Desde su primer libro publicado en España, Canción dulce (Premio Goncourt 2016), Leila Slimani (Rabat, 1981) ha demostrado una audacia narrativa que se ha mantenido hasta la que es su última novela: ‘Me llevaré el fuego’, que debe ser leída como el tercer episodio de su gran proyecto narrativo ‘El país de los otros’, compuesto por tres novelas: la que da título al proyecto, la segunda, titulada ‘Miradnos bailar’, y la tercera, que es la que nos ocupa en estas líneas y que cierra la trilogía de manera brillante.

Con este proyecto, Slimani, partiendo de un material personal pero que nunca se coloca como centro, hasta el punto de considerarlo autobiográfico, traza un retrato en el espacio y en el tiempo (se atraviesan tres generaciones y escenarios diversos como Rabat, Meknes, Casablanca y París son importantes) de una familia y también del contexto histórico que la rodea. En ‘Me llevaré el fuego’ se nos recuerda al principio la nómina de personajes que protagonizan este largo viaje que va desde un antiguo combatiente de la Segunda Guerra Mundial hasta su nieta Mia, nacida en los años 70.

Los personajes le sirven a Slimani como guías de una cartografía que no trata de simplificar lo que es complejo, sino de poner en evidencia esa misma complejidad e inclinar al lector a que piense que la realidad y cada persona que la transita son relatos con varias posibilidades de lectura.

Implicaciones públicas

Pero antes que todo eso son actrices y actores de una historia privada con implicaciones públicas: y es aquí donde se revela una de las mayores virtudes de la novela, como ya ocurrió con las dos anteriores del tríptico, Slimani demuestra una gran maestría para vincular las trayectorias particulares de cada personaje con las peripecias y sucesos de la historia común.

De manera sutil pero evidente, los 80, la creciente islamización del Magreb, la guerra civil en Argelia, la liberación de la mujer y otras identidades sexuales… todo ello (y más) conforman una atmósfera que coloca a ‘Me llevaré el fuego’ como una narración importante para acercarnos a situaciones y colectivos cada vez más estigmatizados por el ascenso de la ultraderecha xenófoba.

‘Me llevaré el fuego’ es una narración importante para acercarnos a situaciones y colectivos cada vez más estigmatizados por el ascenso de la ultraderecha xenófoba

Si en lugar de dejarnos inflamar por discursos histéricos e incendiarios, optáramos por el gesto discreto y silencioso de abrir un libro como el de Slimani, tal vez nos calmaríamos un poco y nos beneficiaríamos de una de las capacidades milenarias de la literatura: la de permitir ponernos en el lugar del otro; un otro construido a base de ficción y referencias humanas / reales.

La autora no olvida sus vínculos con los dos títulos anteriores y completa todo lo que se plantea anteriormente con respecto a la trama. La idea de una gran novela en tres grandes capítulos no solo no es descabellada sino que forma parte de su atractivo. Lo que no impide una lectura independiente de cada parte. Como recordé antes: ‘Me llevaré el fuego’ tiene la misión de culminar lo apuntado o insinuado en ‘El país de los otros’. Para las más jóvenes de la saga, Mia y su hermana Inès, ¿qué país es el de ellas? ¿Francia? ¿Marruecos? ¿El de sus abuelos? ¿El de sus padres? ¿El del pasado? ¿El del presente? ¿El del futuro? Preguntas cuya reverberación es continua.

Novela de iniciación

Tal vez toda novela es una novela de iniciación pero, en el caso que nos ocupa, especialmente. Desde el comienzo hasta el final, asistimos al crecimiento y descubrimiento del mundo por parte de Mia (tercera generación), también de su hermana Inès, aunque en menor medida. Podríamos decir que Mia es la protagonista de la historia, importantes a este respecto son el prólogo, intermedio y epílogo en los que toma la voz para, de alguna manera, darle un argumento emocional a lo que vamos a leer. Y podría ser así perfectamente, pero es un relato tan coral, con un peso tan específico de otros personajes (sus padres, sus abuelos…), que tal vez habría que reubicar a Mia más cerca de un personaje guía o conductor que estrictamente de una protagonista.

Slimani tiene la habilidad y el acierto de crear y narrar una serie de epifanías que marcan el devenir de cada personaje

En todo caso es una duda de la que se puede prescindir. ‘Me llevaré el fuego’ es un bazar de voces y de puntos de vista. Slimani tiene la habilidad y el acierto de crear y narrar una serie de epifanías que marcan el devenir de cada personaje. Muchas de ellas desembocan en dos temas recurrentes en todo el tríptico: la identidad fragmentada y la dificultad para recuperar las raíces: «Ella quería que entendieran que tenía un lugar al que regresar, aunque la verdad era que estaba asustada. Temía cambiar, olvidarse de sí misma, traicionarse. Temía volverse como ellos y que la Mia de antes fuese sustituida por otra. Intuía que para asimilarse había que disolverse, borrarse, anular el pasado. Que el precio de la integración pasaba por la pérdida de cierta integridad. Ella era la Sirenita y, si deseaba tener piernas, si deseaba caminar por el mundo de los humanos, guapos y maravillosos, debía pagar un precio. Pero no se decidía a enmudecer».

Este fragmento bien puede condensar alguno de los aspectos comentados hasta el momento. En todo caso, Slimani cumple con el consejo que uno de sus personajes, la abuela Mathilde, le da a su nieta: «No te conviertes en escritor mirándote al espejo. Las historias comienzan cuando cruzas el espejo».

Podría seguir escribir párrafos, pero a veces lo mejor de un libro lo dice el mismo libro. Atravesar el espejo con sus historias es lo que hace la escritora nacida en Rabat. La ficción como método para evitar una autocomplacencia y un narcisismo estético. Slimani es ciudadana de su tiempo y quizá también del de sus antepasados. Una escritora consciente de momento en que vive y que recurre a la literatura como un lugar desde el que manifestarse. Y no quisiera acabar sin mencionar, una vez más, la excelente traducción de Malika Embarek López.

Me llevaré el fuego

Leila Slimani

Traducción de Malika Embarek López

Cabaret Voltaire

536 páginas. 25,95 euros