El gran aliciente de la cada vez más larga temporada ciclista es saber cuántos dígitos tendrá la cuenta de triunfos del equipo UAE. El número … da igual desde el pasado 21 de septiembre. Ese domingo batieron el récord de 85 victorias que ostentaba desde 2009 el Columbia-HTC. Ayer Isaac del Toro colocó la 95ª. A tiro de la centena. ¿Lo lograrán? Tienen hasta el domingo para alcanzar la 99. Si fuera así, podrían activar una bala extra, la del campeonato nacional de México, que se disputa a finales de octubre. Pero primero deben centrarse en sumar cuatro más.
El margen de error es corto. El UAE compite estos días en el Tour de Guangxi, al que le restan tres etapas más la clasificación general, mientras que el domingo participan en la Veneto Classic y la Crono de las Naciones, que a pesar del nombre se disputa por escuadras. En la carrera china cuentan con tres buenas bazas para levantar los brazos como Félix Grossschartner, Jan Christen y, sobre todo, Jhonatan Narváez. El ecuatoriano parece el líder del equipo para el final en alto del sábado que decidirá el ganador, aunque su punta de velocidad también podría ser útil si el equipo logra eliminar a los sprinters en el resto de jornadas, con pequeñas subidas en sus finales.
Su misión es más sencilla en la teoría que en la práctica. Guangxi es la última carrera del calendario WorldTour, y aunque no cautive a las estrellas, cuenta con los mejores equipos y corredores de la talla de Uijtdebroeks o Pello Bilbao. Skjelmose ha abandonado. En principio, los planes del UAE pasaban por contar con Juan Ayuso en China, pero el alicantino, en medio del divorcio con el equipo, se apostó que si ganaba una etapa en La Vuelta se libraba de correr en el país asiático.
El domingo, día clave
El domingo, en la Veneto Classic partirán como favoritos después de la tiranía mostrada en las carreras italianas de otoño. No contarán con Del Toro, que el sábado estará en el criterium de La Nucía midiéndose con Perico Delgado y Samuel Sánchez, entre otros. Pero Sivakov y Wellens otorgan garantías a la escuadra que dirigen entre el suizo Mauro Gianetti y el vizcaíno Joxean Fernández ‘Matxin’. Groupama (Gregorie) y Astana serán sus mayores rivales.
Y en la Crono de las Naciones, en Les Herbiers (Francia), la contrarreloj más larga del año (45 kilómetros), Vine se medirá con Kung y Tarling. En el reciente Mundial contrarreloj, el australiano fue superior al suizo y el británico, campeón de Europa en 2023, llega falto de rodaje tras una dura caída en el Giro. En esos tres puntos cardinales, el UAE se juega los dígitos de su cuenta triunfal. No es lo mismo 99 que 100. «Es un número redondo. Sería espectacular», ambiciona Matxin, el guía del conjunto emiratí. La centena redondearía una temporada histórica.
Los triunfos de Pogacar con Eslovenia (Mundial y Europeo) no cumputan en el ranking de equipos de la UCI, pero sí lo hacen los campeonatos nacionales. Ensenada, la ciudad natal de Del Toro, se prepara para acoger el nacional de México que durante años ha estado inhabilitado por irregularidades de la anterior federación. Pese a que el equipo haya anunciado que la temporada de Del Toro ha terminado, ¿no va a correr el mexicano en su ciudad, el campeonato de un país que le venera y con el equipo a un triunfo de lograr los 100? Eso sí, lo haría solo, sin gregarios. Aunque sus rivales tengan mucha menos entidad, lograr la victoria no apunta a ser un paseo.
Lograr cien victorias en la misma temporada parece una cifra difícil de lograr y prácticamente irrepetible, aunque si se analiza no es del todo descartable. El Columbia-HTC del 2009 basó su éxito en las volatas y las contrarrelojes. Contaban con Cavendish, Greipel y Boasson Hagen, tres devoradores de sprints. Los emiratíes tienen al nuevo Canibal, Tadej Pogacar, conquistador de 20 carreras, por las 16 de Del Toro. Entre los dos han ganado más que el resto de equipos salvo Visma, Lidl-Trek y Soudal Quick-Step. 20 de los 29 integrandes de la plantilla han conseguido ganar alguna prueba o etapa. Pero adolecen de la figura de un gran velocista.
