2025 han vivido brotes de más de medio centenar de casos.
Por si fuera poco, las coberturas vacunales frente al sarampión, que siempre han sido muy altas, han disminuido desde antes de la pandemia y no está claro el porqué. También han caído en el último año en 15 de las 17 autonomías.
El brote de Sant Pere de Ribes comenzó el pasado 4 de septiembre, con los últimos casos diagnosticados el día 29. Han sido 8 casos, 6 en personas que no se habían vacunado, pero hay un centenar de personas en estudio, no se descartan nuevos casos.
En 2024, un brote en Castilla-La Mancha alcanzó 57 casos, llegando hasta Extremadura y Andalucía. A finales de este año hubo otro en el País Vasco, con 51 casos, la mayoría de los cuales se diagnosticaron ya en 2025.
Entre el 1 de enero y el 28 de septiembre de este año se han registrado casos de sarampión en 14 de las 17 comunidades autónomas, además de en Ceuta y Melilla.
Las comunidades que más casos han detectado son Andalucía (94), Cataluña (68) y País Vasco (51), según el último informe del Instituto de Salud Carlos III.
«Estamos viendo brotes más grandes de sarampión, algo que está pasando también en toda Europa», reconoce Valentí Pineda, vocal del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.
El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) registra más de 10.000 casos de sarampión en los últimos 12 meses, de los que 7.000 provienen de Rumanía.
Lo que más preocupa a Pineda es la situación de Marruecos, donde ha habido más de 40.000 casos —y 95 muertes— en el último par de años.
«Está muy cerca y hay una gran cantidad de población marroquí que atraviesa nuestro país en julio y agosto, cuando regresan a su país de origen desde distintos puntos de Europa para pasar las vacaciones».

Fernando Moraga-Llop, portavoz y vocal senior de la Asociación Española de Vacunología, recuerda también que «la causa fundamental del aumento de los casos es la disminución de las coberturas vacunales».
El sarampión es muy contagioso: cada paciente puede llegar a contagiar a más de una decena de personas. Por eso hace falta una alta cobertura vacunal entre la población, «superior al 95%», para evitar que se expanda entre las personas no inmunizadas.
La vacuna frente al virus del sarampión se inocula junto a las de la parotiditis (paperas) y la rubéola, por eso se conoce a la vacuna como triple vírica. La primera dosis se administra al año de vida y la segunda entre los 3 y 4 años.
España es un país que, tradicionalmente, tiene muy buenas coberturas vacunales. El 96,65% de la población tiene una dosis de la triple vírica, según datos de 2024 del Ministerio de Sanidad, pero el porcentaje baja al 91,75% en el caso de la segunda dosis.
«La vacuna del sarampión tiene una efectividad del 95% con una dosis», explica Moraga-Llop. «Con la segunda dosis cubres a ese 5% restante». Al ser una enfermedad altamente contagiosa, incide, es importante llegar a ese 5%.
Caída de la cobertura
Aunque los datos vacunales son buenos, Moraga-Llop recuerda que la situación es desigual entre comunidades autónomas: «Hay cinco que están por debajo del 95% en primera dosis; en la segunda dosis, solo una autonomía [Andalucía] llega al objetivo».
Y lo que es peor: las coberturas vacunales han disminuido desde antes de la pandemia.
Según el Sistema de Información de Vacunaciones del Ministerio de Sanidad (Sivamin), entre 2019 y 2024 la cobertura de la primera dosis ha caído en 13 de las 17 comunidades y en la ciudad autónoma de Ceuta.
La de la segunda dosis ha disminuido en 12 comunidades, además de en Ceuta.
Si bien la bajada en algunas comunidades es de décimas, en otras es mucho mayor: en la primera dosis cae 4,59 puntos en Aragón (hasta el 94,05%), 6,52 puntos en Baleares (92,39%), 3,76 puntos en Comunidad Valenciana (94,56%) y nada menos que 19,79 puntos en Ceuta (78,37%).
En la segunda dosis, las grandes caídas son más numerosas: 8,62 puntos en Aragón, 10,82 en Baleares, 21,47 puntos en Cantabria (la cobertura solo es del 63,57%), 7,55 en Murcia u 8,13 en La Rioja.
Valentí Pineda recuerda que la disminución de la cobertura «se inició en la época de la Covid por la dificultad para acceder al médico estando encerrados en nuestras casas».
Por eso cree que no hay un riesgo serio de que sigan disminuyendo las coberturas, si bien la Asociación Española de Pediatría ha propuesto adelantar la segunda dosis a los dos años, «porque con esa edad los padres siguen acudiendo a menudo al pediatra y es más fácil llegar a los niños».
Con todo, las coberturas frente al sarampión también han caído en el último año. En primera dosis lo ha hecho 1,18 puntos de media y, en la segunda, 2,67 puntos.
De las 17 autonomías, la cobertura baja en 15 en primera dosis, especialmente en Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia y Navarra, que caen dos puntos en solo un año.
En la segunda dosis, la situación no es mucho mejor. Cae también en 15 comunidades, con casos tan notables como los 28,35 puntos de Cantabria, los 7,13 de Comunidad Valenciana o los 5,45 de Madrid.
Moraga-Llop señala que las coberturas vacunales disminuyen «porque ha aumentado la reticencia a la vacunación, una serie de dudas que no tienen ninguna base científica».
En países como Estados Unidos, esta reticencia ha provocado la mayor crisis de sarampión de los últimos años y lleva varios muertos, entre personas no vacunadas.
Pese a ello, las autoridades sanitarias se resisten a reconocer la valía de la vacuna triple vírica y extienden la desconfianza sobre las vacunas en general.
«No vamos a llegar a los niveles de Estados Unidos o Rumanía», apunta Moraga-Llop. «La situación en España no tiene que ser alarmante, pero sí de mucha alerta y preocupación».
Pineda no descarta que, si siguen aumentando los casos en nuestro país, «podría pasar que haya algún fallecido, cosa que no ha ocurrido aún«.
Con todo, recuerda que en España sigue habiendo mucha confianza en las vacunas. «Estamos publicitando constantemente la vacunación entre los niños y la gente responde».