Pablo Nistal fundó su estudio de arquitectura en Bilbao en el año 1987. Ha visto evolucionar durante décadas una ciudad que en su opinión debe « … mantener y dignificar» bajo cualquier circunstancia su patrimonio arquitectónico. Desde su despacho ubicado en Abando, el presidente del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro en Bizkaia atiende a EL CORREO para charlar sobre los retos de Bilbao y Bizkaia en materia de conservación, vivienda, turismo y construcción de nuevos pisos.

– ¿Con qué proyecto de Bilbao se siente más identificado?

– Con el metro. Me parece una infraestructura extraordinaria por su simplicidad, sus proporciones, por cómo la construcción aflora, con recorridos muy sencillos… Por supuesto el Guggenheim también me parece fenomenal, pero yo reivindico el metro como una obra brillante.

– ¿Cómo se imagina el Bilbao del futuro?

– Veo que la ciudad va mejorando poco a poco. Las ciudades mejoran sin que haya grandes cambios. Simplemente poner una alfombra a los edificios en forma de buenos pavimentos, aceras o iluminaciones pone en valor el entorno. Todo ello manteniendo la política de conservación, claro. Estamos viendo ejemplos de grandes operaciones urbanas o especulativas incluso, que en la medida de lo posible, mantienen el aspecto general de la edificación y de las fachadas del Ensanche.

– Un fondo inversor levantará un hotel en Mazarredo, obligando a desalojar 240 oficinas; otra gran empresa ha comprado un edificio en General Concha para pisos de lujo. ¿Estas operaciones pueden poner en riesgo el valor arquitectónico de Bilbao?

– Entiendo que no. Si la administración local cuida el patrimonio que tenemos, no debería suceder. El reclamo es que las fachadas no se toquen. El patrimonio hay que conservarlo, mejorarlo y dignificarlo.

– ¿Por qué los grandes fondos están interesados en invertir en Bilbao?

– El turismo lo ha invadido todo. Hay mucho dinero, mucho turismo, las jubilaciones de los europeos y los propios españoles son estupendas. Vas a cualquier cuidad y hay turismo todo el año. Sin embargo, en Bilbao no conocíamos un turista hace veinte años y ahora vas por el Casco Viejo una mañana y está lleno de paraguas con guías turísticos. Y es lógico, todo el mundo tiene deseo de conocer sitios y de pisarlos.

– Entonces, los inversores están aprovechando el tirón turístico.

– Claro. ¿Y dónde van los turistas? Al centro. ¿Y dónde se están haciendo las grandes operaciones? Pues en el centro.

– ¿Qué consecuencias puede tener este fenómeno en la ciudad?

– Tampoco soy un experto en estas cosas, pero yo creo que se está encareciendo el producto, está acaparándolo. Es evidente que Bilbao está cambiado. Yo pongo el ejemplo de los promotores. Antes siempre hacía algunas viviendas con pequeños promotores y ahora todo eso ha desaparecido prácticamente, solo quedan las grandes empresas. Pues con los fondos pasa un poco lo mismo, ahora son los grandes quienes tienen paciencia y tiempo para meterse en estas operaciones.

– Una parte de los vecinos de Bilbao considera que el turismo va a acabar echándolos de sus barrios.

– Puede ser, sí. A ver, a nadie le echan de su casa, excepto si estás de alquiler. Pero si te hacen una buena oferta por el piso o si no hay comodidad, al final te acabas yendo tú solo. Los centros de ciudades como Madrid o Barcelona están llenos de cajetillas con un candado para los turistas.

– Lo que inevitablemente cambia la fisonomía de la localidad.

– Sí, sí. Eso va a ser muy difícilmente controlado. Los ayuntamientos tienen que hacer alguna regulación para que esto no se nos vaya de las manos.

– ¿Acabará Bilbao transformándose en una ciudad como Barcelona o Madrid?

– ¡Espero que no!

– La vivienda se ha convertido en la principal preocupación de los vizcaínos. ¿Por qué cuesta tanto construir?

