La de Arturo Pomar, vista hoy, es una vida marcada por el blanco y el negro. El del Franquismo, el del No-Do y el del tablero y las piezas del ajedrez, deporte en el que sobresalió el mallorquín. Las luces y las sombras se alternan en una biografía que hoy, a las 21.00 horas, coge no solo color, sino en pantalla grande de la mano de Joan Gamero que dirige el documental El petit peó, filme que presenta en la Sala Augusta y que repasa la faceta más íntima del niño prodigio y juguete roto de la dictadura.

Pomar fue, en palabras del director de la cinta (producida localmente por La Perifèrica), un «mono de feria del Franquismo», que utilizó a este niño superdotado del mismo modo que lo hizo con Marisol y Joselito» y cuando dejó de ser un niño «ya no interesaba mediáticamente» y lo abandonó.

Franco y Pomar
El dictador Francisco Franco junto a Pomar.

No obstante, la fama de Pomar era tal que Gamero destaca que sería equiparable a la de Nadal hoy, y su largometraje, que se podrá ver también mañana y el sábado en la Augusta a las 18.30 horas, se adentra en el Pomar no solo ajedrecista, sino en la «personalidad» y el drama que vivió a nivel de salud mental, ya que le fue diagnosticada esquizofrenia.

El contexto, pues, fue muy importante. Según indica Gamero, si Pomar hubiera nacido en la Unión Soviética, habría sido campeón del mundo, porque tenía un cerebro totalmente preparado para jugar al ajedrez, pero no tuvo el apoyo ni la preparación necesarias. Aun así, logró hacer tablas con nada menos que Bobby Fischer, un hito sin duda.

Al final de su vida, con la enfermedad atacando fuerte, Pomar ofrecía tablas a todo el mundo y prácticamente no dejó de jugar nunca, aunque hay opiniones varias sobre si disfrutaba haciéndolo o no. El niño prodigio del ajedrez, de hecho, acabó siendo funcionario de Correos, y sus hijos hablan de un padre ausente.

Con testimonios de los hijos del ajedrecista, así como de profesionales que no dudan en señalar a Pomar como una gran inspiración, como Juan Manuel Bellón López o Jeroni Bergas, que tiene un museo dedicado a su figura en Maria de la Salut y autor de un libro sobre Pomar, El petit peó se centra en dar a conocer la figura de un prodigio del ajedrez y de su relación con el juego, con el cual llegó a tener contradicciones a lo largo de su vida. La vida de un pequeño peón rodeado y amenazado por piezas más poderosas y jaques de los que fue muy difícil salir.