El spot publicitario ‘Bolivia Vota‘ difundido por las redes sociales de los grupos de bolivianos en el extranjero incluye una voz en off que dice: «Aunque estés lejos, tu voz sigue contando. (…) Tu voto une, tu voto construye». Este domingo, 19 de octubre, 82.273 bolivianos en España (de los 189.000 residentes) podrán elegir cuál de los dos aspirantes a presidente —Rodrigo Paz o Jorge ‘Tuto’ Quiroga— debe tomar las riendas del país andino. Lo hacen después de que en la primera vuelta en agosto las urnas dieran la espalda a la izquierda heredera de Evo Morales que, si un día ilusionó, deja a Bolivia en una grave crisis política, económica y social. O como describen los bolivianos afincados en Madrid con los que ha hablado 20minutos: «Al borde del colapso».
En Madrid están llamados a sufragio más de 22.000 bolivianos. Lo harán en dos locales (un centro juvenil en Usera y un colegio en Ventas) en los que hay habilitadas 71 mesas electorales. A una de ellas tiene previsto acudir Ramiro Argandoña, de 43 años y natural de La Paz, que lleva 20 años residiendo en España. «Sinceramente votamos por el futuro de Bolivia, que es bastante negro. Venimos de años complicados, de una ineficiencia del Gobierno para sobrellevar una crisis económica muy fuerte y es el sentir general de que el país está al borde del colapso y necesita una opción diferente», según opina este técnico de intervención social que trabaja en Acobe, la Asociación para la cooperación Bolivia-España con sede en Madrid.
Hace «demasiado» que Argandoña no pisa suelo boliviano. Le pesa, pero dice que es uno de los países donde más caro es viajar (los billetes de avión oscilan entre 900 y 2000 euros) y son ya cuatro de familia. Aun así, votará el domingo porque defiende que los bolivianos, en general, no son los que se desapegan de su origen fácilmente. «La gastronomía, la cultura, el folclor siempre están presentes. Somos un buen ejemplo de transmitir nuestras raíces a las generaciones que no han nacido en Bolivia, pero son bolivianos de sangre».
Esta inédita segunda vuelta de las elecciones pilla a Bolivia en una profunda crisis económica que se plasma en un déficit del 8% del PIB y una inflación del 25%, falta de combustible, escasez en la «canasta familiar», la cesta básica de alimentos, y un cambio imposible del dólar. En lo social, los bolivianos explican que sufren un aumento de la inseguridad, la volatilidad y la incertidumbre. Todo coincide con una rampante frustración de la población debido a lo que describen como «ineficacia» del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, para solucionar los problemas, después de dos décadas en el poder, al que llegó como el primer presidente indígena del país.
«Tengo la esperanza de elegir a una buena persona que, aunque sea muy difícil, intente poco a poco subsanar algunos problemas de los muchos que tiene el país»
«Veo con mucha tristeza a mis padres y hermanos sufrir por la escasez de combustible, que lo encarece todo, por un cambio de dólares que está disparado y porque no se pueda comprar productos básicos de lo que allí llamamos la canasta familiar, porque no hay o porque están muy caros», describe Argandoña.
También le duele Bolivia a Dora Gutiérrez, de 78 años, cochabambina que lleva 31 años en España, y la propietaria del primer restaurante boliviano que abrió en Madrid, en 2001. La Perla Boliviana es toda una institución, a la que sus clientes se refieren como «la segunda embajada». Gutiérrez manifiesta una intención firme de ir a votar. «Aunque he hecho mi vida aquí yo sigo votando porque mi país necesita una estabilidad económica y social y quien lo puede hacer real es un buen gobierno. Como ciudadana boliviana votar es una obligación», asegura. Así lo sienten también sus hermanos afincados en España, dice, no tanto sus hijos, que nacidos aquí ya solo participan en los comicios españoles. La realidad es que no siendo obligatorio votar, se reclama el certificado de participación en numerosos trámites burocráticos en Bolivia.
