A Trump no le gustan los late shows norteamericanos. Normal, pues la comedia inteligente desactiva sus armas de distracción masiva. Las suele poner en evidencia, de hecho. Así el propio presidente de Estados Unidos celebró el anuncio de cierre del Late Show con Stephen Colbert en CBS.
Días después, y tras el delirio mundial por la pillada de un alto ejecutivo siendo infiel a golpe de kisscam, Colbert emuló la cámara del beso en la grada del Teatro Ed Sullivan, desde donde se realiza su programa.
Y Trump fue cazado achuchándose con el logotipo de Paramount, compañía propietaria de la cadena CBS. Trump en formato dibujo animado, claro. La sorpresa es que en el patio de butacas también estaban competidores de Colbert. Los maestros de ceremonias de los late shows habían ido a ver y apoyar a su compañero. Allí fueron «pillados» Jimmy Fallon y Seth Meyers. Juntos, disfrutando el show rival mientras se tomaban unas birras. También Anderson Cooper, Andy Cohen, Adam Sandler, Christopher McDonald, John Oliver y Jon Stewart.
Trump achuchando al logotipo de Paramount, propietaria de CBS que ha decidido cancelar el programa incómodo de Colbert.CBS
Todos, colocados en pareja siendo «sorprendidos» por la cámara. Cada uno a su manera. Todos, hombres. La imagen chirría. 8 personas, 8 hombres, cero mujeres. Es 2025 y en la realidad norteamericana no hay ninguna mujer al frente del prime time de la comedia. Y da la sensación de que ni se percatan de que algo falla en la foto, de que la mirada de la mitad de la sociedad continúa escondida en la segunda oportunidad.
La imagen de apoyo que delata una de las bases de la crisis del late show norteamericano.CBS
Los late night son claves para la cultura norteamericana que remueve ideas, conciencias y pensamiento crítico. Por eso mismo, sacan a Trump de sus casillas. Pero la crisis de este género de comedia va unida a la crudeza que deja a la vista esa reunión de apoyo: la diversidad es parte esencial de la vida y estos programas mantienen una mirada muy coja de la sociedad. Son programas diferentes, pero homogeneizados porque siempre son presentados por hombres que se parecen demasiado. Hasta cuando son distintos. Una anomalía que habla de una sociedad que avanza y está atascada a la vez.