Pelayo Sánchez Mayo (Tellego, Ribera de Arriba, 2000) ha dado por cerrado un 2025 que no quiere olvidar pese a todo lo malo que le ha pasado. El ciclista de Movistar es de los que piensan que todo suma y que los palos que se llevó este año le harán más fuerte el próximo.

«No diría que ha sido un año malo, sí decepcionante, pero todas las cosas tienen un porqué, unas razones. Lo que sucede conviene, dicen. Fue un año malo, pero de aprendizaje, de mucho aprendizaje, y espero revertir la situación y que todas estas lecciones me sirvan para en un futuro ser mejor corredor», explica el ciclista asturiano desde su lugar en el mundo, Tellego, al que vuelve tanto si gana una etapa en el Giro, como hizo aquel histórico 9 de mayo de 2024, como si, exhausto, se tiene que retirar de una carrera.

El ciclismo es un deporte ingrato, en el que corren muchos y solo gana uno. Son multitud los aficionados que este año, al no oír hablar de él, se preguntaron: «¿Qué fue de Pelayo?». El propio Pelayo les responde: «Uno tiene ese cariño de la gente y quieren verte en competición, en liza, pero este año no fue posible por problemas de salud. Sin salud no hay rendimiento, no hay nada más, es lo primero. Ahora toca poner todo en orden y que esa gente que preguntaba por Pelayo pueda tener en 2026 respuesta y verme por lo menos con un dorsal disfrutando de la bicicleta».

Pelayo Sánchez tras ganasr una etapa del Giro de Italia

Pelayo Sánchez tras ganasr una etapa del Giro de Italia / LUCA ZENNARO

Para contar todo lo que le ha pasado, tiene que extenderse bastante: «Tuve una serie de problemas de salud que fueron concatenándose. Empecé con unos problemas físicos, problemas de rodilla, que no dejaban de ser una molestia, algo anecdótico, pero posteriormente comencé a encontrarme mal, no acababa de sentirme bien». El malestar tenía una explicación: «Un herpes zóster que se había complicado porque pasé la bacteria Borrelia, que es de la enfermedad de Lyme, y eso fue lo que lastró la campaña y lo que me hizo estar todo el año prácticamente desaparecido, luchando por recuperar la salud, ya no solo para andar en bicicleta sino para el día a día. Estaba hecho polvo y me marqué el único objetivo que podía, que era recuperar la salud. Lo he conseguido, pero se acabó el año».

Todo por una garrapata

Una enfermedad que vino de la naturaleza: «La enfermedad de Lyme se contrae por la picadura de una garrapata y al parecer me picó una. Eso fue lo que me hizo tener la bacteria. Estuve el mes de marzo con antibióticos e intentando recuperar, luego también tuve el problema del herpes zóster, que es un virus, el virus de la varicela que se reactivó. Lo uno lleva a lo otro porque tienes una bajada de defensas muy fuerte y eso hace que estés muy débil».

Todo ello tuvo unas consecuencias bastante duras: «Estaba sin energía, muy cansado incluso para el día a día, me afectaba a mi vida personal para hacer cosas cotidianas porque no tenía energía, estaba bastante enfermo, en cama. Poco a poco fui recuperándome y conseguí volver a ponerme el dorsal, pero con mal rendimiento. El cuerpo no estaba bien, tocó volver a replantear todo, a parar, a intentar poner el contador a cero», explica el asturiano sobre el calvario de intentar volver sin estar en condiciones para ello. Y es que, explica, «en el mundo de élite muchas veces no respetamos los plazos, quizás quisimos acortarlos demasiado y el cuerpo dijo que no era el momento, que había que seguir recuperándose».

Pelayo Sánchez Mayo, ciclista asturiano, Tellego (Ribera de Arriba)

Pelayo Sánchez Mayo, ciclista asturiano, en Tellego (Ribera de Arriba) / Roberto Menéndez

El ciclismo exige el máximo

El pelotón, al nivel de un equipo como el Movistar, de la máxima categoría del ciclismo, no espera por nadie: «La bicicleta es un deporte en el que para lo bueno y para lo malo eres tú contra el resto. La carretera pone a cada uno en su sitio, quizás en otro deporte como el fútbol puedes salir diez minutos, pedir el cambio, ir cogiendo ritmo, aquí es todo o nada, o haces los 200 kilómetros o te vas a la furgoneta. No da tregua y eso hace que sea un poco más duro volver porque parece que nunca llegas».

Algo del pasado

Lo que llena de energía a Pelayo ahora es encontrarse bien, sano y con ganas de montar en bici: «Parece que está todo solucionado, a uno también le ayuda a valorar todo el doble; a valorar lo bien que se está cuando se está bien. Eso te motiva y te da ganas de seguir luchando y de volver a ser competitivo; sobre todo de disfrutar de la bici, que al final es lo que más nos gusta». Y, de paso, limpiar la cabeza: «El músculo más importante es la cabeza y a veces también es el más frágil y sufre mucho; sufre todo el cuerpo, sufre la cabeza, así que voy a intentar poner todos los contadores a cero para partir la siguiente temporada con las máximas garantías y esperando que sea una buena campaña».

Un oficio de contrastes

«En la trayectoria deportiva de uno hay momentos buenos y malos, y hay que aprovechar los buenos y los malos capearlos como uno buenamente pueda, aceptar lo que venga con humildad y seguir trabajando para que cuando vengan bien dadas poder estar ahí y aprovecharlo«, reflexiona Pelayo sobre estos dos años pasados. De cara a 2026, calma: «La idea es descansar cuerpo y cabeza y empezar a trabajar cuanto antes para afrontar el año con garantías». ¿El objetivo? «Volver a sentirme competitivo y, lo más importante, volver a disfrutar de la bicicleta».

Por la izquierda, Iván García Cortina, Sinuhé Fernández, Samuel Fernández, Eduardo Pérez-Landaluce, Pelayo Sánchez y Hugo de la Calle. CICLISMO. CICLISTAS PROFESIONALES ASTURIANOS. BUEÑO

Por la izquierda, Iván García Cortina, Sinuhé Fernández, Samuel Fernández, Eduardo Pérez-Landaluce, Pelayo Sánchez y Hugo de la Calle. CICLISMO. CICLISTAS PROFESIONALES ASTURIANOS. BUEÑO / Roberto Menéndez

Viendo al pelotón asturiano

Cuando vuelva, Pelayo sabe que tendrá un grupo de asturianos a su lado: «El ciclismo asturiano está en un buen momento, cada vez somos más, vienen corredores por abajo empujando muy fuerte que ya están en profesionales pero que tienen mucho recorrido como Samu Fernández o Hugo de la Calle y otros que vienen desde abajo, como Benjamín Noval, que no es ningún secreto, es un talento, una joya que creo que nos va a dar muchas alegrías».

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