Viva Suecia avisa antes de empezar: «Va a ser la mejor/peor entrevista que hagáis». Razón no les falta. Rafa Val (voz), Jess Fabric (bajo), Alberto Cantúa (guitarra) y Fernando Campillo (batería) son gamberros y vacilones, pero sobre todo son amigos, y eso se nota porque entre ellos no hay filtros. Tanto es así que hay fragmentos de esta entrevista imposibles de transcribir, ni siquiera de narrar (si tienen curiosidad, pueden consultar el vídeo íntegro en nuestro canal de YouTube y reírse como lo hizo la redacción ese día). Mientras, esto es lo que les podemos contar:

Hace casi 12 años, exactamente un 25 de diciembre, los cuatro de Murcia se juntaron para gestar lo que hoy es Viva Suecia, la banda de indie rock que luce cabeza de cartel en todos los festivales y que agota recintos como el Movistar Arena en horas. El pasado viernes, visitaron 20minutos para presentar su quinto disco, Hecho en tiempos de paz, el álbum del que «más orgullosos» se sienten y en el que han sido «más libres que nunca» porque se han atrevido a tocar lo que antes, bien por «prejuicios o complicaciones técnicas», no podían. Pero también para Hablar de nada y de todo a la vez, de sus inicios, de los haters y, por qué no, de la vida. 

¿Cómo se hace un disco de paz en tiempos de guerra?

Rafa: La paz es muchas cosas. La paz es ausencia de guerras, pero también es olvidarte de los problemas en el trabajo y apreciar un libro o una peli. Hemos compuesto este disco en pequeños periodos de paz, en una casita en la sierra de Albacete, y eso nos ayuda a relacionarnos con nuestro entorno de una manera pacífica. Creo que es casi un acto obligatorio de civismo encontrar momentos de paz.

¿Entonces el título tiene más que ver con su historia que con el momento actual que vive el mundo?

​Alberto: El título nos apareció literalmente el día del apagón. Estábamos con ensayos en Murcia cuando ocurrió y, dando un paseo por el monte, encontramos en el Monasterio de Fuensanta una inscripción que ponía «hecho en tiempo de paz». Vimos que encajaba con todo lo que nos estaba pasando.
​​Rafa: También es una súplica. Además, el día que sale el disco, salta el alto el fuego en Gaza.

¿’No hemos aprendido nada’?

Rafa: Absolutamente nada. También hay una buena cantidad de conflictos armados en África, también hay milicias y guerrillas en Latinoamérica…
​Alberto: …También hay gente repartiendo hostias en Twitter. Vivimos tiempos oscuros.

¿Viva Suecia tiene ‘haters’?

Rafa: Hombre… dime alguien que no los tenga.
​Alberto: Creo que todo el mundo tiene haters, es una cosa terrible.

¿Y cómo se lidia con un ‘hater’?

​Alberto: Todo el mundo debería, antes de poner un tuit de ese tipo, leérselo a su madre. Y si tu madre te da el ok, lo pones…. ​
Rafa: …Y si tu madre te da un guantazo, has aprendido la lección (risas).

Antes de publicar un tuit, todo el mundo debería enseñárselo a su madre

¿Pero cómo actúan ante algo así?

Jess: Hay que diferenciar el hater del que realmente tiene algo importante que decir. A veces hay críticas constructivas y tienen razón… A veces nosotros damos guerra también porque no estamos para recibir palos. No permitimos que nos afecte, no le damos posibilidad de defensa ni contestamos cuando hay odio por odio. Lo bloqueamos directamente. Pero si es una crítica constructiva, nos sentamos. Hemos hecho mucho ejercicio de aprender. […] Lo que ocurre es que hay una falta de humanidad tremenda. Vivimos a un ritmo impresionante y todos necesitamos desahogarnos, pero nos olvidamos de que nos desahogamos contra un muro que no es un muro, es una persona. Detrás de esa cuenta, estamos nosotros.

Con los años, ¿uno se vuelve inmune a la crítica?

Rafa: No, qué va, jamás. Duele todo. Nunca vamos a estar preparados para recibir una crítica no constructiva. El que te diga que le resbala, no dice la verdad […] Pero creo que se cumple lo de que «cuanta más mierda te tiran, mejor te va». Cuando salió nuestro anterior disco, nos llovieron muchísimas críticas, y ha sido el que nos aupó definitivamente, así que siempre que leo una cosa de estas pienso «vale, estamos haciendo las cosas bien».

