Viernes, 10 de octubre 2025, 00:29
Si todas las novelas históricas suponen para los autores la dificultad de imaginarse cómo funciona una sociedad, cómo se habla, qué se come y qué se siente, las novelas neolíticas han de ser el culmen absoluto de la inventiva. Para alguien como Ken Follett (Cardiff, 1949), tras 38 libros ha sido un paso natural, e incluso le pone porcentajes: «todo lo que imagina el autor está basado en información factual, pero aquí había muy poca. Diría 20% información, 80% imaginación». Cuenta que, leyendo un libro de un arqueólogo sobre Stonehenge, se encontró preguntándose: «¿Por qué no hay una novela de Ken Follet sobre esto?»
El mítico círculo de piedras, uno de los monumentos más visitados del Reino Unido, es el protagonista de las 768 páginas de ‘El círculo de los días’ (Plaza & Janés). Follett ha visitado la zona varias veces para documentarse, incluyendo el yacimiento mineral, a varios kilómetros, del que salieron los dólmenes. «Gran parte de la carga dramática del libro viene de los problemas para transportar las piedras», dice Follett, porque tal y como nos recuerda, ni existía la rueda ni se había experimentado con el uso de animales para transportar objetos tan pesados.
Para centrar la trama, Follett ha escogido dos personajes, uno que domina los saberes técnicos —el minero Seft— y otra que hace la función comunitaria: «Tuvo que haber alguien que liderase este movimiento social, este peregrinaje con las piedras, y debía tener un gran carisma: he llamado a esta mujer Joia». Estos son los dos protagonistas de la historia, donde no faltan villanos: «Por supuesto, hay gente que quiere detener la construcción, son malos tipos que hacen cosas malas».

Ken Follett, durante su presentación en Madrid
Matías Chiofalo / EP

El escritor no ve esta obra como primera entrega de saga alguna, y aunque está siempre abierto a adaptaciones, ha aprendido a no emocionarse más de la cuenta: «Entiendo el mercado editorial, creo poder saber por qué funcionan unos libros y otros no. Pero las películas y series son otro mundo. A veces adquieren una opción de compra, a veces dicen que sí y al final no hacen nada… con Hollywood no hay que hacerse ilusiones». Estos días Madrid repone el musical de ‘Los pilares de la tierra’, su obra más leída, que Follett aprueba totalmente y ha pasado también por Zaragoza y Bilbao. En ese relato, también un enorme grupo de personas se ponía de acuerdo para construir un templo, en este caso una catedral gótica.
Aunque la función del círculo de Stonehenge siempre será discutida, Follett le otorga tres propósitos: el primero es el monumento religioso, que ve como algo obvio. «El segundo es un mercado. Sabemos que había mercados en la época y es probable que alrededor de Stonehenge hubiera uno muy grande». La tercera, dice, es más una elucubración: «Un calendario. Ellos sabían cuándo eran los solsticios, tenían que tener un sistema para contabilizar los días, y aún no había escritura. Una teoría de algunos arqueólogos, aunque discutida, es que Stonehenge era el calendario». De aquí sale el título de la novela.
Área temática en la calle Serrano
La presentación ante los medios ha sido en mitad del Barrio de Salamanca de Madrid, en un espacio de la marca Cupra dedicado durante unos días al fenómeno Ken Follett. Podemos encontrar dos estanterías con sus libros, algún ‘photocall’ donde sentarse en un dolmen y un espacio para aprender a tallar sílex —el material, su obtención y manipulación han fascinado por completo a Follett— para hacer puntas de lanza, a cargo del escultor Antonio Soler. También hay una sala con vídeo inmersivo, que incluye estimulación olfativa.

Follett en mitad de la exposición inmersiva
Matías Chiofalo / EP

Antes de conocer el destino del Nobel de este año (el húngaro László Krasznahorkai), Follett ha respondido a la pregunta de si se vería o no ganador. «Absolutamente no. La concepción de la literatura que tenemos es distinta. La mía es por puro disfrute, la suya es un poco más de intelectuales. Lo último que escribiría yo es algo que no se entienda bien. Siempre es interesante ver quién gana, pero no seré yo». Los más de 198 millones de libros vendidos a lo largo de su carrera, según la editorial, son premio suficiente.
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