La papeleta que va a introducir Gutiérrez en la urna este domingo una información que ella prefiere mantener en secreto. No desea revelar a cuál de los dos contendientes prefiere como presidente, pero sí confiesa que votará «con la esperanza de elegir a una buena persona que, aunque sea muy difícil, intente poco a poco subsanar algunos problemas de los muchos que tiene el país. Una persona preparada».
«Veo con mucha tristeza a mis padres y hermanos sufrir por la escasez de combustible, que lo encarece todo, por un cambio de dólares disparado y porque no se pueda comprar productos básicos»
De los dos candidatos a presidente, uno se autodefine como centrista, Rodrigo Paz, y el otro entronca más con la derecha liberal, Jorge, ‘Tuto’, Quiroga. El agregado de negocios de la embajada de Bolivia y encargado de la organización de los comicios en España, Rafael Arancibia, explica a 20minutos que se da la circunstancia de que en las elecciones de agosto la población dentro de Bolivia se inclinó mayoritariamente por el centrista Paz, mientras que los bolivianos residentes en España se decantaron por el candidato Quiroga.
«Ninguno son candidatos nuevos, son viejos lobos de política», describe el Ramiro Argandoña, el trabajador de la Fundación Acobe: «Todos han estado en funciones de Gobierno en algún momento y tampoco son garantía de nada, pero es que hay que elegir al menos malo«, considera.
Bolivia afronta el fin de una era
Como Argandoña y Gutiérrez, Gabriela Karen Peredo, boliviana de Cochabamba, de 33 años, que lleva año y medio en España, donde vino a estudiar un máster, cree que Bolivia afronta el fin de una era. Sobre el declive del partido de Evo Morales entiende que «falló, tuvo mala gestión económica, tomó malas decisiones y el resultado es lo que ahora vemos».
Argandoña coinciden en que el MAS, «al principio tuvo buenas ideas y propuestas, pero ya no se parece en nada a lo que fue». Por eso defiende que «el país necesita a alguien que piense por el bienestar de todos y no de unos cuantos». A su parecer, «hay gobiernos que solamente favorecen a una parte de la población, generalmente los más ricos y beneficiados, pero tampoco se puede gobernar solo fijándose en el pueblo indígena y olvidándose de que existimos bolivianos con otras características. Lo que queremos es que no fomenten la polarización que ya bastante daño ha hecho», reflexiona.
La joven boliviana, de los tres la que menos tiempo lleva en España, pide al nuevo gobierno «que tome acciones para reducir la corrupción y que resuelva una crisis que ha golpeado sobre todo al sector informal, al 80% de la gente, que vive al día con frustración, miedo y preocupación».
Peredo sí revela que votará por Jorge ‘Tuto’ Quiroga, el líder en las antípodas del gobierno actual, que ya fue presidente de 2001 a 2002 y se postuló a la presidencia en dos ocasiones más. Le parece que es quien «generará mayor estabilidad económica» y dice que debería «restaurar la estabilidad económica y asegurar la ‘canasta familiar’, mejorar la transparencia y confianza en las instituciones públicas».
Dora Gutiérrez, la hostelera que llegó en los años noventa con el boom de la emigración boliviana a España —país con la segunda mayor comunidad de expatriados bolivianos después de Argentina— cuenta que en los salones de sus restaurantes se palpa la honda preocupación por el país de sus compatriotas: «No por estar lejos de Bolivia nos olvidamos del aspecto político y social, somos bolivianos donde estemos».
La emigración boliviana se sigue dedicando, mayoritariamente, al servicio doméstico y a la limpieza, aunque las segundas generaciones y los recién llegados desarrollan carreras profesionales diversas: «Hay sanitarios, emprendedores o diseñadores de moda», explica Argandoña. En las elecciones de agosto, la participación rondó el 40% del censo, y para las de este domingo todo está preparado para que sean más, porque como dice Argandoña: «La gente es ahora más consciente de lo que se juega Bolivia esta vez».