El quinto disco llega en su momento más dulce. No sé si esto añade una presión extra. ¿Da miedo defraudar?

Rafa: Yo creo que el mayor miedo es no saber devolver todo lo que recibimos. Todos podemos tener un concierto malo, pero si la gente se va con la sensación de no haber recibido de vuelta la cantidad ingente de cariño que han puesto en nosotros, eso sí me dolería.
​Alberto: Estamos trabajando en el show más loco, caro, bestia, con los mejores profesionales que jamás hemos tenido. Ahora mismo nos está costando la salud, pero creo que va a estar a la altura.

¿Es posible tener los pies en la tierra cuando 17.000 personas corean a la vez sus canciones?

Jess: En ese momento es prácticamente imposible, pero en cuanto llegas a casa te los ponen. Estamos rodeados de gente que nos pone los pies en la tierra de manera muy fácil.

No sé si puedo creerles… Como, según ustedes, no hay que creer lo que dicen los cantantes…

Rafa: Créete lo que te digan ellos (risas). Muchas veces pienso que si esa gente que canta a la vez viera cómo nació la canción… en una casa, semidesnudos, alcoholizados, con el pelo churretoso, diciendo tonterías…
​Fernando: No necesitan saberlo, que lo imaginen.
​Rafa: Creo que es bonito que lo sepan porque nosotros no somos especiales. Todo el mundo está en casa en calzoncillos y nosotros también lo hacemos para componer. Las canciones salen del lado más humano y natural que tenemos y de alguna manera es lo que conecta con la gente. 

Es prácticamente imposible tener los pies en la tierra sobre el escenario, pero cuando llegas a casa te los ponen

¿Es la profesión lo que esperaban o está idealizada?

Jess: Está bastante idealizada, sobre todo por el público. Hay dos maneras de actuar: o seguir la mentira y decir «mira, soy una estrella» o decir somos unos obreros del rock. ​
Rafa: No somos nada cool, no somos nada estrellas y últimamente utilizamos la frase que nos viene muy bien «la persona se ha comido al personaje». Intentamos aparentar pose de rock y no nos sale bien porque somos subnormales.
​Alberto: Madrugamos más que antes.

¿O sea que lo de sexo, drogas y ‘rock and roll’ es un mito?

Rafa: No, eso sí, pero lo de estrellas no. ​
Jess: ¿Sexo? Eso será para ti.
​Rafa: Sí, contigo (risas). 

Tengo entendido que estuvieron unos años compaginando sus trabajos hasta que apostaron por esto. 

Fernando: Pasaron unos cuatro años quizá.
​Rafa: Yo fui el más valiente, lo dejé primero. Es verdad que ellos lo tuvieron más difícil porque tenían trabajos guais. Yo soy diplomado en Magisterio musical, aunque nunca ejercí, y en esa época era camarero […] En mi caso lo de dejarlo fue paulatino, empecé a faltar al curro. Cuando llevaba dos meses sin ir a trabajar, pensé «anda, mira, soy músico» y no me di ni cuenta. 

¿Cuáles eran esos trabajos guais?

Alberto: Yo era empleado de banca.
​Jess: Yo trabajaba en una empresa pública, en una petroquímica.

¿Y qué pensaron esas madres cuando les dijeron que lo dejaban?

Jess: Nuestros padres son nuestros mayores fans y nos empujaron. No entienden por qué tardamos tanto.
Alberto: En mi caso fue una conversación con mi padre lo que me hizo dar el paso. Estaba en una bañera en Salamanca, con una resaca terrible, con una depresión terrible porque ya no llegaba a todo. Estaba hecho polvo. Era la decadencia absoluta y fue en una conversación por WhatsApp en la que me dijo «por qué no das el paso». Fue importante porque me lo dijo él, que también era empleado de banca. 

Dejemos de llamar normal a cosas que no lo son. No es normal que la gente que llega a la edad de Brad Pitt esté como Brad Pitt

Y aquí están ahora, casi doce años después, cantándole en este disco a la gente normal ¿Pero hay alguien normal?

