Morante, genio de nacimiento, torero de evolución, sí puede presumir de haber salido de la pandemia más fuerte. Porque 2020 marca el paso de torero ( … bueno o extraordinario en función de los gustos del consumidor) a icono, de generador de opinión a reunificador de la cultura taurina en torno a su figura. Para esto sí da su historia, para que analicen su figura las universidades.

La carrera del de La Puebla en Cantabria va paralela a su evolución dentro de los ruedos, con una salvedad, le costó mucho llegar al corazón de los aficionados de Cuatro Caminos. Morante se estrenó en Santander como matador en 1998. Fue el inicio de una relación con altibajos, con más bajos que altos, y que tuvo, incluso, momentos tensos debido a las broncas sufridas por el torero. Porque así es Morante, o todo o nada. Triunfo o bronca, primer toro entre gritos, segundo entre aplausos. Una rutina que se repitió durante años, con ferias en la que incluso, siendo ya figura del toreo, no pisó la capital cántabra. Pero, eso sí, cada vez que estaba acartelado, los aficionados volvían a la plaza una y otra vez.

Una oreja por aquí, una ovación por allá, pero ningún triunfo rotundo hasta 2022. Para entonces Morante había hecho públicos ya sus problemas con el trastorno bipolar que padece y el coste mental de ponerse delante de un toro, una relación humano-animal imprescindible en la vida del sevillano. El diestro salió a hombros tras cortar dos orejas a un toro de Juan Pedro Domecq en una faena medida y cuidada de la nueva etapa artística del genio.

La cumbre, quizá, de la relación Morante-Cuatro Caminos llegó en 2024, con una reaparición y una faena que le hizo ser el triunfador del ciclo. No iba a estar, pero estuvo a su mejor nivel. A uno inalcanzable para el resto. Que su coleta fuera retirada y no cortada en el centro del ruedo de Las Ventas mantiene un halo de esperanza, de que su adiós sea un hasta luego y que su última aparición en Cantabria no se recuerde como un mano a mano con poco contenido. Pudo ser diferente, pero su ofrecimiento para sustituir a Cayetano en la última tarde de 2025 chocó con el triunfo del día anterior del Cid. Y no pudo ser. No pasa nada, porque el morantismo también es un ejercicio de fe. Maestro, siempre le estaremos esperando.