En su último discurso antes de la próxima reunión de política monetaria de la Reserva Federal, Jerome Powell ha avanzado un nuevo movimiento ‘dovish’ del banco central: dejar de recortar la hoja de balance. Como es lógico, y la Fed ha adelantado en el pasado, la reducción del balance de activos de la Fed tendrá que terminar en algún momento, pero ahora Powell está preparando el terreno para una decisión que podría llegar en los próximos meses.

En el discurso que ha llevado a cabo Powell en la Asociación Nacional de Economías para los Negocios, en Filadelfia, el presidente de la Fed ha reconocido algunos errores que pudo cometer el banco central en el proceso de aumentar el balance en los últimos años. Los programas de compras de deuda han sido criticados por muchos analistas, por diversos motivos, como generar la inflación que llegó entre 2021 y 2022, y también por tener consecuencias negativas en los mercados financieros, como la aparición de tipos de interés negativos que generó graves problemas para la banca, en 2023, cuando los tipos subieron y la renta fija se hundió.

Powell admite que «con la claridad que da la comprensión retrospectiva, podríamos, y quizá debiéramos haberlo hecho, haber frenado las compras de activos antes», ha explicado el presidente, y señala que «cuando anunciamos que empezaríamos a reducir el balance, los participantes del mercado empezaron a poner en precio sus efectos, acelerando el proceso de endurecimiento de las condiciones financieras».

Sea como sea, el proceso de reducir el balance de activos empezó en los primeros meses de 2022, y ahora Powell está dando las primeras señales que apuntan a su final. Si en abril de ese año el balance de la Fed tocó un máximo nunca visto en los 8,97 billones de dólares, desde entonces se inició un proceso de desmantelamiento que lo ha dejado en los 6,59 billones de dólares actuales.

Ahora, Powell señala que «nuestro plan es frenar el recorte de balance cuando las reservas estén algo por encima del nivel que consideramos consistente con la idea de condiciones de amplias de reservas. Puede que lleguemos a ese punto en los próximos meses», explica. En resumen: Powell empieza a advertir de que la bajada del balance parará en no demasiado tiempo, y esto, cuando se produzca, tendrá un efecto similar a una bajada de tipos.

Hay que entender que bajar el balance de activos es similar a un aumento de tipos encubierto. La Fed reduce la cantidad de liquidez que hay en el sistema, y esto termina traduciéndose en condiciones financieras más duras, lo mismo que ocurre cuando se suben los tipos de interés. Que Powell empiece a hablar ya del final del recorte del balance está relacionado con el proceso de bajadas de tipos que ha empezado el banco central, ya que no tendría mucho sentido bajar los tipos con una mano, y con la otra contribuir a endurecer las condiciones financieras con un recorte de balance. De este modo, con el final del desmantelamiento del balance, Powell alineará sus dos herramientas principales de política monetaria.

Y de ahí, que el mensaje de Powell se haya considerado ‘dovish’ por parte de los inversores. Wall Street ha reaccionado a este giro de la Fed culminando su giro al verde tras abrir con caídas, y el Dow Jones ya sube un 0,7%, mientras que el Nasdaq 100 cotiza plano tras haber llegado a registrar caídas del 2% durante las primeras horas de la sesión.

El mercado laboral ya es la mayor preocupación de la Fed

Cuando Powell ha pasado a hablar de las preocupaciones de la política monetaria, la clave ha sido la situación del mercado laboral. El economista cree que el hundimiento tanto de la demanda como la oferta de trabajadores ha sido «muy brusco, muy rápido», algo de lo que culpa a la política migratoria de Trump. «Que el nivel de desempleo se haya mantenido estable es sorprendente».

«La política migratoria [de Trump es más dura] de lo que la mayoría se esperaba», ha dicho. Lo cual es un problema: «Cuando entra gente nueva al mercado laboral, eso crea más oferta de trabajadores, pero también crea su propia demanda», ya que esos nuevos empleados tendrán dinero para gastar en comida, ropa, vivienda y servicios, generando nuevos puestos de trabajo. Y, por contra, el brusco descenso de los nuevos inmigrantes ha supuesto también un frenazo a la creación de nuevos empleos.

Aun así, la Fed ve que la preocupación por la dificultad para encontrar un empleo está creciendo en las encuestas. Aunque la situación general es de «no fire, no hire» (no despedir, no contratar), los despidos están batiendo a las pocas contrataciones que hay. Por eso, alerta, «los riesgos a la baja están concentrados en el mercado laboral». Una señal más de que la Fed sigue abierta a bajar tipos en las próximas reuniones.

Mientras tanto, el crecimiento parece ser «algo más robusto de lo que esperábamos», y la inflación, aunque sigue creciendo por culpa de los aranceles de Trump, «no se ha extendido a la economía en su conjunto». Así, si todo va bien, cuando los datos del IPC del próximo año se hagan ya contando las subidas arancelarias de este, la inflación debería regresar al 2%. «Las expectativas a largo plazo siguen siendo compatibles con nuestro objetivo», ha dicho.

Respecto al cierre del Gobierno, eso sí, Powell ha querido dejar claro que la falta de datos oficiales de empleo o inflación no harán que la Fed opere ‘a oscuras’: «Recibimos constantemente datos públicos y privados que siguen disponibles, y tenemos una red de contactos valiosa a través de los bancos regionales, que resumimos en nuestro Libro Beige». Aunque no haya un acuerdo para aprobar los presupuestos y reactivar la Administración para entonces, la próxima reunión se hará con datos fiables, aunque quizá todavía no con todos los que les gustaría.

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