Rafa: Absolutamente nadie. Todos actuamos con mayor o menor grado de civismo, pero en la intimidad de nuestras casas todos tenemos mierda debajo de la alfombra, y es lo más normal, es lo que nos hace más humanos. Dejemos de llamar normal a cosas que no lo son. No es normal que la gente que llega a la edad de Brad Pitt esté como Brad Pitt. No pretendamos ser superinteligentes, no pasa nada, todos somos hipócritas, tenemos muchas cosas malas y tenemos que aceptarlo y tenemos que asumir que nuestro superpoder es no ser normal.

También dedican una canción a la mala prensa. ¿Es el caso de Viva Suecia?

Rafa: No podemos afirmar eso en su totalidad. Pero sí que es verdad que en algunas ocasiones ha pasado que hablas de todo tu trabajo y al final lo que más interesa es la crítica. Pero al final eso supone una campaña de publicidad para nosotros, así que «mucha mala prensa, pero buena publicidad».

¿Qué puede esperar la gente del nuevo disco?

Jess: Es del disco del que más orgulloso me siento. Siempre lo hemos estado, pero de este especialmente.
​Fernando: Ha sido muy divertido porque hemos tocado los palos que no nos atrevíamos a tocar hace tres o cuatro años, con el anterior disco. Nos hemos sentido muy libres.

¿Por qué no os atrevíais?

Fernando: Prejuicios, quizá. 
​Rafa: A nivel técnico creíamos que no íbamos a ser capaces de hacer este tipo de música, que es una música técnicamente un poco más complicada para nosotros y nos hemos convencido de que somos capaces. Es bonito que después de doce años todavía sigamos obligándonos a transitar caminos inhóspitos para la banda. 

Tengo entendido que de vez en cuando sacan ratos para tocar en colegios, cárceles…

Jess: Es muy emocionante. Cuando estuvimos en la cárcel, ninguna de esas personas nos conocía porque tenían otras inquietudes. Yo estuve en un colegio interno y me agarré a la música porque estaba encerrado. ​
Rafa: Vamos mucho a tocar a colegios, centros de salud mental, a cualquier sitio que nos llamen totalmente gratis porque creemos que la música es un gran vehículo para transmitir, conectar. Estamos orgullosos y lo hacemos. ​Alberto: Uno de los pilares de la sociedad sueca o nórdica es la cultura y sobre todo la música. Esto es algo que en España inexplicablemente cada vez va a peor, no sé qué está pasando.

¿Está mal planteada la música en España?

Rafa: Estamos obcecados con que el mundo laboral no tiene nada que ver con la creatividad y creo que es todo lo contrario. Luego, sin embargo, nos encanta ensalzar las figuras de gente creativa. «No, no intentes ser actor, lo vas a pasar mal, eres un muerto de hambre, perroflauta», pero luego dicen «me encanta Robert Redford». Es un discurso un poco estúpido. Deberíamos fomentar la creatividad en todas las disciplinas. Yo odiaba la física y me he enamorado mucho después. Si me la hubieran contado de otra manera, me habría enamorado antes.

A veces damos guerra en Twitter, no estamos para recibir palos

¿Cómo encaja la IA en todo eso? ¿Creen que es una amenaza para la música?

Jess: En absoluto, la IA no tiene sensibilidad. La IA puede hacer muchas cosas, pero no es una amenaza, hay que verla como una herramienta. 
​Rafa: Cuando te subes al escenario y hay 30.000 personas abajo cantando tus canciones, eso es imposible que lo haga la IA de ninguna de las maneras.

Para este disco querían paz. ¿Qué deseo tienen para el siguiente?

Rafa: Creo que lo que más deseamos todos es tiempo.
​Alberto: Sí, tiempo para estar con la gente que queremos.

Debe ser complicado encontrar el equilibrio.

​Jess: No se nos olvida que nosotros estamos disfrutando de esto porque hay gente que realmente sostiene nuestras vidas en casa.
​Alberto: Es complejo, sobre todo de promo. Mi hermana estaba de parto ayer [mira a cámara]. No borréis esto (risas). Elena, te quiero mucho. 

BIO

  • La banda tiene en su discografía cinco álbumes de estudio: ‘La fuerza mayor’ (2016), ‘Otros principios fundamentales’ (2017), ‘El milagro’ (2019), ‘El amor de la clase que sea’ (2022) y ‘Hecho en tiempos de paz’ (2025), que presentan  el próximo 31 de octubre en Madrid con lleno absoluto. Ese día arrancará su nueva gira, que cuenta de momento con diez fechas confirmadas. En cinco de ellas ya han colgado el cartel de ‘sold out’.