Domingo, 19 de octubre 2025, 21:20

La segunda novela histórica de Iñaki Zugarrondo (Pamplona, 1993), ‘Águila negra’, ambientada en la Navarra de 1194, bajo el reinado de Sancho VII, rescata la figura de Martin Ttipia, tenente de Vitoria durante la ofensiva castellano en el asedio de la villa que duró ocho meses. Esa ofensiva castellana lo presenta habitualmente como un héroe que ahora vuelve a saltar a las páginas literarias con el relato de este joven autor que ha ejercido como guía turístico en Roma y Pamplona. «En estos dos últimos años los he empleado casi al completo en la capital italiana. En mi trabajo, como en la escritura, puedo decir que me siento un afortunado pues todo pivota en torno a mi pasión, que es la historia».

Acerca de Ttipia destaca que es uno de «esos personajes que no han tenido la relevancia o reconocimiento histórico que merecen», apunta el escritor, que destaca que era uno de los «nobles navarros más probados en el campo militar del reino de Navarra». «Fue el propio rey Sancho, ante la inminente ofensiva castellana de 1199, quien lo nombró tenente de Vitoria-Gasteiz trasladándolo desde San Juan de Pie de Puerto, donde ejercía como tal», ahonda Zugarrondo, que también lleva la tinta a vivencias de personajes como el propio Sancho VII, Berenguela de Navarra, o los monarcas Pedro II de Aragón y Alfonso VIII de Castilla, junto a otros personajes ficticios que animan diferentes tramas del libro. Episodios como la Batalla de las Navas de Tolosa también se ficcionan en este volumen editado con el sello Grijalbo. Las iglesias de Santa María y San Miguel aparecen como algunas de las localizaciones.

Zugarrondo considera que la rendición de Vitoria fue «el colofón a la conquista castellana y un duro revés para el reino de Navarra, pues supuso la pérdida de un tercio de sus dominios y su salida al mar». La figura de Ttipia ha sido reivindicada en los últimos años en diferentes publicaciones, así como por la asociación cultural que lleva su nombre. De hecho, el Ayuntamiento de la capital alavesa cambió la denominación en 2014 de las traseras de Fray Zacarías Martínez, entre el palacio de Villa Suso y el cantón de La Soledad, que pasaron a llamarse Espacio Martín Ttipia.

– El libro combina rigor histórico con intriga y ficción. ¿Cómo maneja ese equilibrio entre documentación y libertad creativa para no traicionar los hechos, pero a la vez mantener atrapado al lector?

– Como dices, intento siempre mantener el mayor rigor al relatar los hechos históricos que conocemos gracias a las crónicas, documentación o hallazgos arqueológicos, aunque es el autor quien debe construir la personalidad, diálogos y situaciones en las que se ven envueltos los protagonistas, ya sea Sancho, Berenguela o Chipia, por ejemplo. Es cierto que las tramas paralelas y los personajes ficticios, o los acontecimientos que quedan dispersos ente la niebla de la realidad y el mito, son los que permiten en ocasiones imprimir un ritmo mayor y dar rienda suelta a la libertad creativa, con giros inesperados, tramas de espionaje, traición… Pero, en muchas ocasiones, la historia misma nos regala sucesos que en sí mismos son vibrantes y cargados de acción, como son la defensa de Vitoria o la batalla de Las Navas de Tolosa. O de intriga, como las lealtades cambiantes entre los reinos cristianos, los pactos ocultos, las traiciones y los juegos de poder.

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