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A finales de julio de 2015, Windows 10 llegó a nuestras vidas. Esta versión del sistema operativo de Microsoft fue bien recibida por solucionar varios de los problemas que hicieron que su antecesor fracasara.

La compañía fundada por Bill Gates realizó tantos cambios en Windows 8 y Windows 8.1 para adaptarlo a tabletas/dispositivos táctiles que la mayoría de los usuarios no llegó nunca acostumbrarse a ellos, por lo que a Microsoft no le quedó más remedio que mover ficha y hacer que Windows 10 se sintiera más familiar.

No solo restauró el menú de Inicio, sino que corrigió la interfaz de usuario, introdujo características para aumentar la productividad (los escritorios virtuales y organización de archivos mejorada), implementó el Centro de Actividades, añadió el historial y mejoró la seguridad con un soporte continuo. Y lo mejor de todo es que la actualización a Windows 10 fue gratuita tanto para los usuarios de Windows 7 como los de Windows 8.1, por lo que no había motivos para no dar el salto si se tenía un equipo con hardware compatible.

Hormigas zombi

Windows 10 es tan querido por los usuarios que al momento de escribir estas líneas es la segunda versión del sistema operativo de Microsoft más utilizada en el mundo. En septiembre de 2025, contaba con el 40,5 % de la cuota de mercado (Windows 11 tenía el 48,94 %), y eso que su lanzamiento se produjo hace más de una década. Sin embargo, Microsoft quiere que todos los PC posibles actualicen a la última versión, y para forzar el cambio ha finalizado el soporte oficial de Windows 10. Lo bueno es que los usuarios de la Unión Europea pueden continuar recibiendo actualizaciones de seguridad de manera gratuita durante un año más.

Un año de soporte más mientras se realiza la transición a Windows 11 (o Linux)

 

Transición de Windows 10 a Windows 11

La solución que propone Microsoft al fin del soporte de Windows 10 es actualizar a Windows 11. Sin embargo, muchos equipos no pueden actualizar por los estrictos requisitos de hardware, lo que ha llevado a muchos usuarios a pasarse a Linux

Millones de ordenadores en el planeta continúan utilizando Windows 10, por lo que finalizar el soporte oficial de este sistema operativo parece una medida muy radical. Microsoft es consciente de ello, así que ha ofrecido una alternativa a actualizar a Windows 11 (al menos, durante un tiempo limitado): extender las actualizaciones de seguridad durante un año más con Windows ESU.

ESU son las siglas en inglés del programa de Actualizaciones de seguridad extendidas para Windows 10, el cual ofrece a los usuarios una opción segura para continuar utilizando sus ordenadores con este sistema operativo después del 14 de octubre de 2025. Es como un «período de gracia» mientras realizan la transición a Windows 11.

El objetivo del programa ESU, como se puede leer en el sitio web oficial que explica su funcionamiento, “es reducir el riesgo de malware y ataques de ciberseguridad al brindar acceso a actualizaciones de seguridad críticas e importantes actualizaciones de seguridad para dispositivos que ejecutan Windows 10, versión 22H2. La inscripción de ESU no ofrece otros tipos de correcciones, mejoras de características o mejoras de productos. Tampoco incluye soporte técnico”.

Los usuarios que todavía no estén listos para pasar a Windows 11 pueden inscribirse en ESU en cualquier momento hasta que finalice el programa el año que viene, más concretamente el 13 de octubre de 2026. El requisito principal para inscribirse en el programa ESU es tener un dispositivo que ejecute Windows 10, versión 22H2, y la actualización más reciente de Windows.

Si bien el programa ESU tiene un coste de 30 dólares anuales en Estados Unidos, los usuarios de la Unión Europea pueden acceder a él de manera gratuita si se mantiene la sesión iniciada en el PC con la misma cuenta. Microsoft avisa que “si no continúas iniciando sesión en tu PC con tu cuenta de Microsoft, las actualizaciones de ESU se interrumpirán para tu dispositivo después de un período de tiempo de un máximo de 60 días”.

Para inscribirse en el programa ESU en un dispositivo con Windows 10, tan solo hay que ir a Configuración > Actualización y Seguridad > Windows Update. En los equipos que cumplen con los requisitos aparecerá un vínculo para inscribirse. A los ordenadores que utilicen una cuenta local se les pedirá que inicien sesión con una cuenta de Microsoft.

El motivo por el que todavía hay millones de ordenadores en el mundo ejecutando Windows 10 es que Microsoft ha establecido unos requisitos algo exigentes para la instalación de Windows 11. El más polémico es que la placa base debe disponer de TPM 2.0 (Módulo de plataforma segura), un chip de seguridad que actúa como una especie de caja fuerte digital para proteger información sensible, como claves de cifrado y contraseñas.

Este elemento es relativamente nuevo, por lo que solo lo tienen ordenadores más o menos recientes. Hasta ahora, existían métodos no oficiales para instalar Windows 11 en equipos sin TPM 2.0, pero Microsoft los está desactivando, lo que quiere decir que si se tiene un ordenador portátil o “torre” premontada sin este chip, la solución pasa por adquirir un nuevo PC. Esto ha llevado a muchos usuarios a pasar del sistema operativo de las ventanas e instalar una distribución Linux, como Ubuntu, Linux Mint o Zorin OS, que son algunas de las más populares.