Victoria Cano Sánchez (Alicante, 1994) mantiene un vínculo emotivo y familiar con Bullas, localidad natal de sus abuelos maternos. En este municipio pasaba los veranos … cuando era una niña, compartiendo juegos y experiencias con sus primos bajo la atenta mirada de su abuelo Cristóbal, de la familia de ‘Los Caíllos’. Tanto él como su abuela paterna, Adela, natural de la localidad jienense de Alcalá la Real, padecieron la enfermedad de Alzhéimer, lo que sirvió de inspiración para la investigación doctoral que Victoria ha llevado a cabo durante los últimos cinco años en la Universidad del País Vasco, cuyos resultados recogió en la tesis que defendió el pasado verano.

Este curso, Victoria se ha incorporado como profesora de Lingüística a la Universidad de Palma de Mallorca, donde seguirá profundizando en la investigación, que se centra en cómo cambia el procesamiento del lenguaje durante el envejecimiento saludable, estudiando aspectos como la capacidad de anticipar lo que se va a decir, y cómo la experiencia vital y el conocimiento del lenguaje pueden compensar ciertas pérdidas cognitivas propias de la edad. «La finalidad de esta investigación es comprender mejor cómo se adaptan estos mecanismos en la comunicación cotidiana para intentar delimitar los cambios cognitivos propios del envejecimiento saludable, lo cual resulta clave para identificar posibles desviaciones y favorecer un diagnóstico temprano de síntomas patológicos», explica la investigadora.

Además de la motivación familiar, Victoria centró su investigación en este campo del envejecimiento saludable porque estaba «poco explorado». «No hay investigaciones sobre envejecimiento saludable en el campo de la lingüística. De hecho, mi tesis es la primera que se ha defendido sobre esta temática en la Unión Europea», relata.

La investigación concluye que el hábito lector y la experiencia lingüística ayudan a frenar el deterioro cognitivo

A Victoria le hace especial ilusión compartir los resultados de este trabajo con la gente de Bullas, «como forma de devolver un poco de todo lo que me dieron». «Soy quien soy, y he llegado hasta donde he llegado, gracias al esfuerzo de personas como mi abuelo Cristóbal, que dieron tanto por sus hijos y nietos», afirma.

246 participantes

La tesis contó con la dirección de Mikel Santiesteban y la supervisión de la catedrática Itziar Laka, quienes le aconsejaron que, para investigar sobre el Alzhéimer, era conveniente hacerlo previamente sobre el envejecimiento saludable, determinando qué es y qué no es saludable en este proceso. El trabajo de campo ha constado de tres fases en las que han participado un total de 246 personas, la mitad jóvenes y la otra mitad personas mayores.

Una de las conclusiones de este análisis estadístico es que los adultos utilizan metodologías de procesamiento que compensan la falta de una palabra o los fallos gramaticales al elaborar una frase. En cuanto a la prevención, el estudio concluye que un buen hábito lector y una mayor experiencia lingüística ayudan a frenar este deterioro, que es más evidente a la hora de anticipar una palabra que en el caso de las incorrecciones gramaticales.

El trabajo «es una forma de devolver a Bullas un poco de todo lo que me dio», afirma Victoria Cano Sánchez

Victoria Cano seguirá estudiando sobre el envejecimiento saludable y su relación con el lenguaje. En la Universidad de Palma de Mallorca contará con la metodología que le permitirá estudiar la parte neuronal e incorporar el bilingüismo como nuevo elemento para ampliar su investigación.

En los casos analizados, se detecta que, a partir de cierta edad, se adoptan metodologías para procesar el lenguaje y compensar el deterioro cognitivo. Los mayores tienen capacidad para predecir el significado de una palabra, pero esa capacidad se limita con la gramática. Para paliar ese déficit es muy importante la experiencia lingüística que se haya acumulado, bien por un buen hábito lector o bien por el tipo de vida laboral desarrollada.

«A medida que envejecemos –dice Cano– tenemos una mayor experiencia lingüística porque hemos leído más, nos hemos comunicado más frecuentemente, y eso debería ayudar a compensar el deterioro cognitivo».