Del concepto abierto al ‘plano roto’: así es la nueva forma de organizar tu casa.
Llevamos años tirando tabiques en busca de espacios más abiertos, luminosos y versátiles. A veces lo hacemos para ganar luz natural; otras, para favorecer una circulación más fluida o crear ambientes que se adapten mejor al ritmo de vida familiar, como poder vigilar a los niños mientras se prepara la cena. La cocina, sin duda, se ha convertido en el epicentro de este cambio. “Durante años, la gente ha querido tenerlo todo en la cocina”, afirma Katie Fontana, fundadora de la firma de diseño de cocinas Plain English. “Es el lugar donde cocinamos, comemos, donde los niños hacen los deberes… Incluso la usamos a modo de escritorio con el ordenador, sofás o una chimenea. Lo queremos todo ahí”.

Las casas de concepto abierto han sido una verdadera durante los últimos años, ya que es una forma de concebir el espacio de manera fluida y abierta, pero los interioristas están percibiendo el regreso a los espacios más compartimentados y separados.
© Karel Balas
La idea del concepto abierto sigue siendo atractiva, pero… ¿Ha llegado el momento de replanteárselo? ¿Estamos ante el regreso de los rincones bien definidos y las habitaciones con límites claros? “Creo que estamos dejando atrás ese deseo casi universal de espacios abiertos”, afirma el interiorista Patrick Williams, fundador del estudio Berdoulat, especializado en la restauración de edificios históricos.
“El confinamiento de hace cinco años fue el primer momento en que empezamos a mirar con atención nuestros interiores y cómo convivimos en ellos. Me pregunto si eso fue lo que marcó el inicio del abandono de las plantas abiertas y el regreso a espacios más íntimos y diferenciados: lugares que puedan descubrirse, que se adapten a distintos estados de ánimo y en los que sea posible estar a solas”. Una reflexión que comparte también el interiorista Max Rollitt: “Necesitamos espacios delimitados para pensar, trabajar y desconectar del ruido mediático. Espacios en los que cada persona pueda hacer algo distinto sin interferencias”.
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En esta vivienda, la pared con paneles de madera divide el espacio pero, al mismo tiempo, la fluidez de la luz es máxima.
Max BurkhalterNo es solo cuestión de estética
Más allá de la privacidad y la satisfacción de las distintas necesidades familiares, los espacios delimitados suelen funcionar mejor en las casas de época. “En viviendas antiguas, especialmente en las adosadas, las plantas abiertas pueden llegar a desdibujar la intención original”, señala Max Rollitt. No solo plantean retos acústicos, sino que también dificultan la retención del calor. “Las habitaciones más pequeñas, por ejemplo, se calentaban fácilmente con un solo fuego; al derribar muros, a menudo perdemos esa ventaja”, añade.
Los grandes espacios diáfanos pueden resultar complicados y costosos de calentar, algo especialmente relevante en un contexto de precios energéticos en alza y recursos limitados. Para Patrick Williams, los espacios abiertos también pueden ser un problema estético en las casas antiguas: “Las proporciones alargadas no siempre resultan agradables visualmente. Además, las paredes no solo delimitan espacios, sino que ofrecen la oportunidad de colgar cuadros o colocar muebles”. Así, las paredes se convierten no solo en guardianas de la intimidad, sino en un recurso clave para la decoración.