El colombiano Molano, su única gran referencia en las llegadas al sprint, las jornadas más fáciles de controlar, ha aportado dos victorias. Es por ello que el equipo ciclista más rico del mundo busca en el mercado ese figura, conel eritreo Girmay como principal candidato. Aunque su futuro, todavía incierto, parece lejos del UAE. La baja de Ayuso, para el que no hay un recambio de su nivel, despoja a los emiratíes de una lucha de egos dentro de su equipo, pero también de la pegada del alicantino en los grandes escenarios, con ocho victorias en este 2025. Mejorar esta temporada parece complejo y dependerá de más factores, algunos exteronos como las caídas, pero la voracidad del UAE ya ha demostrado que su voracidad y ambición no tiene límites.
Ayer volvieron a hacer gala de ella. Son una sinfonía cuando se trata de ganar. Las cuatro estaciones. Vencen en invierno, primavera, verano y otoño. Del Toro no perdonó en Verona, el edén de Freire. Demarró en la subida de Torricelle y llegó solo a la icónica avenida Porta Nuova. La Puerta Nueva a la espalda. El Arena, al fondo. Y la meta, entre medias. Por detrás atacó Sivakov, segundo, para asegurar. Como el domingo pasado en Oropa. «Les pedí que nos dejaran subir al podio, pero me dijeron que también querían el tercer puesto. Sinceramente, pensé que era una decisión poco humana», protestó Scaroni. No dejan ni las migas.


Magnier y Merlier, el dúo que comanda el regreso al pasado del Soudal
La irrupción de Remco Evenepoel en el ciclismo transformó al Quick-Step. La formación belga, acostumbrada a brillar en las clásicas de muros y adoquines, mutó en busca de ser un equipo sólido en las grandes vueltas, decisión que contrajo algunas críticas en el país flamenco. Mikel Landa llegó para hacer pareja con el buque insignia del equipo, que ahora abandona el barco en busca del último salto en el RedBull-Bora. La reacción ha sido inmediata. Un intento de deshacer el trabajo de los últimos años y regresar al pasado.
El Soudal quiere volver a brillar en primavera. Dejará total libertad al ciclista alavés en las grandes vueltas, y tratará de armar un bloque ganador en las pruebas de un día con dos ciclistas a la cabeza: Tim Merlier y Paul Magnier. El sprinter belga, de 32 años, ya era uno de los reyes de la velocidad y lo ha vuelto a confirmar esta campaña. Ayer, en el Tour de Holanda, se convirtió en el primer ciclista belga en lograr 16 victorias en una temporada en años consecutivos, algo que no se conseguía desde 1977.
La novedad es el francés, quien a sus 21 años se siente capaz de salir indemne del Infierno del Norte. «La París-Roubaix está hecha para mí», dice. También sueña con «el Mundial y el maillot arcoíris». Nada mal para un ciclista que se cayó por mirar el móvil en una de sus primeras concentraciones. «Estaba mandando un mensaje de WhatsApp y me he despistado», reconoció. Tom Steels, antiguo velocista y su director actual en las filas del equipo Soudal, se lo perdonó. «Es un artista encima de la bicicleta».
Magnier se impuso ayer en la segunda etapa del Tour de Guangxi. Es el segundo ciclista con más victorias de la presente temporada con 17, una más que Del Toro y el propio Merlier, superados únicamente por Pogacar, con 20. La diferencia entre los éxitos de uno y otro es palpable, pero el joven galo ha alcanzado una cifra digna de consideración. Doce de sus veinte triunfos han llegado además a partir de mediados de agosto. Aunque sólo las dos de China esta semana y una en la Vuelta a Polonia pertenecen al World Tour.
Magnier nació en Laredo, pero no en la costa de Cantabria, sino en la ciudad estadounidense del mismo nombre. Razones laborales llevaron a su familia a Texas, donde residió hasta los cuatro años. Su padre es director de proyectos de una empresa de productos médicos y su madre trabaja en el sector del automóvil. Durante su periodo de formación compaginó la carretera con la bici de montaña, en la que fue tercero en el Mundial júnior.