Madrid, 19.37 de la tarde del 12 de octubre de 2025. Plaza de Las Ventas. Hora, día y escenario históricos para el mundo del toro. Morante de la Puebla, sevillano de 46 años, se cortó la coleta entre lágrimas propias y ajenas y ante la sorpresa de todos. El diestro tras terminar la vuelta al ruedo, después de haber cortado las dos orejas y abrir la segunda Puerta Grande en su trayectoria, se fue al centro del ruedo y en plena soledad se cortó la coleta. Silencio en los tendidos. Conmoción en el planeta taurino.

José Antonio Morante Camacho, que así se llama, dejó una imagen histórica que pilló por sorpresa a todos los aficionados que estaban en los tendidos de Las Ventas y a los que estaban al otro lado del televisor. Se notaba tanta emoción que, como si diera un muletazo, dejó a todos en shock. Algunos de los que se frotaban los ojos por estar presenciando algo histórico le habían protestado la gloria que le daba las llaves de la Puerta Grande. Los gritos de ¡Torero, torero! afloraron ante un Morante emocionado tras una temporada grabada con letras de oro en la historia de la tauromaquia. El adiós inesperado de un mito viviente.

Morante ha sido un torero enciclopédico, poderoso como el que más con todo tipo de toros y encastes y poseído por un duende que lo iguala con toreros de pellizco como Rafael de Paula. Heredero de Joselito ‘el Gallo’, ha rescatado suertes antiguas y se ha comprometido al máximo con la fiesta (fue uno de los que más empujó para levantarla tras la pandemia). No se va una leyenda, quien se cortó la coleta ayer en Madrid ha sido el dios del toreo.

Torero de innegable sevillanía, ha conquistado Pamplona, Bilbao y, este mismo año, Madrid, con una salida a hombros para la historia, como también lo fue su rabo de hace dos años en Sevilla, el primero en medio siglo. Y este año se ha superado a sí mismo con una regularidad insólita, triunfos rotundos en todas las plazas y una conexión especial con el público más joven.

Esta es su segunda retirada de los ruedos, ya que en mayo de 2024 anunció que paraba debido a un agravamiento de sus problemas de salud mental. Esta pausa para su recuperación se alargó hasta el 29 de marzo de 2025, donde reapareció en Almendralejo, abriendo la Puerta Grande de la plaza extremeña.

El diestro Morante de la Puebla sale a hombros tras el festejo taurino de la Feria de Otoño celebrado este domingo en la Monumental de Las Ventas, en Madrid

El diestro Morante de la Puebla sale a hombros tras el festejo taurino de la Feria de Otoño celebrado este domingo en la Monumental de Las Ventas, en MadridBorja Sánchez-Trillo

Un trastorno disociativo

Morante confesó hace unos meses que sufría «un trastorno disociativo. Es una enfermedad muy compleja, muy triste y muy dolorosa». Una dolencia que le diagnosticaron cuando tenía 22 años y a la que hace poco más de dos años se le sumó un cuadro depresivo mayor, que fue lo que motivó su empeoramiento. Esto le obligó a someterse a una terapia de electroshocks que le provoca una amnesia transitoria que le ha borrado el recuerdo de algunos de los más célebres momentos de su vida.

Morante, a lo mejor sin quererlo, ha puesto también sobre la mesa la salud mental de los toreros. Sus ‘espantadas’ a mitad de temporada (ha protagonizado más de dos y más de tres) se han debido siempre a problemas mentales.

Morante comenzó a torear con tan solo cinco años. Entonces eran becerras, pero ya dejaba latente su pureza en el toreo y su estilo personal. 

Su primera tarde con público fue cuando todavía no había cumplido los 9 años. El 3 de agosto de 1991, sin cumplir aún los 12 años, debutó como novillero sin picadores en la localidad de Montellano. Aquel día vestía de un añejo celeste y oro.

Entre sus grandes tardes se recuerda cuando en 2023 en La Maestranza de Sevilla, donde ha cosechado sus mayores triunfos, cortó el rabo al toro Ligerito, de la ganadería de Domingo Hernández. Un hecho que no sucedía desde Ruiz Miguel en 1971, sin contar con el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza en 1999.

Morante enamoró muchas veces al tendido con sus derechazos, su manejo del capote y su elegancia con la muleta. Arte en el ruedo. Como para cortarse la coleta.