Eli Caldas es la definición de ciclista. Milita en el Louriña (Kiwi Atlántico) porriñés para practicar ruta y gravel, además de estrenarse como piloto del invidente Antonio González y tener su labor profesional muy cercana a sus disciplina porque es nutricionista deportiva. Una vida alrededor de la bicicleta y “sí, en las salidas se me vienen ideas de lo que le tengo que recomendar a un corredor y otro”, admite. Piensa sobre ruedas.

Se da la circunstancia de que la madrileña, con familia en Cáceres, llegó esta campaña al Louriña, que en la formación femenina es Kiwi Atlántico, porque “hay pocos equipos a nivel español de ciclismo en carretera. Estuve buscando, tuve un par de propuestas y la mejor fue la del Louriña. Era la que cuidaba más de las corredoras y que ofrecía unas mejores condiciones. Venía de un conjunto en el que las ciclistas se tienen que pagar la licencia, la ropa, casi los viajes… Y te exigen como si fueras UCI. Yo soy nutricionista deportiva y cuanto más entreno, menos trabajo”. Tras pasar su primer año con los colores del conjunto porriñés, no duda en su continuidad para la próxima temporada: “Siempre recibí un trato muy cercano y pusieron las cosas fáciles. Incluso me dijeron de contactar con alguna otra corredora para compartir viajes. Pude hacerlo y es algo que suma mucho. Realmente, soy especialista en gravel y el planteamiento fue poder escoger el calendario e ir a tope en las carreras de carretera que me pidiera el equipo”.

Empecé en la bicicleta porque iba con una plegable a trabajar. Veinte de ida y otros tantos de vuelta»

Voy a seguir; recibí un trato cercano, me pusieron las cosas fáciles y elijo el calendario»

Llegué a crear geles propios, tuve que dejarlo y ahora colaboro con la marca Crown”
— Eli Caldas – Ciclista del Louriña

La fórmula resultó porque Eli Caldas finalizó segunda en la Copa de España de gravel y sexta en el Campeonato de España, además de tener buenos resultados en carretera. Todo ello en un día a día estresante porque “tengo que organizarme y reducir para pasar a llevar unos 40 o 50 corredores. Es lo máximo porque tengo que dedicarle media jornada. La otra media, para poder entrenar y ser competitiva”, explica la corredora del Louriña. De cara a 2026, desea reconducir su faceta profesional hacia la élite para “centrarme en los deportistas y no tanto en los casos de nutrición de otros aspectos. Voy a tener la colaboración con una marca de bicicletas y podría decirse que busco un equipo profesional o semiprofesional para llevarle la nutrición. No es fácil porque no todo el mundo se quiere comprometer durante toda una temporada con un plan”.

Un día a día estresante para la madrileña en el que la organización es clave. “Tengo clientes de Colombia y Uruguay”, explica y añade que “las horas más demandadas para las consultas son las que no coincidien con el horario de oficiana”. Así, encaja entrenamientos y algunos días está conversando con clientes a las once de la noche. Un malabarismo horario para la apasionada a la bicicleta que, contra todo pensamiento, descubrió su pasión de adulta.

En lugar de comenzar en la carretera o con la bicicleta de montaña, mi inicio llegó con una plegable. Hacía viente kilómetros para ir a trabajar y otros veinte para volver”, explica Eli Caldas. Poco a poco, comenzó a hacer kilómetros y kilómetros y la especialidad en gravel llegó porque “en Madrid apenas hay lugares para hacer btt y es peligroso ir en carretera. En las pistas de tierra, encontré el lugar donde exprimirme sin el peligro de ser arrollada por un camión o un coche”. Era una forma de matar el gusanillo mientras “no competía porque había pocas pruebas en el calendario femenino”.

Eli Caldas forma con Antonio González un tándem inusual, al ser piloto la corredora.

Eli Caldas forma con Antonio González un tándem inusual, al ser piloto la corredora.

De forma paralela creció la labor profesional de la deportista del Louriña. “Me fui especializando en dietética deportiva en el trabajo. Sumé todas las experiencias y esto despertó el monstruo que había en mí”, explica. Llegó al punto de que, poco a poco, “pensé en crear geles y barritas aprovechando todo el conocimiento que tenía”. Así, Eli Caldas sacó una propia marca con productos “a base de miel, dátiles, mijos y sal del Himalaya. Es lo que más evidencia científica tiene para el rendimiento”. Y descartó elementos de poca importancia o la cafeína porque “son productos que, para menores, pueden ser perjudiciales en la flora intestinal o la microbiota”. La aventura duró unos meses hasta que Eli Caldas sufrió un parón deportivo y personal. “Me caí, pasé por el hospital y también estuve un tiempo con depresión. No podía atender un compromiso con la empresa”, resume. Un paso atrás, pero que le sirvió para tomar impulso porque ahora colabora con la marca Crown, con la que “comparto filosofía” y, quien sabe, si recuperará sus fórmulas para la creación de geles y barritas. “Espero que sí y será con ellos”, amplía.

El particular ‘tándem volador’

Entre las muchas actividades de Eli Caldas, la última aventura consiste en ser piloto de tándem de Antonio González. “Hablando con él, se le deslizó que llevada cinco meses sin salir. Yo le dije que sería su piloto”, explica la del Louriña. Tuvo alguna reticencia por parte del propio Antonio, pero “le aseguré que aprendería y así fue. Fui hasta Granada para montar con él, que vive allí, y fue amor a primera vista”. De esta forma, hicieron kilómetros juntos pese a la distancia y “debutamos en la vuelta cicloturista a Ibiza. Antonio siempre me dice que soy como sus ojos”, amplía Eli Caldas.

Para el año 2026, ya tienen marcadas unas cuentas marchas más, pero no podrán competir de forma oficial porque “la UCI no permite parejas mixtas. Eso va enfocado a que no haya pilotos hombre tirando de mujeres, que sería desvirtuar completamente la competición”. Quién sabe si la experiencia de Eli Caldas y Antonio González sirve para cambiar la normativa. “Ojalá”, expresa la del Louriña. Mientras, disfrutan de hacer una gran pareja y única. Y, en el plano deportivo, “como soy más ligera que un hombre, vamos bastante rápido cuesta arriba. Damos un buen nivel”.

La madrileña del Louriña, con un gel de su propia creación en 2024.

La madrileña del Louriña, con un gel de su propia creación en 2024.