«Y digo adiós, adiós, adiós… Pago lo que tengo y pido un taxi para la estación», como cantaba Javier Gurruchaga y Joaquín Sabina se podría despedir Carlos Zúñiga como empresario de La Misericordia. Se marcha por la puerta de atrás tras confeccionar una Feria del Pilar mediocre y con todo a última hora.

Un clamoroso «¡Zúñiga, vete ya!» era la banda sonora que cubría La Misericordia en casi cada festejo. Los aficionados no sólo señalaban al empresario de la plaza, sino también a la DPZ con carteles: «No subasta, sí temporada, sí categoría» y «DPZ, -menos dinero +afición».

No sorprende su falta de compromiso, pero cabe recordar que Zaragoza es de las plazas más importantes de España y ha conseguido darle el prestigio de una portátil. Los principales protagonistas de la feria se borraron a última hora junto con Román. Además, nueve espadas más se bajaron por motivos de salud. El baile de ganaderías también fue para echarse a reír… o a llorar. El ejemplo más claro fue la ganadería navarra de Pincha, el hierro elegido para el 12 de octubre, no superó el reconocimiento veterinario.

Cuatro años después, el empresario pucelano se despide del ruedo zaragozano, cuyo único legado positivo es haber dado oportunidad a toreros aragoneses como Jorge Isiegas, Aarón Palacio, Cristiano Torres, Alberto Álvarez…

Rafael Martínez, de la Asociación Cultural Cabaña Brava, señala a este medio que «Zúñiga ha demostrado con creces que era un empresario de segunda sin capacidad para gestionar una plaza de primera especial como lo es Zaragoza».

Respecto a la Feria del Pilar, este aficionado, que lleva 38 años en la misma localidad de La Misericordia, apunta que «es de las peores que ha conocido». Lo justifica admitiendo que «falla el toro, que es la base del espectáculo. Ahí, sin pilares básicos, todo se derrumba».

Miguel Pereira, con 14 años pagando el abono, coincide con la decepción que ha sido la Feria del Pilar 2025: «Ha sido el colofón a cuatro años de desastre, dejadez y engaños». El consuelo, dice, es que «cada vez ha ido dándose cuenta más gente de la mala gestión».

Este abonado culpa principalmente a la empresa Zuñiga Toros SL de la decadencia de la plaza en este tiempo: «Es la encargada de hacer unos carteles dignos de Zaragoza y traer unos animales bien presentados. Ningún año ha sido capaz de conseguirlo, con carteles medianos y continuos bailes de corrales».

La situación de La Misericordia y la DPZ

También culpa a la DPZ, que no quiere dar declaraciones, por el panorama en la que se encuentra La Misericordia: «Hay otros factores que, bien por inoperancia o por incapacidad, han resultado cómplices de esta situación como pueden ser los equipos presidenciales y la DPZ».

«La empresa ha demostrado con creces su falta de conocimiento de la plaza, su idiosincrasia, su afición y los mínimos exigibles en ella», ha subrayado. Además, apunta a que Zúñiga no ha entendido nada de los 250 años de historia que tiene La Misericordia.

Martínez exige que se recupere la temporada, que «se cargó Simón Casas» (exempresario de la plaza y que ha anunciado que quiere tomar el relevo el próximo año). Pide «abrir el melón de las ganaderías» y que el nuevo pliego contemple el aumento de festejos para potenciar a los chavales.

Por otro lado, Pereira coincide en que se realice un pliego que «defienda al aficionado, que se nos escuche y que nos tengan en consideración». También pide «un concurso de méritos y calidad», que apueste por volver a que La Misericordia sea una plaza de temporada. Por ejemplo, «con el medio millón de euros anual que ha tenido que pagar la última empresa se pueden realizar muchas novilladas en pueblos o en la propia Zaragoza».

Por el momento, parece ser que el empresario francés Simón Casas, apoderado de Alejandro Talavante o Lea Vicens, es el único candidato a heredar la plaza a expensas de conocer el pliego. Pese a que ha señalado a HOY ARAGÓN que aún no quiere pronunciarse, afirmó a través de sus redes sociales que «trabajar para La Misericordia y su público me llenó de satisfacción».