Juan Calderón

Domingo, 19 de octubre 2025, 00:35

La vida le dio una segunda oportunidad a Jonathan García el día que se sometió a un control médico antes de comenzar una nueva temporada como árbitro. Exjugador, gran deportista y muy malaguista, pensaba que sería algo rutinario, pero las cosas no fueron como esperaba. En ese momento saltaron todas las alarmas y posiblemente aquellas pruebas le salvaron de la muerte. Dos años después y tras dos operaciones de corazón, este fuengiroleño de 30 años volvió la semana pasada a dirigir un partido de Tercera FEB. Atrás quedaba la etapa más compleja de su vida, una difícil recuperación en la que tuvo que aprender a respirar y en la que incluso llegó a despedirse de sus seres queridos. Ese impacto físico y emocional que vivió le cambió perspectiva de la vida. «Uno de mis retos era volver a arbitrar. He visto la muerte muy cerca. Me siento afortunado de estar rodeado de la gente que tengo al lado. Tengo una visión diferente de la vida, trato de reír más y trato de querer más», explicaba emocionado durante el encuentro de SUR.

La patología que tenía Jonathan García era muy particular. Una de las válvulas de su corazón era bicúspide, con dos salidas, por lo que le faltaba una. Es algo frecuente y muchas personas pueden tenerla sin darse cuenta, pero en determinados casos de riesgo elevado se aconseja la operación, que en su caso fueron dos. Aquel diagnóstico fue en 2022, pero tras un seguimiento, los médicos que lo trataban optaron por la intervención.

«El año pasado me confirmaron que la insuficiencia había crecido. La válvula, al funcionar mal lo que hacía es que segregaba sangre hacia el interior del ventrículo y este se me inflamaba. Llega un momento en el que la operación es la única salida, porque no puedes hacer una vida normal. El baloncesto, por medio de la Federación Andaluza te abre unas puertas gigantes. Sabía que me tendría que operar, pero nunca se sabe que el futuro va a ser tan cercano», explica sobre el proceso que ha seguido.

Jonathan García, durante su partido de regreso a las pistas.

Jonathan García, durante su partido de regreso a las pistas.

SUR

El momento más complejo es cuando ese futuro del que hablaba se convirtió en presente. Aquella conversación con el cirujano y los lógicos miedos de entrar en un quirófano para una intervención compleja se le han quedado gravados. Y es que l protocolo que se sigue es duro, pues hay que romper el esternón, un hueso que protege órganos vitales, pero que también es el punto de anclaje para los músculos respiratorios y del movimiento de los brazos. Todo llegó de golpe. «Ves la posibilidad de la muerte. La suerte es que entré en lista de espera y en noviembre del año pasado me operaron. El 7 fue la primera intervención y el 14, la segunda. Te rompen el esternón y la recuperación es básicamente de eso más que de la intervención del corazón. La válvula cuando se cambia, funciona perfecta. El problema es el hueso. La recuperación del esternón es dura, porque no sabes respirar. Tus pulmones tienen que aprender a hacerlo otra vez. Andaba diez metros y me cansaba. Iba a la farmacia y me tenía que sentar en un banco. Me pasé varios meses como una persona de setenta años. Los médicos te lo dicen, pero otra cosa es vivirlo», cuenta durante la charla que tuvo lugar en la sede de SUR. A Jonathan lo operaron dos veces porque uno de los puntos que sujetaba la válvula que le colocaron se había soltado. Dos operaciones en menos de una semana. Esto estaba totalmente fuera de guión previsto, pero esto no frenó sus ganas de volver al deporte y, especialmente a arbitrar partidos de baloncesto. «Siempre he sido un friki del deporte. He jugado toda mi vida al baloncesto y lo dejé con 18 años por una tendinitis en la rodilla, fíjate, nada con lo que he tenido ahora. Me metí en el arbitraje por casualidad. Ahora con 30 años me encanta el deporte. Me encanta el Málaga, el crossfit… En lo único que pensaba era en volver a hacer deporte y el baloncesto es una parte de mí. No quería dejar el baloncesto por nada del mundo». Y el ansiado momento del regreso llegó el pasado 6 de octubre, 541 días después de haber tenido que parar. Jonathan dirigió el partido de Tercera FEB entre el Salliver Fuengirola y el Novaschool. Había pedido ese partido para poder volver en su pueblo y delante de su familia. La Federación Andaluza y el Ayuntamiento de Fuengirola reconocieron su afán de superación con un bonito homenaje. Fue la prueba de fuego emocional.

«He visto la muerte muy cerca. Ahora tengo una visión diferente de la vida, trato de reír más y trato de querer más»

«Me aguantó el corazón, pero no pude aguantar las lágrimas. Volver a arbitrar ha sido una experiencia muy bonita. A veces es ingrato porque hay momentos difíciles. Tienes que saber mantener la compostura y saber que estás en un partido, que tienes que aceptar las críticas. Intentamos enseñar a los novatos que la gente es libre de opinar lo que quiera, tenga o no tenga razón. Es satisfactorio si te gusta el baloncesto. El arbitraje hace que veas el baloncesto desde el mejor punto de vista, como es estar ahí con los jugadores en la pista. Es algo que sólo nosotros tenemos la oportunidad de disfrutar», explica con ilusiones renovadas este malagueño al que el baloncesto se puede decir que le ha salvado la vida.

Reporta un error

Límite de sesiones alcanzadas

El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.

Por favor, inténtalo pasados unos minutos.

Volver a intentar

Sesión cerrada

Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.

Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¿Tienes una suscripción?