– Yo no quiero ser catastrofista, pero me da la impresión de que estamos generando otra burbuja inmobiliaria. Y esta vez va a venir por el lado de los precios de la construcción. Hace dos décadas la burbuja explotó por el endeudamiento. En este caso es diferente. El precio de la construcción se ha multiplicado por dos en los últimos 7 u 8 años. No hay mano de obra porque el sector no es atractivo y eso llevará a que el coste siga subiendo. Por contra, hay demanda y dinero. La gente quiere hacer obras, pero como hay poca, los precios se incrementan. Proyectos que tenía hace cinco años han doblado su precio.

– ¿Proyectos de obra nueva?

– ¡Y de rehabilitación! Mire, le voy a contar una anécdota. En una obra en la que estamos trabajando los albañiles cobran más que un notario. Se los rifan porque son buenos y si no les pagan, se van a otra obra inmediatamente.

– Los expertos coinciden en que la solución es construir, pero el sector no termina de coger impulso.

– Hay un problema muy grave de exceso de regulación. Hay tantas normas… Y algunas se contradicen entre sí. Cuando hablo con promotores me cuentan que para poner un suelo en marcha se necesitan 8 o 10 años. Es excesivo.

Mucha burocracia

– El Parlamento vasco tramita una ley de urgencia en materia de vivienda precisamente para acortar estos plazos.

– Ojalá salga algo bueno porque la situación es desesperante. Ya no es solo el suelo, cuando los arquitectos vamos a pedir las licencias de obras, algunos ayuntamientos tardan entre uno y dos años en dárnosla.

– ¿Este exceso de burocracia limita la capacidad de trabajo de los arquitectos?

– ¡Claro! No se construyen viviendas. Entre la escasez de mano de obra, las tramitaciones, las licencias… Y luego están las administraciones. Hablan de encarecimiento de la vivienda, pero son las primeras que revalorizan los suelos. Entre lo que hay que ceder, el IVA, la licencia, la ocupación de suelo… Probablemente un tercio de la obra se lo lleve la administración.

– ¿Existe una solución rápida para poner fin a la crisis de la vivienda?

– Yo no la conozco. La legislación es la que es y tampoco se puede derogar porque no nos vamos a tirar al vacío. No soy nada optimista con esto, creo que va a ser un proceso lento. Podemos aprovechar lo ya construido, dividir viviendas, regenerar, pero es muy poca cosa.

– Ahora las administraciones reivindican la industrialización del sector para acortar esos plazos de construcción de los que usted hablaba.

– La prefabricación existe desde siempre. Una puerta ya era un elemento prefabricado. Ahora de lo que se habla es de hacer baños completos, fachadas… Creo que la industrialización ahorrará plazos y seguramente costos, a la vez que va a hacer más atractivo el trabajo de la construcción. En lugar de estar todo el día al viento, los operarios podrán estar en un taller con calefacción, con medios cómodos… Es una forma de atraer a más gente al sector.

– ¿Qué impacto tiene este fenómeno en la arquitectura?

– Nos va a afectar en la forma de trabajar. Vamos a tener que aprender cómo se hace esto. En el mundo de la construcción siempre ha habido cambios y nos hemos adaptado a cada momento.

E. C:

La Equitativa, un edificio que supuso un cambio en la arquitectura

Todos –o casi todos– los arquitectos tienen un edificio favorito. El de PabloNistal es el de LaEquitativa, situado en el Ensanche bilbaíno, junto a los Jardines de Albia. Es en este emblemático edificio, diseñado por el arquitecto Manuel Galíndez en 1932, donde el presidente del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro en Bizkaia cita a EL CORREO para realizar la fotografía que ilustra estas páginas. «Lo pongo siempre como ejemplo de cómo ha evolucionado la arquitectura en esos momentos. El edificio se reformó completamente en los años 80, pero manteniendo las fachadas originales», asegura. El profesional explica a este periódico que este singular edificio racionalista, que alberga viviendas y oficinas, «supuso un cambio radical de la arquitectura», conquistada en aquel entonces por diseños más clásicos «que a todos nos gustan». «Ese modelo de arquitectura se había mantenido durante siglos y de repente, La Equitativa supuso un giro. Además, es un edificio de hace cien años y aun así parece actual».