La plaza de toros de Fuengirola ha vuelto a sentir el pulso de la afición. Tres años después de su última actividad, el histórico coso de la ciudad malagueña ha reabierto sus puertas coincidiendo con la Feria de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad. El regreso se ha producido con un lleno en los tendidos y un ambiente de ilusión que recordaba los grandes días de su historia.

Bajo la nueva propiedad del edificio, el festejo se ha desarrollado con carácter de exhibición, sin la muerte de las reses por imposición expresa de los propietarios, siendo los trofeos concedidos de manera simbólica.

La Escuela Taurina Costa del Sol ha sido la protagonista del cartel, presentando a varios de sus alumnos junto a jóvenes de otros centros andaluces. El acto ha comenzado con una exhibición ecuestre a cargo de los jinetes Álvaro Alconchel, Elsa Blanco y Salvador Jaime, que han hecho gala de elegancia y destreza a lomos de sus caballos.

Posteriormente se han lidiado un eral y cinco añojos de Rocío de la Cámara, con nobleza y buen juego en general. El novillero con picadores Samuel Ortiz, natural de Fuengirola, ha sido el encargado de impartir una clase magistral ante un público entregado, cuajando una faena de madurez y temple que le valió el reconocimiento de dos orejas simbólicas.

El resto de los alumnos participantes han mostrado su evolución y valor en el ruedo:

Héctor Nieto (E.T. Ronda), dos orejas.

Diego Berenguer (E.T. Costa del Sol), una oreja.

Manuel Villatoro (E.T. Costa del Sol), dos orejas.

Francisco Porras (E.T. Costa del Sol), dos orejas y rabo.

Sánchez Palencia (E.T. Costa del Sol), dos orejas.

El festejo ha supuesto un renacer taurino para Fuengirola, que recupera así la actividad en su plaza de toros con un formato adaptado a las nuevas circunstancias, pero conservando intacto el espíritu y la emoción de la tauromaquia.