Jueves, 16 de octubre 2025, 14:00
El otoño vuelve a llenar de letras el corazón de Bilbao. Este viernes arranca en el Arenal la XLVII Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Bilbao, una cita ya histórica que permanecerá abierta hasta el 2 de noviembre con 40 stands de librerías procedentes de Euskadi y de otros puntos del país.
Organizada por la Cámara del Libro de Euskadi y la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, la feria mantiene su horario habitual -de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas- y ofrecerá libros para todos los gustos y bolsillos. Desde ejemplares centenarios o primeras ediciones difíciles de encontrar hasta libros de saldo que pasaron fugazmente por las mesas de novedades y ahora tienen una segunda vida. «En esta feria no vale decir que los libros son caros. No hay excusas para no leer, porque se pueden encontrar títulos desde un euro», subraya Asier Muniategi, coordinador de Ferias del Libro de Euskadi.
Entre los géneros más buscados destacan la novela, el libro infantil y juvenil, así como obras de gastronomía, poesía o teatro. También abundan los títulos sobre la historia local, la Guerra Civil o las guerras carlistas, muy apreciados por los coleccionistas. «Cada librero tiene su propio catálogo y muchos compradores habituales ya saben lo que buscan», explica Muniategi.
Valor de los libros vivos
El coordinador destaca además el valor de los llamados libros vivos y en catálogo, aquellos que se siguen reeditando aunque hayan pasado décadas desde su publicación. «Mantener viva la bibliografía de los autores tiene un coste, pero es fundamental para que sigan presentes en las librerías», añade. Según la Cámara del Libro, Euskadi es la segunda comunidad autónoma con más lectores, solo por detrás de Madrid, y la venta de libros ha crecido un 3% anual desde la pandemia. «Queremos que el libro siga siendo protagonista en nuestra ciudad. Leer es ocio, igual que el cine o la música», afirma.
La producción editorial vasca también goza de buena salud, con 3.500 títulos nuevos al año y un público especialmente fiel al libro en euskera. «Los lectores en euskera mantienen una fidelidad admirable. Queremos que la gente se acerque al Arenal, que compre libros, pero también que recuerde que tenemos magníficas bibliotecas públicas y el servicio de préstamo», añade Muniategi.
En el Arenal, donde se mezclan coleccionistas, curiosos y lectores de todas las edades, cada ejemplar puede esconder una historia: una dedicatoria, una anotación o una flor seca. Porque, como recuerda Muniategi, «hay libros que uno vuelve a leer con otros ojos, reencontrarse con ellos es como leerlos por primera vez».
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